enredos de amor

Capítulo 4: Un nuevo comienzo

Mientras guardaba mis cosas para el viaje, encontré muchas cosas que ya debía tirar a la basura, así que juntándolas a todas en una bolsa y me fui a dejarlas en el contenedor de papeles que se encontraba en el jardín. Me iba a regresar a mi cuarto nuevamente cuando a lo lejos vi que mi hermana Graciela salía misteriosamente, sin embargo no se dio cuenta que la estaba observando.
Me acerqué a ella y le pregunté a donde iba pero su respuesta fue tan común que no se me hizo extraño, solo iba a despedirse de sus amigos.

Volví a mis cosas pero no me di cuenta que el tiempo había volado, eran prácticamente las ocho de la noche pero empezaba a preocuparme ya que Graciela, no llegaba aún y yo tenía mucha hambre. Sé que podía hacerme mi propia comida, lo que no me gustaba era comer sola y siempre nos acompañábamos las dos.

Me senté un momento a descansar, cuando de pronto escuché la puerta y salí a verla sin embargo me llevé una sorpresa, estaba toda su ropa sucia ¿Qué le había pasado?

Kitita: ¿Qué te pasó? – pregunté curiosa y sorprendida
Graciela: nada hermana – me dijo con una media sonrisa y subió a su habitación a empacar sus cosas que no lo había hecho durante la tarde que desapareció.

La sentía extraña, no era así y es que algo me anunciaba que hizo alguna travesura como siempre, solo rogaba que papá no se enterara.
Kitita: te esperaba para cenar – dije algo divertida.
Graciela: oki, ahora bajo a cocinar algo – me contestó muy concentrada en lo que hacía.
Kitita: jijiji no te preocupes, yo pensaba en ir a comprar, ya que tienes mucho por hacer. Déjame que me encargo jijij – respondí feliz.

Como sabía que tenía mucho que hacer, decidí ir yo por aquellas cosas, tome un suéter, el dinero necesario y salí de casa a un supermercado cercano que había en el sector.
La noche estaba tranquila y no había nada extraño de que temer, así que cantando felizmente caminé unas cuantas cuadras para llegar al lugar donde iba a comprar la comida.

Me aproximaba ya al supermercado cuando pude notar como el dueño del local se despedía y dejaba a su empleado que terminara su horario de trabajo y que cerrara el local. Antes de que lo hiciera, entré y tomé lo que necesitaba, dos sopas instantáneas, dos botellas de jugo de fruta, mis galletas de chocolate que no podían faltarme, pero al ir a pagar todo me llevé una gran sorpresa que me hizo temblar, una voz tan conocida hizo que fijara mis ojos en aquella persona.

X: ¡hola preciosa! Nunca pensé volverte a ver y me parece que tenemos algo pendiente – me dijo aquel hombre que hace tres años atrás me marcó la vida.
Llena de miedo, quise retroceder pero antes de salir de aquel lugar, rápidamente el impidió que abriera la puerta.
Kitita: ¡Romeo! Tu y yo no tenemos nada pendiente, lo que me quisiste hacer ese día fue tu peor canallada y no sabes cuánto te odio. ¡Déjame ir! – grité desesperada tratando de alejarme de él, pero mientras más retrocedía, el avanzaba más y más hasta que finalmente me terminó acorralando en una esquina

Romeo: tranquila, no te voy a hacer daño. Me porté muy mal contigo hace años, pero es que realmente me gustabas – no sabía si me estaba hablando con el corazón o solo era una trampa para caer en su juego. – déjame que te muestre mis sentimientos

Lo miré asustada y al ver como se aproximaba a mis labios, con mucha fuerza lo tiré hacia un lado, boté el dinero sobre la caja registradora y me llevé mis cosas para salir corriendo de ahí. Ya no soportaba que otra vez se vuelva repetir la misma historia.

Corrí lo más lejos que pude, sin embargo pasos antes de llegar a casa, las lágrimas invadieron mis ojos, los recuerdos volvieron a mi cabeza y aquellas sensaciones en mi piel me hacían temblar de miedo. Intenté recomponerme ya que mi hermana muy preocupada me observaba desde la puerta de salida.