El amor en los tiempos de grecia [aquilesxpatroclo]

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Ya era hora, subirían a esa cueva sí o sí, la determinación en los ojos de Aquiles lo dejaba en claro.

Sin embargo Necro se hallaba un poco inseguro; allá arriba, fue donde una vez el ser que lo engendro, lo abandonó una vez... A su suerte, y no solo eso, el gran problema era que fuese como fuese su lugar no era en esa tierra con humanos, estaba muy marcado por la.maldad de su madre como para hacerlo.

Aunque en otra estancia aún no tenía ni la menor idea acerca de cuál era el objetivo del rubio allí.

— bien, es hora, vamos a subir allí— musitó Aquiles con una sonrisa en la comisura de sus labios, pero contrario a esto una afilada expresión se formó en su mirada.

Necro le miraba, intentando analizarlo...debía aprovechar el númerito de niño inocente para poder gamars la confianza del aventurero que cada vez parecía ser más de lo que demostraba a simple vista.

—¿ Ya estás listo?— Aquiles era ahora quién lo tenía entre cejas, acaparandolo totalmente con solo sus ojos...esos ojos penetrantes...eran un tanto atemorizantes, poco a poco amilanaban al pobre chico.

—eh...si, si pero dime ¿Cómo haremos para escalar eso? — Cavilo el menor.

—Pues simple...para eso estoy yo.— la sonrisa de Aquiles se ensancha, Necro tiene un mal presentimiento...

Piel con piel, Necro se sujetaba a la espalda del rubio, casi pudiendo saborear aquel dorado cabello ; pero los  movimientos de Aquiles era constante, aveces bruscos.

— A-aquiles...ten c-cuidado— El pequeño cerraba sus ojos, temeroso sin mirar lo que pasaba abajo.

Las lágrimas brotaron por un instante, nunca había hecho algo así.

Era nuevo en esto.

Un rápido movimiento de parte de Aquiles  les hacía subir...luego bajar por el impacto.

Un pequeño dolor, a Necro no le gustaba mucho esto, pero no había opción. Sin embargo, para ser honestos, aferrarse a Aquiles de esa manera...sentir el latir en su palpitante pecho, y pegar su cuerpo al suyo...era una sensación agradable, porque sabia que de otra manera no podría hacerlo.

En efecto, Necro no se despegaba de el rubio, estar más cerca los volvería un sólo ser... Pero ¿Que otra cosa esperar de un niño de 6 o 7 al que le dan miedo las alturas?.

Solo contaban con la luz del sol para poder ver el entorno, así que Aquiles no tuvo de otra que llevar Necro en sus espaldas, mientras que él escalaba.

Podía ser pesado aveces, pero era su única opción; de los dos solo el chiquillo sabía cómo llegar a la cueva.