¡Menos mal que estoy con Tatiana!

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Al otro día, por fortuna, Alfonso, el hermano de Tatiana, no se opuso a que ella me acompañara. Luego de cambiar en el centro comercial la tablet por el mouse, llegamos a las cuatro de la tarde al apartamento. Lo primero que hice fue subir a devolverle el mouse a Carlos, pero no estaba.

Preparamos unas hamburguesas y nos pusimos a jugar con la playstation, pronto olvidé todo el rollo del día anterior y nos dió la una de la madrugada, entonces decidimos que lo mejor era irnos a acostar; estaba muy cansada pero contenta; pronto me dormí, y del abismo de mi inconsciente surgió la imagen de Carlos cambiando de puerto el mouse.

─¡Camila! ¡Camila! ─susurraba Tatiana mientras me sacudía para despertarme─. ¡Alguien está en la sala! 

Antes de la TragedíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora