Día 14

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El problema de una empinada subida, es tener que bajarla. Y aún más cuando el camino es un risco escarpado. La mayoría de las piedras estaban sueltas; lo que significaba que si daba un paso en falso, me podría doblar un tobillo. Una torcedura o un hueso roto, en nuestro caso, significaría el final. Sin embargo, el lugar tenía la vista más espectacular. Estaba feliz por ser testigo de tan magnifico e imponente paisaje. Antes de que fueran las 7 AM, desayuné mi barrita de proteína y tomé un par de tragos de agua. Ese día estaba motivada porque finalmente encontramos una dirección a la que podíamos seguir. El sur. Empecé a descender por el escarpado camino. El día era soleado, por lo que me aterraba que las escasas reservas de agua no fueran lo suficientes para Luke, Lauren y yo. Nuestra próxima prioridad era conseguir agua fresca. Al llegar al paso del acantilado, volví a ceñir mis pertenecías a mi cuerpo.

— La clave es no mirar hacia abajo. — Me aconsejé. — Tú solo ignora que un paso en falso significaría caer más de cien metros. Ignora eso Camilita.

Para distraer mi mente del peligro, empecé a cantar una canción. Heartburn de Architects. Esa canción se la había dedicado a mi novia tiempo atrás. Me hacía sonreír tararear tal melodía mientras con cuidado daba cada paso en el borde de la monstruosa caída. Recordaba el día que le había dedicado esa canción a Lauren.

"Quema todo lo que tienes y déjalo todo atrás. Pierde todas las inhibiciones. Me quedaré con el desastre que hiciste y lo haré hermoso".

— ¿Por qué te asusta volver a salir con alguien? — Le pregunté a la joven mientras me acostaba sobre mi espalda para ver mejor el cielo. Recuerdo estar esta tarde con Lauren en la azotea de su apartamento con el propósito de despejar la mente. La joven manejaba demasiado estrés siendo profesora de español y literatura de dos institutos. Y yo estaba cansada con la facultad.

— No quiero volver a decepcionarme. — Lauren mantenía su mirada puesta en el enorme firmamento.

— Es injusto. — Dije sin apartar la mirada de las esponjadas, distantes y pálidas nubes. — Pierdes la oportunidad de volver a querer a alguien, solo por un idiota que fue un mal momento para ti.

— No lo había pensado así. — Confesó la de ojos verdes.

— Te propongo algo. — Después de meses de ser solo amiga de Lauren, finalmente me había animado de intentar ser algo más que una buena amiga.

— Soy toda oídos. — Por un momento, Lauren dejó de ver el cielo, para conectar sus imponentes ojos oliva con los míos.

— ¿Si te digo que conozco a alguien que moriría por salir contigo, le darías una oportunidad?

— Eso depende de muchas cosas, Camz. — Contestó la joven quien aún seguía tumbada a pocos centímetros de mí sobre la sabana azul. Después de una corta pausa, la chica de tez blanca continuó. — Depende de si tenemos química o no.

— Yo creo que si la tienen. — Me arriesgué a decirle sin atreverme a aceptar de que estaba hablando de mi misma.

— Depende de si podemos tener un futuro.

— Apuesto a que sí lo pueden tener.

— También depende de si me quiere de verdad o si solo es atracción física. — La joven volvió a poner sus ojos en el cielo dejando un silencio expectante.

— Apuesto todo lo que tengo a que te quiere de verdad y no es solamente atracción física. — Le aseguré mientras contemplaba su perfecto perfil. Por primera vez, le aceptaba mi enamoramiento a Lauren. Blake y Ally lo sabían desde hacía meses cuando nos empezamos a volver más y más amigas. A partir del día en que la joven profesora me llamó para ir por pollo frito, nos volvimos mucho más cercanas, pero sin sobrepasar el límite de la amistad.

Perdidas | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora