Capítulo I: Los refugiados |Editado|

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     "Los refugiados"

      Seguíamos corriendo, nuestras vidas dependían de ello, de qué tan lejos podíamos llegar. Corrí por entre unos edificios que se caían a pedazos, era de noche y aún había personas  tratando de salvarse al igual que yo. Mi cuerpo se sentía pesado y mi pecho ardía por la falta de oxígeno y las bocanadas exageradas de aire que tomaba, para seguir con mi mini-maratón. Llegué a lo que parecía ser una guarida subterránea, me escabullí y a duras penas entré. Mi cabeza daba vueltas y sentía que mis piernas temblaban por haber estado corriendo como poseso. Sentí más respiraciones en el lugar, por lo que al girarme hacia el sonido, se encendieron varias linternas apuntando hacia mi cansado rostro.

    —¿Quién eres? —Preguntó una voz de fondo. Suave, pero demandante.

    Mientras regulaba mi respiración me di el lujo de enjugar el sudor de mi frente con las mangas del suéter. Mi cabello negro se encontraba apuntando hacia todas las direcciones posibles seguramente.

    —Dylan. —Dije sin más.

    —¿Qué eres, Dylan? —Volvió a preguntar.

    —Un humano —Respondí —y les agradecería que quitaran las luces de mi cara, porque es molesto.

    Mi plegaria fue escuchada, y uno de ellos encendió una antorcha pequeña dejándola en el centro. A mi alrededor había cerca de 15 personas. Algunas con poses defensivas, otros, simplemente de espectadores.

    Un chico se acercó a mi y me analizó, el color de su cabello no lo alcanzaba a notar, pero sus ojos sí, llevaba consigo una linterna, por lo que al encenderla junto a mi rostro pude ver claramente un par de iris color cielo, era unos centímetros más alto que yo, por lo que debía alzar un tanto la mirada, el color de sus ojos me resultaba agradable, reconfortante, me hacía recordar cielos despejados y mares calmos, y extrañamente, sus ojos o su expresión, no lo sabía con exactitud, se me hacía muy familiar.

    —Tus ojos se ven extraños, Dylan —Habló, su voz aterciopelada acariciaba mis oídos. Sólo atiné a mirarlo. Un poco de pánico en mis ojos tal vez y el verde opaco, desparramado, nada de otro mundo.

    —Si lo vas a hacer, hazlo rápido, Demian, no queremos ver como lo besas, iugh —Volví a escuchar, me volví hacia la voz, una chica de cabello corto se tapaba los ojos.

    Espera, ¿Qué?

    Y antes de poder decir nada, o siquiera darme cuenta, una mano tomó mi barbilla y me giró, era él, Demian, que se acercó rápido a mi rostro con una ligera sonrisa llena de picardía, su boca tocó la mía y mis ojos se abrieron a más no poder, tomó entre sus labios mi labio inferior y tiró ligeramente de él, apenas y succionando un poco, estaba seguro que el pánico se reflejó en mis ojos, porque los suyos me observaron risueños, como riéndose de mí. Sentía como si mi corazón tuviera un eco de lo rápido que iba, pero intenté no tomarle importancia, me separé rápido y me pegué contra una pared cualquiera, sólo quería estar lejos de ese chico. Y de su tacto.

    —Un Divis-medio, tiene el alma agrietada, pero no corrompida —Dijo sin más, con una ceja alzada, burlándose de mi vergüenza. —impresionante —dijo con sarcasmo.

    Puto.

    —Eres... un... brujo —Dije lentamente, recuperando la respiración y compostura.

    —Soy un brujo —Dijo restándole importancia, por un momento me asusté de verdad. Brujos no eran siempre buena señal. Teniendo en cuenta de cómo iban las cosas afuera.—A tus órdenes, juguetito. Aunque no soy el único. —Dijo apuntando a la chica anteriormente nombrada.

    ¿Y por qué no me besó ella?

    Y como si hubiese leído mi mente dijo —Lo hice yo, porque hicimos "piedra, papel o tijera" y perdí, pero no me quejo. —Sonrió.

    ¿Okey?.

    Nota mental: Dylan, aléjate de ese sujeto.

    Rodé los ojos y observé a mi alrededor, la mayoría de las personas que se encontraban ahí eran adultos, sólo habíamos cuatro jóvenes, yo, el burro por delante, la chica de la que aún no sabía el nombre, Demian y otro más, según lo que apuntaban las linternas era de cabello y ojos oscuros, alto, fortachón y de piel acaramelada, la chica, en cambio, era alta, de cabello negro corto, ojos rojos, seguramente lentes de contacto, de piel blanca y expresión neutra.

    —¿Cómo llegaste aquí? —Preguntó una señora.

    —Sólo corrí y cuando vi este lugar, me metí como pude.

    La señora asintió un poco dudosa y me indicó que me sentara junto a ellos, lo hice gustoso, necesitaba descansar.

    —¿Quiénes son ustedes? —Pregunté yo.

    —No sé si llamarnos refugiados, fugitivos, o de algún otro modo, pero no somos de aquí, de hecho veníamos escapando de otra ciudad. ¡Ah!, y me llamo Marlene, lo siento no me he presentado. —dijo avergonzada, le sonreí para tranquilizarla. —Esa bruja que ves allá —Apuntó a la chica de pelo corto — es Andrea, a Demian ya lo conoces y el otro chico se llama Valentino.

    Asentí lentamente, tratando de procesar la poca información.

    —¿Por qué están con brujos? —Pregunté antes de acobardarme.

    —Esto dará para rato, Marlene, deja que yo le explique —Dijo Valentino, causándome un escalofrío general. Me giré hacia él y le observé, sus expresivos ojos mostraban curiosidad, pero también inseguridad, no sabía si era bueno contarme la verdad, y lo entendía, ¿Quién quisiera hacerlo? Y más a un alma rota.

    Se acercó a mi lado con un suspiro y se sentó, Marlene se levantó y con los demás desaparecieron por un, aparentemente, largo y oscuro pasillo, aún no era prudente encender las luces.

    En el lugar quedamos los cuatro jóvenes, Valentino a mi derecha, Andrea a mi izquierda y Demian al frente.

    Era el momento perfecto para aclarar toda esta mierda, y joder que quiero respuestas.

💞💞💞

    Este es el primer capítulo:)

    Les pido, que si ven alguna falta ortográfica, por favor la marquen, con un comentario o algo y será arreglada inmediatamente.

   ¡Desde ya, muchas gracias!

Almas a color /BL [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora