DÍA 16

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La noche anterior, no encendimos fogata porque ninguno de los tres quiso hacerlo; tan pronto levantamos el campamento, yo me metí a mi tienda a llorar. Lauren esa noche no durmió abrazada a mí. Sabía que algo no estaba bien, pero a pesar de eso, no hice nada. Otra larga noche en la que no pude dormir. El gélido frío parecía que se hacía más intenso cada noche que transcurría. Extrañaba la comodidad de mi cama, la comida de mi nevera, el agua del grifo, inclusive extrañaba los regaños de mi hermana. Extrañaba que Ally se enojara porque yo bebía la leche directamente de la caja o por dejar mi ropa sucia junto con la limpia. Extrañaba a Allyson. En ese momento ya la había dado por perdida. La intensa noche transcurrió con más lentitud que las otras quince noches.

Esa velada Lauren no me abrazó. Las caricias de Lauren brillaron por su ausencia. Sabía que algo andaba mal con ella. Sin embargo, opté por no hacer ningún comentario sobre el tema. Culpé el cansancio y el dolor que las perdidas conllevan. Pero en el fondo sabía que no era nada de eso.

Cuando puse mis pies fuera de la carpa, lo primero que divisé fue la espesa niebla típica de la mañana difuminándose entre las copas de los robles. Era el mejor lugar para despertar, sino estuvieras perdido y muriendo de sed.

—El agua será una prioridad. — Le informé al policía.

— Ni que lo digas. — Me dio la razón el hombre de la espesa barba castaña.

No hablamos mucho esa mañana. Era un efecto secundario que el cansancio incluye. Nos dispusimos a levantar el campamento. Para ese punto, las frutas que había recolectado estaban mermando. Lo que significaba que pronto tendríamos que asegurarnos de conseguir comida. Cuando estuve doblando la tienda, divisé con el rabillo de mi ojo como Lauren secaba una lágrima de su mejilla al tiempo que ponía su morral sobre sus hombros. Lauren estaba llorando. La entendía porque hasta yo quería llorar en ese momento. No me detuve a preguntarle si se encontraba bien ya que sabía la respuesta. No obstante, no era la respuesta que yo esperaba después de todo.

Continuamos caminando hacia el Sur, aunque, a decir verdad, descansábamos más de lo que caminábamos. No teníamos nada de motivación. El silencio yacía como un fantasma en medio de la confusa arboleda. Ni siquiera el silbido de las aves se escuchaba en el cúmulo de árboles. Los tres miembros de la aventura caminábamos en una fila india; siendo Luke Wells el primero en la línea, seguido por mi persona y finalmente Lauren quien estaba rezagada por varios metros. Dado al silencio, podía notar que mi novia se estaba tropezando con casi todo obstáculo que se encontraba en el pantanoso suelo. Aquello no era propio de Lauren. Si bien no era la más experimentada aventurera, tampoco era la más torpe.

Ahí tomé la decisión de detenerme y descansar junto a mi novia. La miré y sin usar palabras, le ofrecí el último trago de mi cantimplora.

— No. Tómalo tú. — Dijo mi hermosa novia, quien para entonces tenía unas enormes ojeras. Su demacrada mirada era viva prueba de lo que habíamos estado viviendo durante todos esos días.

— Amor, tómalo tú. Yo estaré bien.

— Con suerte conseguiremos un arroyo si seguimos caminando. — Dijo Luke. El policía era el más optimista frente a los hechos. Nunca pareció darse por vencido a pesar de la situación.

— Esperemos que sea así, Luke. — Dije, a lo que el chico sonrió.

— ¿Saben? En casos extremos, podemos llegar a beber nuestra propia orina. Es asqueroso, pero nos podría salvar la vida.

— ¡Luke cállate! — Dijimos Lauren y yo al tiempo. Aunque fue muy efímera, esa fue mi primera sonrisa en varios días.

Luego del merecido descanso, continuamos avanzando en la espesa arboleda. Para ese entonces, el paisaje estaba cambiando frente a nuestros ojos. Los árboles y arbustos parecían estar mucho más separados los unos de los otros dejando colar los tímidos rayos del sol. El plan por el que caminábamos se empezó a convertir en una pendiente, lo cual, era muy motivador aunque no supiéramos lo que significaba.

Perdidas | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora