DÍA 5

4.1K 301 71
                                    

Como si estuviéramos pasando la noche dentro de un refrigerador, así se sentía la madrugada de aquel día. Luchaba para conciliar el sueño, pero cuando cerraba mis ojos lo único que podía pensar era en nuestra situación. Constantemente giraba y giraba en mi saco de dormir. Estaba desesperada.

Después de incontables intentos de conciliar el sueño, decidí salir de la comodidad de mi tienda. Acomodé mi suéter antes de poner los pies en la fría y húmeda tierra. Cuando hube estado por fuera lo que divisé me pareció aterrador. No había absolutamente nada. Todo estaba cubierto por un aterrador velo de densa oscuridad. Ni siquiera se divisaba la luz de una tímida luciérnaga. El cielo estaba tan negro que parecía el más profundo abismo.

— ¿Cómo fue que terminamos así de perdidos? — Le pregunté a la nada como si ella tuviera todas las respuestas a mis inquietudes. — Seguíamos el puto camino. Lo estábamos siguiendo ¿Cómo nos perdimos? — Continúe dejando preguntas en el ambiente. Rasqué mis ojos con fuerza. En el momento no lo quise admitir, pero estaba asustada.

Entonces escuché sonidos muy cerca de mí. No lograba divisar que era lo que los producía, pero podía apostar que era un búho típico de la zona. No me alarmé. Por el contrario, me mantuve firme escuchando mi alrededor.

— ¿Qué se supone que debo hacer?

Al cabo de unos largos minutos, volví a mi tienda porque no soportaba el frío de las dos de la madrugada. Iluminé mi camino con la pantalla de mi teléfono celular. Teléfono que ni siquiera tenía una pequeña barra de recepción. Estábamos completamente incomunicados. Y tristemente, estábamos más jodidos de lo que pensábamos.

— ¿Amor? — Preguntó Lauren con su voz más rasposa de lo normal.

— Sí. Soy yo bonita. Todo está bien. Continúa durmiendo

— ¿Me abrazas? — Preguntó cómo niño que súplica por un juguete.

— Claro mi amor. — Entonces saqué mi brazo de mi saco de dormir y rodee a mi novia en un intento de crear calor cuerpo con cuerpo.

— ¿Qué hacías afuera? — Susurró contra mi cara.

— Estaba pensado.

— ¿No me dirás en que pensabas? — Preguntó.

— Pensaba en lo que pasó ayer y en que no puedo esperar para encontrar a Ally.

Después de eso, Lauren dejó de hablar. Sentí como su respiración se hacía más calmada y su cuerpo se relajaba entre mis brazos. Se había dormido a media conversación, un gesto tan típico de ella. Me quedé en silencio dejando suaves caricias sobre su cabello mientras ella dormía profundamente.

Supuse que solamente había logrado dormir tres horas. La espalda y las piernas me estaban matando. Estaba empezando a sentir el rigor del cansancio. Antes de las 6:00 AM salí de mi bolsa de dormir, pero antes, vi como mi novia estaba enroscada como un pequeño gatito en su saco de dormir. Su cara angelical se veía tan hermosa. Tanto así, que tomé mi teléfono celular y capturé el mágico momento. Mi teléfono estaba a mitad de batería por eso opté por apagarlo hasta nuevo aviso.

Vi que nuevamente era la primera en levantarme. Sentí un terrible vacío en mi estómago al no ver la tienda de mi hermana al lado de la de Wells. Antes de que mis ojos se llenaran de lágrimas, aparté la mirada en dirección contraria. Lo que encontré fue la abundante y confusa acumulación de árboles. Las aves empezaban a cantar con fuerza y el frío y la humedad de la mañana, parecía cubrir todo el ambiente.

— ¿Ally dónde demonios estas? — Le pregunté a la nada.

— Espero que estén bien. — Contestó una voz a mis espaldas.

Perdidas | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora