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Hacia un tiempo ya que aquiles se hallaba infiltrado en la ciudad perdida. actualmente su objetivo a corto plazo era escabullirse hasta la sala de los libros sagrados y robar los secretos de la diosa kisar,pero para conseguir esto, debía pertenecer a la familia encargada de aquel templo, osea enamorar a helea y recibir la clave sagrada para entrar a tan secreto lugar.

fue una decisión que aquiles medito por un dia entero, pero al final termino desviando por esta variable, ya que aunque consiguiera matar a todos los encargados, no podría hallar el cuarto sagrado por mas que buscara, aquel templo era un laberinto.

la joven helea caminaba rumbo al bosque, ya habia terminado su jornada en el templo, estaba libre de salir a distraerse.

-aquiles-grito la chica-¿en donde estas?-agrego.

-aqui-aviso justo después de aparecer de entre el bosque y sorprender a helea.

-ahh.....aquiles sabes que no me gustan los sustos repentinos-se quejo

-aw vamos claro que no, se lo mucho que te gustan mis bromas-musitó burlón.

la chica no dijo nada.

ambos caminaban  como de costumbre hacia el horizonte como cada tarde desde hacia bastante, hasta llegar a una pequeña meseta en la que sentarse uno al lado del otro.

en silencio, sin decir una palabra, hablaban con las cortas miradas entre ellos , y asi duraron unos minutos hasta que al fin helea se decidió a tomar la mano de aquiles.

El rubio sonrió, màs, otro sentimiento nacía dentro de el.

-aquiles...creo que...ya es tiempo de que te diga que...que yo...yo..yo estoy enamorada de ti...-dijo con nervios.

aquiles una vez mas sonrió y se acerco a ella para fundirse en un beso.

-(¿..que estoy haciendo...?)-sus besos se tornaban cada vez mas intensos,y sus manos poco a poco fueron tomando protagonismo en el suceso, desnudando con delicadeza el cuerpo de la joven.

-umnh a..aquiles-articulo despojando a  aquiles de sus ropas.

Ahora cuerpo con cuerpo, piel con piel, el se poso justo encima de ella, y con ferocidad  le devoro con la mirada.

helea solo miraba con asombro a la bestia que tenia encima, mientras con salvages embestidas, le hacia suya.

-unmhn...a...aqui..-gimió incapaz de decir algo mas.

-eje...¿te gusta?(porque....¿porque me siento tan...tan extraño?)-el sentimiento una vez mas empezaba a atormentar al rubio, un sentimiento que nunca antes habia conocido.

Miraba el rostro agitado de la chica, pero de momento cerro sus ojos y solo vio un rostro conocido, como una fantasma del pasado que, era su motivación para seguir con todo esto.

-pa...troclo...-dijo con voz muda justo antes de acabar.

***No

la mujer a su derecha yacía plácidamente durmiendo, esbozaba una sonrisa, parecía complacida.contrario a ella aquiles mostraba un gesto serio y sin gracia, pero era normal, después de todo un sentimiento de culpa le carcomio por dentro desde el momento en que se  enrrollo con aquella mujer.

-(¿porque he de sentirme asi?,¿que significa sentir culpa asi de la nada? que acaso...¿es un pecado acostarse con una mujer y complacerle?)-las dudas se acumulaban en su mente y le provocaban una fuerte jaqueca-tsk...solo terminemos con esto-determino empezando a vestirse.

en su mano llevaba la llave del cuarto sagrado, la cual obtuvo al hacerse con unas particulares ropas que usaba helea bajo la toga de sacerdotisa aprendiz.

Además, anteriormente habia conseguido sacarle la suficiente información como para saber con certeza cual era la puerta en las que se encontraban dichos libros. Todo estaba listo.

-manos a la obra-dijo estando justo frente al templo, y con la luna de testigo, se lanzo hacia la puerta.

con suma cautela, el Semidiós se deslizo por las sombras del edificio, evito derribar las muchas estatuas y, esquivo la mirada de el guardia que custodiaba la sala de los libros secretos.

entonces aquiles, sin titubear se poso justo detrás de su unico obstáculo y, aprovechando que este estaba medio dormido, le clavo su daga en la garganta, eliminando sus probabilidades de fracaso.

ahora con mas libertad, abrio la gran puerta para encontrar frente a el una mesa con solo tres libros viejos y polvorientos, y a su derecha una especie de arco.

no se lo pensó dos veces y lo tomo entre sus escurridizas manos.

con las manos empapadas en sangre aquiles salio del templo, con rumbo a la selva que por tanto le habia ocultado.

-ya falta poco....resiste...patroclo-

Este solo seria el comienzo de una búsqueda aun mas peligrosa.




El amor en los tiempos de grecia [aquilesxpatroclo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora