Capítulo 2: Un gran secreto

22 6 3
                                    

Narra Kitita…

Esta mañana no ha sido como las anteriores, no sé porque pero de alguna u otra forma sentía que algo iba a pasar. No le tomé importancia y seguí durmiendo hasta que Graciela, mi hermana mayor se le ocurrió despertarme con un grito que por poco me sacó el corazón.

Graciela era la hermana rebelde de la familia, no le gustaba mucho seguir las reglas de casa y siempre seguía lo que su corazón le dictaba y ese carácter lo había heredado de mis dos padres. Me gustaba su forma de ser, alocada y divertida, hacía amistades inmediatamente, lo contrario a mí, que soy una persona algo tranquila y solitaria, pero no siempre fui así, todo cambió desde “aquel día”.
Cuando mamá murió para todos fue un golpe extremadamente duro, en especial para mi padre, quien se volvió aún más estricto de lo que ya era.

Mamá fue una persona muy tierna y noble, le encantaba muchísimo la música y creo que por ahí fui sacando sus dotes y Graciela, los de mi padre, al que siempre le ha encantado la arquitectura.
Papá nos amaba mucho, pero nos educaba con mucha rectitud, algo que a mi hermanita no le gustaba tanto y siempre terminaba haciendo las cosas a su manera, sin embargo para mí, era muy normal, me portaba bien, como niña buena que no da dolores de cabeza a su padre.

Esa mañana Graciela y Yo fuimos a clases, sin imaginarnos que serían las últimas que recibiríamos en la universidad. Después de la gran jornada de clases, mi hermana y yo regresamos a casa, donde nuestro padre nos esperaba con una noticia inesperada y que desde la mañana estaba presintiendo algo similar.

No era costumbre que nuestro padre llegara temprano a casa, por lo general siempre trabajaba hasta muy tarde. Lo saludamos en coro y en medio de risas, lo seguimos al despacho. Al escucharlo hablar seriamente, no pudimos evitar sentir nervios y es que las únicas veces que se ponía de esa forma era cuando Graciela hacía algo malo o alguna travesura de las que solía hacerlo siempre y por ende le daba dolores de cabeza a papá.

Kitita: ¿Qué hiciste Graciela? – pregunté divertida
Graciela: Nada aún jajajaja – me contestó con esa mirada pervertida que solía tener.

Ambas nos sentamos frente a él con mucho temor, el ambiente se había vuelto muy tenso y a las dos el corazón nos latía muy rápido, hasta que finalmente aquel odioso silencio se rompió con aquella noticia inesperada.
A papá lo habían ascendido en la empresa y ahora era el director general y eso significaba que ya no lo veríamos frecuentemente, sin embargo le felicitamos, ya que se lo merecía, pero esas felicitaciones al instante se convirtieron en más sorpresas ya que al instante nos dijo que tendría que viajar a Corea del Sur.

Gritamos con sorpresa ya que eso significaba que tendría que viajar, sin embargo eso no era todo, antes de armar un gran escándalo, terminó diciéndonos que nos iríamos con él, tendríamos todo listo, casa, auto, piano, en fin muchas cosas más, entre ellas, nuestra universidad estaba completamente pagada hasta que termináramos la carrera.

Por un momento sentí que era una buena idea, pero a la vez me sentía muy triste y creo que Graciela también lo sintió en algún momento. Dejar esta casa no estaba en nuestros planes y es que aquí habíamos vivido muchas cosas junto a mamá y eso nos ponía muy nostálgicas.

Aunque Graciela, quiso impedir aquellos planes, papá la calló diciendo que era por nuestro bien.  Al final y con mala gana mi hermana terminó aceptando, ya que yo no tenía problema en irme, quizás conocer otro lugar sería lo mejor para mí y sobre todo para olvidar lo que hace tanto tiempo me había pasado, lo que me marcó la vida y de lo que nunca me había atrevido hablar a nadie.

Padre: ¡hija! ¡Kitita! ¿Por qué te has quedado callada? – me preguntó serio al ver mi mirada perdida
Kitita: ¡estoy de acuerdo en irnos! Aunque extrañaré este lugar, pero es mejor irnos. ¡Papá! ¿podríamos adelantar el viaje para mañana?  – comenté nostálgica.
Graciela: ¡estás loca! ¿Qué te sucede? – me gritó furiosa mi hermana
Kitita: si nos vamos a Corea, sería mejor ir con tiempo hasta para conocer el lugar ¿no crees hermana? – respondí con una tierna sonrisa.
Padre: ¡tiene razón Kitita! Prepararé todo para irnos mañana por la tarde – contestó feliz.

Aunque nosotros estábamos felices pero Graciela no lo estaba y era comprensible. Subió a su habitación y con un fuerte golpe cerró la puerta.
Subí a mi habitación y me puse a empacar lo que llevaría, lo más necesario y mientras guardaba las cosas, encontré algo que me hizo recordar mi trágico día.

Flashback
Era mi último año de secundaria, tenía diecisiete años y era una niña soñadora, que le encantaba divertirse de lo más normal, reírse con sus amigos de muchas cosas, era muy abierta con las personas y no era tímida como mi presente, sin embargo ese día algo tuvo que marcar la diferencia.
En mi salón estaba el niño más popular de toda la secundaria y todas morían por estar con él, excepto yo que pasaba desapercibido para mí y lo odiaba por ser tan egocentrico. Alto, rubio, de ojos castaños pero quien iba a imaginar ser el más patán de todos, él que solía jugar con las chicas solo para divertirse y al parecer yo era de las que estaba en su lista de apuesta.

Romeo: eres la niña más hermosa que he visto y sé que no te he puesto atención – dijo coqueto
Kitita: esto es extraño ¿Por qué me estás hablando? Yo no soy de tu tipo y tampoco eres el mío. Debo recordarte que te odio – respondí nerviosa
Romeo: ¡lo sé! Eres una niña preciosa y sensual – comentó cínicamente mientras me presionaba contra su cuerpo y eso me estaba incomodando ya que era muy extraño que de la nada me hablara así.

Kitita: ¡déjame! ¡No me toques! – gritaba angustiada y desesperada por salir de su agarre que me estaba asustando mucho.
Quise alejarme de él, pero no me lo permitió sino que sin pedirme permiso me besó a la fuerza y con sus manos empezaba a tocarme, algo que lo sentía demasiado atrevido.
Con mucha fuerza lo empujé lejos haciendo que se lastimara en las sillas del salón. Salí de ese lugar hecho un mar de lágrimas e intenté buscar a mi hermana para irnos juntas a casa.

Desde ahí cada noche lloraba y aunque trataba de olvidar lo que sucedió, yo no quería volver a la secundaria nunca más. Mi único refugio fue la música, quien me salvó en ese momento.
Fin flashback

Aquel día me marcó mi vida y desde ahí, dejé de ser la niña amigable, sociable que era para convertirme en alguien tímido y centrado en las cosas que le importaban, mi piano, mi hermana y mi padre.
Cerré mi equipaje y antes de irme a dormir, boté aquellas cosas que me recordaban ese momento horrible.

Graciela: ¿Por qué quieres irte ya? – me preguntó mi hermana desde el lumbral de la puerta algo confundida.
Kitita: ya le expliqué a papá – respondí mientras trataba de ocultar mi rostro para que no se diera cuenta que estuve llorando.
Graciela: pero tengo que despedirme de mis amigos, quedamos en ir a una fiesta mañana – reclamó triste – ¿y tú no piensas despedirte de tus amigos?

Kitita: lo hago mañana en la mañana y se terminó. ¿Qué con eso? Además no tengo muchos, solo dos – respondí fría.
Graciela: ¿Qué pasó con mi hermana que le gustaba socializar? ¿Por qué te volviste de la nada así tan solitaria? – volvió a preguntarme seria. – sé que lo de mamá nos afectó, pero ella hubiera querido verte feliz, y mírate ahora, mamá no te dejó así, a ella le encantaba verte sonreír, salir con tus mejores amigos, no verte encerrada en una habitación con un piano mientras te destruyes

Sé que le dolía verme así y también a mí verla de esa forma, pero es que no quería contarle nada, sin embargo en mi interior sabía que era tiempo de hacerlo. Ella me miró triste al verme llorar y sin preguntar nada me abrazó muy fuerte.

Graciela: ¡soy tu hermana! Tienes que confiar en mí y te voy a ayudar – me susurró muy tierna
Kitita: ¡ok! Te voy a contar y si no lo dije antes fue porque mamá estaba enferma, además todo acabó un par de días después. Hubo algo que me hizo cambiar y desconfiar de todo. – dije nerviosa
Graciela: ¡dime! ¿Qué sucedió aquel día?

¿Ella por fin romperá el silencio?

enredos de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora