Cuando abrí mis ojos esa mañana, no vi a Lauren a mi lado. Inmediatamente fruncí mi ceño y de un brinco me levanté. Abrí la tienda y salí. Me puse mis botas negras y me dispuse a buscar a mi novia. La fogata estaba apagada. Solo quedaban los trozos de algunas ramas a medio consumir y la ceniza negra seguía humeante. Las carpas de mis compañeros seguían intactas. No se veía ni un alma. El cantar de las aves y el murmurar del riachuelo era todo lo que escuchaba. El frío de la mañana me abrazaba haciendo que un escalofrió recorriera mi espina dorsal.
— Camz. — dijo mi novia.
— ¿Dónde estabas? — Me tranquilicé cuando la vi salir de los arbustos.
— Tenía que ir al baño, pero como no hay baños... Tú entiendes.
— Entiendo. — Sonreí porque me causaba ternura ver como mi novia daba explicaciones.
— ¡Buenos días! — Escuché la voz de mi hermana que provenía desde su tienda.
— Buenos días. — Dijimos Lauren y yo casi al unísono.
Después de un rato, decidimos preparar el desayuno. El cual era: galletas de las mismas que nos había sobrado de la noche anterior y café fresco que preparamos Blake y yo usando agua del riachuelo. Nos sentamos en el suelo alrededor de la fogata para hablar.
— ¿Cuál es el plan? — Preguntó Wells, el policía.
— Caminaremos hacia el norte. — dije mirando mi arrugado mapa. — Ahí el camino se volverá un poco más difícil y en dos días subiremos al paramo.
La verdad era que se volvería mucho más difícil. Tendríamos que caminar por inclinadas pendientes y caminos escarpados con nuestras pesadas pertenencias a cuestas. El ambiente frío lo haría un poco más fácil, pero no si llovía.
— ¿Nos podemos quedar otro día aquí? — Dijo Lauren.
— No es mala idea. — La apoyó mi hermana.
La excusa de ellas era descansar para tener suficientes fuerzas para lo que se vendría. Lastimosamente, ese día de descanso no nos preparó para lo que estaba por suceder. Pasamos el gran parte del día jugando en el pequeño riachuelo. Los chicos tomaron las piedras más grandes y las pusieron en los lugares estratégicos simulando una pequeña represa. Lauren y yo tratamos de pescar con ramas y gomitas, pero no lo logramos.
Ese día almorzamos un par de latas de sardinas. Como postre comimos manzanas que Wells había llevado consigo y de beber tomamos cerveza que Ally había llevado.
— Es una lástima que Dinah no haya podido venir. — Dijo mi novia.
Dinah, la mejor amiga de Lauren, no pudo asistir con nosotras porque se había enfermado la noche antes de que el viaje empezara. Aunque, a decir verdad, yo no me creía la supuesta enfermedad de Dinah. La chica era más de estar en centros comerciales perfectamente maquillada. Dinah no era una persona de exteriores.
— Es una pena. — Contesté. Entonces me senté junto a mi novia bajo un enorme árbol de eucalipto. Apuesto que el inmenso árbol tenía más años que Lauren y yo juntas. — Por lo menos tu apartamento no estará tan solo.
— Me gustaría llamarla para saber cómo se encuentra.
— La recepción es nula aquí. — Le dije. — Si quieres una barra de señal, tienes que caminar veintisiete kilómetros al sur.
Eso era alarmante. En ese momento no había pensado lo importante que era tener recepción. Estaba tan empeñada en alejarme de la civilización que no busqué planes secundarios para comunicarnos con quien sea en caso de emergencia.
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Perdidas | Camren
FanfictionUno de mis pasatiempos favoritos cuando era adolescente era tomar mi mochila e irme a explotar la enorme reserva natural que esta cerca de la cuidad. Tenía cierta fascinación por atravesar, y soportar desiertos y nieve. Caminar entre la acumulación...