Capítulo 3

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Llevo las manos a mi cara para cubrir mi rostro avergonzado. Jamás creí que Anny nos vería de esa forma, pero al menos fue ella y no otra persona. Espero que al menos haya visto cuando me negué a besarlo pero ante la presión de su lengua buscando abrir la mía fue inevitable no seguirle el ritmo a esa boca tan diestra para hacer perder la cordura. ¡Ay no! De seguro también vio cuando acercó su mano a mi trasero y lo apretó con tanta fuerza que no pude evitar jadear ante su infernal contacto y su mano abriéndose paso en mí. Ruego que haya decidido quedarse hasta que reaccioné y le di dos bofetadas.

—Lo siento, en este momento debes de pensar que soy la peor persona del mundo. —Me lamento

—¡Jamás! —dice enseguida —. Te conozco tanto como si te hubiese parido y sé que eres una joven maravillosa de la cual estamos orgullosos. Estoy segura que todo debe tener una explicación y entenderé si no quieres decírmelo.

Afirmo con mis ojos cerrados y mordiendo mi labio inferior presa de muchas emociones.

—Tuve sexo con él en una discoteca —digo de una vez por todas —. Antes era un desconocido de solo un rostro pero ahora ya tiene nombre. Pero te juro que no sabía que tenía novia y menos que sería Mónica. Comprendería si estás molesta.

—Quiero que entiendas algo Emi, Mónica es mi amiga de años pero tú eres mi hija —afirma mientras toca y aprieta mi mano. Mis ojos empiezan a nublarse —. Siempre voy a estar de tu lado hasta donde sea razonable pero quiero que siempre me digas la verdad. Y a todo esto ¿Qué pasó con tu novio?

A Anny si le había contado de Nicolás porque sentía que era algo importante para comunicárselo al menos a alguien de la familia que no fuera papá.

—Resultó ser un maldito —digo con amargura —. Lo peor de todo es que aún lo sigo queriendo aunque lo odie.

—No te pongas así mi reina, de esos hay muchos y no vale la pena llorar por alguien así.

—Pensé que me ocurriría como a papá y a ti y seríamos felices para siempre.

Anny sonríe.

—Pues no hay un felices para siempre porque todas las parejas se pelean y a veces lamentablemente has tenido que presenciar alguna de nuestras discusiones aunque lo evitemos a toda costa.

—Pero la mayor parte del tiempo se pelean por pequeñeces o por Alan pero es evidente que se aman.

—Bueno eso sí. Pero quiero que entiendas que no todos los hombres son buenos y sinceros como tu padre, la mayoría y más que nada los más jóvenes no miden cuánto daño hacen pero lo que sí quiero saber es que si al menos usó protección.

—Si —digo rápidamente y veo que el alivio se refleja en su rostro.

—No te puedo juzgar porque yo también me enamoré locamente de tu padre y dejé de ser virgen justo a tu misma edad, pero prométeme que no vas a volverte a involucrar con él. Créeme que te entiendo muy bien y ahora entiendo también la preocupación de mi madre —suspira —, recuerda que algunos hombres intentan aprovecharse. No todos respetan o están dispuestos a asumir responsabilidades. Eres muy joven y tienes una vida por delante. Prométeme que me vas a contar todo y que antes de que intentes cometer alguna locura por favor dímelo para aconsejarte, sabes que tienes una amiga aquí y aunque no soy tu mamá te quiero como si fueras mi hija.

—Eres mejor que mi mamá tenlo por seguro.

La abrazo con fuerza y ella acaricia mi espalda y besa mi cabello. En Anny aunque la odié al inicio cuando empezó a vivir con nosotros con el tiempo comprendí que he encontrado la madre que siempre quise tener a mi lado. Permite que tenga confianza en ella y cuando no es nada grave no le comenta a papá logrando que tenga confianza en ella.

Quiero vivirlo... no importa si me arrepientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora