Capítulo 2.

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Derek estaba a unos metros de la casa del Seriff Stilinski, estaba cuidando de Stiles a distancia, la última vez que lo vió desprendía un olor a tristeza, desesperación, cansancio, estrés y eso por solo decir unas.

Ya era de noche, las luces de la casa estaban apagadas, y su oído no detectaba nada más que uno que otro grillo o un animal pequeño que salía a cazar.

Se estaba quedando dormido, hasta que el grito de Stiles lo puso alerta, se paró de dónde estaba y escuchó.

Era lo mismo que desde hace dos días, dos días donde lo vigilaba y pasaba eso, gritaba y en ocasiones lloraba.

Le destrozaba el corazón verlo así.

Ya en la el seriff se había marchado hace unos minutos y Stiles iba por su desayuno.

Lo veía bajar por las escaleras y marcharse en dirección a la cocina.

Todo iba bien, no había tenido un ataque de panico así que sí, estaba llendo bien.

Miraba al castaño con curiosidad, este se dirijó a la televisión e hizo algo, sonrió, cómo haciendo algo tan común se veía tan lindo?

Después escuchó que la taza de café se le caía, y miraba con cierto miedo la televisión, ¿Qué le daba miedo? Los del reportaje siempre decían que los del equipo que no recuerda su nombre siempre perdían.

Todo sucedió tan rápido, el olor a sangre llenó la casa y entró en pánico, desde donde estaba no veía a Stiles, lo quería ayudar, pero cómo lo haria sin que se diera cuenta? Por la ventana de la habitación del castaño obviamente que no.

Encontró la manera de colarse por la cocina, fue al baño y buscó unas vendas, alcohol y fue arriba, le dejó una nota en la puerta de su habitación y en el suelo cosas para curarse, oyó los hipidos y quejidos lastimeros del castaño, él solo se marchó afuera y espero a que Stiles la recogiera.

Adiós Beacon HillsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora