Quatre.

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No es como si YoonGi estuviera a propósito sentado junto a la ventana de su habitación.

No era como si quisiera ver al chico Sol otra vez, jugando en el jardín.

Suspiró con pesadez y de un chasquido de sus dedos, su habitación se iluminó con pequeñas lucecitas simulando luciérnagas. Era una de las pocas cosas que podía hacer por su inevitable don.

Apoyó su cabeza en el gran ventanal, y justo ahí, vio como Hoseok salió de su casa con el cachorro en sus manitos.

Observó como se sentaba en el pasto, y jugaba con el pequeño animalito.

Sin darse cuenta, una de sus luces se escapó por la parte abierta de su ventana. Flotó de manera que su dirección fue directamente hacía Hoseok y para cuando YoonGi lo notó, fue demasiado tarde.

La luz revoloteaba al rededor de Hoseok, quien la miraba como si fuera lo mejor del mundo. Como si tuviera una estrella bebé para él solo.

Cuando ésta se posó sobre la nariz de Hoseok, haciendo que estornudara por la pequeña sorpresa, el chico azulado sólo se retorcía de ternura aún mirando a través de la ventana.

Una vez más, el de cabellos caramelos miró en su dirección, saludando al mayor con una de sus manos antes de dejar ir la pequeña luz que volvió a YoonGi.

YoonGi sólo volvió a cerrar la cortina.

-' Colours ♡ yoonseok '-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora