Capítulo 2

471 41 9
                                    

Después de un rato preferí subir a mi habitación, no tengo ánimos para esto. Hubiera preferido que mi cumpleaños pasara desapercibido.

Ya es media noche y por lo que veo los chicos no piensan irse, al menos ellos la están pasando bien, a parte no ha dejado de llover ni un segundo, supongo que se quedaran a dormir.

Mi plan de escapar no está resultando nada bien, todo está en mi contra.

Me dejo caer en mi cómoda cama, necesito pensar en un nuevo plan, no voy a regresar a ese lugar.

Me levanto para dirigirme a la pequeña terraza, no me importa mojarme, saco de mi cazadora un cigarro y mi encendedor, lo enciendo y le doy una profunda calada, cierro los ojos disfrutando de la sensación de tranquilidad que me da, justo lo que necesito.

Me recargo en el barandal, la lluvia ha cesado un poco.

Camino de vuelta a mi cuarto, tomo mi celular y un abrigo.

Al bajar, me encuentro con los chicos platicando y riendo. No se han dado cuenta de mi presencia, la casa es bastante amplia, la puerta de la entrada está al otro extremo, así que puedo salir sin que se den cuenta.

Como puedo trato de salir sin ser descubierta, cuando estoy por abrir, siento una mano en mi hombro. Ronnie.

Que suerte la mía.

— ¿A dónde vas? —pregunta con una ceja enarcada.

—h-mmm yo iba a dar una vuelta. —digo insegura.

—si fuera un adulto responsable probablemente no te dejaría salir, pero no lo soy. Así que diviértete. —me guiña un ojo.

Sonrió. —gracias tío Ronnie.

Me alejo rápidamente, para que nadie más se dé cuenta. Como mencione la calle está prácticamente desierta.

El frio viento hace que mis cabellos revoloteen por todos lados. Suspiro pesadamente y acomodo sin mucho esmero mi abrigo para resguardarme del frio.

Camino tranquilamente, tomo mis audífonos y mi teléfono de mi mochila, Dive in de Pierce the veil empieza a sonar. Adoro esa canción.

Me he alejado bastante, llevo caminando más de media hora. La batería de mi teléfono ha muerto, así que guardo mis audífonos y celular en el bolsillo de mi cazadora.

A pesar del clima es una hermosa noche, amo esta sensación de libertad y tranquilidad, extraño sentirme así.

Quizá esta es la oportunidad que estaba buscando para huir, pero aunque me duela admitirlo no tengo a donde ir, no tengo dinero ¿Dónde podría pasar la noche?

Frustrada, mejor decido regresar, doy media vuelta y camino de regreso, no he caminado ni cinco minutos, cuando siento unos pasos detrás de mí, volteo insegura y no encuentro nada. Probablemente son mis nervios.

Sigo mi camino ahora camino con más prisa, ya que estoy segura que alguien me sigue,  lo escucho.

Vuelvo a voltear y lo que temía, me encuentro con una silueta algo alta  con un abrigo negro y una gorra que no me deja ver el rostro, está a unos cuantos metros de mí.

Mi corazón está por salirse de mi pecho. Necesito tranquilizarme, quizá estoy actuando paranoica, probamente va a la misma dirección que yo.

Paro en seco y al voltear noto que la persona también lo hace. No puedo ver su rostro, ya que ahora bajo la cabeza.

Definitivamente no son mis malditos nervios. Un loco esta acechándome.

¿En que estaba pensado al salir a estas horas por mi cuenta? Ah cierto, ni siquiera estaba pensando.

Empiezo a trotar o mejor dicho correr, escucho sus pasos muy cerca, corro aún más rápido, empiezo a cansarme rápidamente. Que buena mi condición física. Maldita sea.

Llámenlo instinto de supervivencia, pero aunque mis piernas están matándome, corro aun  con más urgencia.

Ya estoy cerca de mi casa.

Veo mi hogar a unos cuantos metros, miro hacia atrás y el tipo ya no está.

Mi respiración está muy acelerada, así como el latir de mi corazón.

Mis manos tiemblan, pero como puedo saco las llaves y me dispongo a abrir, cuando estoy a punto de cerrar la puerta y resguardarme en la seguridad de mi hogar.

Veo algo que me deja helada. O mejor dicho alguien.

Está parado a unos cuantos metros, debajo de un árbol. Se quita el gorro y nuestros ojos conectan.

Un escalofrió me recorre, me quedo inmóvil, sin poder creer lo que veo.

Oliver me ve fijamente, una sonrisa extraña se dibuja en su boca.

Quizá esto es mi imaginación.

Esto no puede ser real.

El sigue en prisión, Danny me lo acaba de decir. Falta un año y 2 meses para que salga.

Probablemente es producto de mi imaginación, o de cansancio, o tal vez producto de  los antidepresivos, ¿verdad?

Es absurdo. Lo sé.

Estoy demente, pero no tanto.

La puerta de la casa se abre, revelando a Austin bastante molesto con Alan a su lado. Los ignoro y cuando vuelvo mi vista hacia Oliver, ya no hay nadie.

¿Cómo es que se pudo ir tan rápido?

Creo que ahora si he perdido la cabeza...

Don't Go (Oliver Sykes Y Tu) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora