Bipolares decisiones.

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Andrew pov.


—¿Por qué no me dijiste que estaban en la pizzería?— Pregunté un poco enfadado.

—¿Era necesario?— Matthew me miró serio— Si te lo decía te ibas a querer ir y no era la idea.

—Bueno, ¿ya qué?— Suspiré— ¿Vamos a mi casa?

—Sí, vamos.

Matthew y yo comenzamos a tomar rumbo a mi casa.

En el camino le pregunté a Matthew si él tenía el libro, para analizarlo un poco antes de que el profesor nos mandara el guion por el correo, a lo cual respondió que sí y me lo entregó.

Mientras seguíamos caminando comencé a leer el libro, para saber un poco como era.

—Este libro es.... Demasiado— Hablé aún leyendo el libro.

—Lo sé, yo ya lo leí.

—¿Cuándo lo leíste?

—Hace unos años, creo que 2, más o menos— Respondió Matthew.

—¿Por qué motivo?— Pregunté sorprendido.

—Me pareció interesante y escuché que había sido un libro que había marcado en la historia, así que lo quería leer. Y como las primeras páginas me parecieron buenas, leí el resto del libro— Rió.

—¿En serio te gustó esto?— Reí— A mí me está costando un montón leerlo.

—No es la gran cosa. Es sólo una novela gay. Imagina que el pasivo es una mujer y listo— Seguía riendo.

—Pero ¿el pasivo no es el conejo?— Me paralicé al leer quién era quien.

—Bueno... sí— Rió con más ganas.

—Voy a matar al profesor— Cerré el libro y continué caminando, bastante molesto.

Llegamos a mi casa y entramos.

Dejamos los bolsos en la entrada y fuimos a la sala de estar.

—Déjame buscar la laptop, tal vez ya mandaron los guiones— Fui a la escalera para subir.

—Vale.

Fui al piso de arriba para buscar la laptop. La encontré y comencé a prenderla mientras bajaba las escaleras.

—Aquí están— Coloqué la laptop en la mesita que había en la sala y me senté en el piso, al frente de ella.

—¿Son complicados?— Preguntó Matthew sentándose a mi lado, pero muy cerca de mí.

Me sonrojé un poco.

—No— Mi voz estaba un poco temblorosa.

—Tanto el tuyo como el mío son fáciles— Matthew seguía leyendo— ¿Comenzamos?— Volteó a verme, quedando cara a cara, haciéndome retroceder rápidamente.

—S-Sí— Hablé notablemente nervioso— Déjame enviarlos a imprimir y subir a buscarlos a la impresora.

Toqué el botón para imprimir y me levanté para dirigirme hacia arriba, donde estaba la impresora.

La impresora estaba en el cuarto de mi hermano mayor, Bruce.

Entrar en ese cuarto siempre me había costado demasiado, ya que, de todos mis hermanos, la ida de Bruce fue la que más me afectó. Cada vez que entraba en su cuarto recordaba con más fuerza a mi hermano y eso siempre terminaba lastimándome.

Contigo A Mi LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora