DÍA 13

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La noche anterior difícilmente levantamos nuestro campamento en la empinada ladera. Nuestras tiendas quedaron ladeadas por lo inclinado del lugar. A la medianoche, Lauren estaba prácticamente durmiendo sobre mí. El frío fue otra cuestión que no nos permitió tener un plácido sueño. Era increíble como podíamos sentir el gélido ambiente penetrarnos hasta los huesos. Nos dolían las extremidades y eso nos impedía caer profundamente.

Esa mañana, me levanté antes de que los primeros rayos del sol se colaran por las copas de los árboles. El dolor en mi cuello me punzaba terriblemente cuando salí de mi carpa tratando de estirar mis músculos; tal vez había dormido en una mala posición, o era a causa del estrés que estaba experimentando. Empecé a masajear el lugar del dolor, pero descubrí que solo lo estaba empeorando. A mi mente regresó Ally junto con la imagen del trapo ensangrentado que habíamos encontrado. Entonces, mis ojos amenazaron con volverse a llenar de lágrimas. La noche anterior había llorado en mi tienda pensando en mi mejor amigo y en mi hermana. Los recordé en medio del frío de la madrugada y lloré en silencio; o tal vez no fue tan silencioso mi llanto ya que Lauren terminó consolándome en sus brazos.

Esa mañana sentía mucha hambre y cansancio. Sin embargo, lo que más sentía era la culpa. Toda esa pesadilla estaba pasando por mí, porque yo fui quien los había llevado a acampar. Yo me encargué de descargar el mapa de internet. Yo animé a mi novia a pasar tiempo en la naturaleza. Yo me encargué de conseguir los permisos en el trabajo para Blake y para mí. Yo invité a mi hermana. Y por mi culpa Dinah, la mejor amiga de Lauren, casi hace parte de ese angustioso viaje.

— Gracias al cielo se enfermó. — Pensé en la chica polinesia. — O gracias al cielo fingió estar enferma. — En ese momento sonreí al pensar en la buena suerte de la amiga de mi novia.

Me quedé un buen rato sentada bajo un enorme árbol de la empinada colina. Esa noche tratamos de encender una buena fogata, pero todos los intentos fueron en vano ya que la leña esta verde y húmeda. Supuse que a eso se debió el frío de la noche anterior. Después de un tiempo, Luke salió de su tienda con su cabello despeinado. El chico empezaba a tener un color blanco enfermizo y su barba estaba muy larga y sucia. Tenía enormes ojeras bajos sus ojos cafés claros y su ropa estaba muy mugrienta. Yo no me podía ver, pero estaba segura que lucía peor que el joven policía. Lauren por su parte, no lucía tan mal como Luke. La joven se veía cansada, pero conservaba la tranquilidad en su semblante.

— Hoy nos espera una terrible subida. — Blake miraba con tristeza la cuesta que debíamos empezar a trepar. — Al parecer se vuelve más inclinada a cada metro.

— No creo que logremos subir la montaña en un día. — Estaba consiente que el ascenso sería muy demandante y mucho más con nuestro pesado equipaje. A eso se le sumaba nuestro mal comer y nuestra escasa fuente de agua.

— Ni yo lo creo.

— El problema será tratar de levantar el campamento cuando el suelo este más empinado. — Suspiré mientras veía el terreno que nos esperaba. — Será imposible dormir más arriba dentro de una carpa.

— No había pensado en eso. — El joven se veía preocupado por nuestra situación. — ¿Qué hacemos entonces?

— Tengo una idea, pero no le gustará a Lauren.

— ¿Cuál es la idea? — El joven me miró con curiosidad.

Para antes del mediodía, nosotros teníamos que haber levantado el campamento, si queríamos continuar. Sin embargo, las tiendas seguían de pie en la ladera. No me había atrevido a decirle el plan a Lauren. Me asustaba su reacción. Puede que lo que habíamos hablado Luke y yo fuera arriesgado, pero era lo mejor para nosotros.

Perdidas | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora