Capítulo 8: Amigos del Corazón

18 3 2
                                    

Estaba tan frágil ese momento, que sentí mucha pena. Sus manos estaban lastimadas de tantos golpes que había dado a la pared, su rostro estaba lleno de lágrimas, sentía la necesidad de abrazarlo pero sabía que no me lo permitiría, corrí a tomarle sus manos y tratar de que no se siguiera golpeando.

GD: sabes que te puedo lastimar – trató de ser el mismo hombre frío de siempre, pero no le salió, sus palabras ahora iban acompañadas de dolor.
Kitita: ¡confío en ti! Sé que no lo harás – respondí con una sonrisa, a la cual el correspondió aunque sea unos segundos. – Ahora quédate quieto que te vendaré tu mano – dije nerviosa y es que su cercanía me estaba causando escalofrío pero no de miedo.
GD: ¿Te doy lastima? – volvió a preguntarme serio

Quise contestarle la verdad pero lamentablemente el momento fue interrumpido por mi hermana que inesperadamente apareció. Estaba demasiado enojada que tomó del cabello a Ji Yong y con fuerza lo tiró contra la pared.
Le suplique que lo soltara, algo que no sonó muy bien para ella y con mucha decepción lo hizo y se fue furiosa.
No me gustaba ponerme nunca en contra de mi hermana, pero esta vez tuve que hacerlo. Ji Yong no era una mala persona y su agresividad era solo una pantalla para ocultar un dolor profundo de su pasado.

Kitita: ¿estás bien? – dije preocupada mientras me acercaba a él, pero nuevamente me rechazó.
GD: ¡no te metas en mi vida! – me gritó y empujándome hacia el frío piso, se fue sin importarle nada.

Estaba segura que pensaba abrirme su corazón aunque fuera un poco, pero creo que al final decidió no hacerlo, por mi hermana. Ya no importaba nada, él se había ido y por más que deseaba seguirlo ya no podía, debía limpiar todo el salón.

Una hora después…
Estaba muy cansada, ya no tenía fuerzas para nada. Como ya era muy tarde, pensé que mi hermana había venido por mí, sin embargo no hubo rastro de ella ni su auto. Tomando un taxi me dirigí a casa, donde me esperaba un problema aún mayor. ¿Qué me diría mi  hermana ahora?

Entré a casa y las únicas que salieron a saludarme fueron dos hermosas cachorritas blancas, Fresh Poodle. Algo extraño ya que antes no estaban, sin embargo una nota en cada collar de aquellas bolitas de pelos, decía algo importante.
“para mis hijas, Graciela y Kitita, de su padre“.

Aunque no sabía cuál era para mí, el hecho de tener mascotitas, me hacía sentir feliz. Les di un tierno beso a ambas y tiré mis cosas al gran sofá, las tomé a las dos con cuidado y fui a hablar con Graciela, que creo que ya ella las habrá visto.

Kitita: hermanita, viste lo que papá nos dejó, son hermosas – grité feliz pero ella no me daba ninguna respuesta. Intenté abrir la puerta pero estaba con llave. – Graciela, ¿podemos hablar? – volví a preguntar pero ella seguía en silencio aun así tenía que saber la razón por como defendí a Ji Yong – Sé que estás molesta, pero Ji Yong no es malo. Se esconde detrás de esa actitud algo muy doloroso, lo siento. Hermana, no quiero estará así contigo, ¿puedes abrirme la puerta por favor?

Creo que el único ruido que se podía escuchar en ese silencio era la de los grillos en el jardín. Solté a las cachorritas y dejé que se fuera para yo quedarme sentada al pie de la puerta, esperando que ella saliera a verme, pero eso nunca pasó.

La noche estaba cayendo y yo aún seguía sentada en la fría baldosa del pasillo. Dejé que pasaron algunos minutos más y en vista de que ella no abriría, me levanté y con un suspiro de tristeza, me retiré a mi habitación.

Ya no había manera de hablar con mi hermana, estaba realmente mal que no pude contener mis lágrimas y solamente me recosté para así finalmente quedarme totalmente dormida.
Como el profesor no nos había dejado tarea, me levanté primero a hacer el desayuno y aprovechar en hablar con ella, sin embargo cuando fui a despertarla, me encontré con su cama muy bien hecha, como si no hubiera dormido en casa.

Kitita: ¡Gracielaaaaaa! – grité desde el pasillo, pero no hubo contestación alguna.
Bajé nuevamente a la sala y me acerqué a la ventana cuando me di cuenta que su auto no estaba y eso significaba que se había ido y sin mí. 

Me sentí triste pero entendía su actitud, ella quería protegerme y que no se repitiera lo que hace años pasó conmigo y Romeo. Miré mi reloj y en vista de que se me hacía tarde, tomé una ducha rápida, me maquillé un poco, como siempre, sin embargo al colocarme la ropa, sentí la necesidad de cambiar.

Busqué entre todo lo que tenía, una falda negra corta con pliegues, una camiseta rosa y zapatillas plataformas. Aunque me sentía algo extraña, me dejé puesto ese conjunto y salí no sin antes darles de comer a las bolas de pelos que ahora convivían con nosotros.

Tomé mi bolso y antes de que se me hiciera aún más tarde, cogí un taxi, el cual en breves minutos me dejó en la puerta de la universidad. Le pagué al señor y muy apresurada corrí hacia mi facultad, donde mis dos mejores amigos me esperaban ansiosos pero para que les contara que tal me había ido la tarde, pero al verme llegar su expresión fue tan graciosa, parecía como su mandíbula se fuera a caer de su rostro jijijij

Taeyang: pero que le pasó a la Kitita gris de ayer – dijo sorprendido
Kitita: hola chicos, los extrañé. Pues no sé, hoy quise verme diferente jajaja – dije feliz
Seohyun: te ves mucho amiga. Aunque sin las gafas, sería mejor jijij, Pero mejor cuenta ¿Qué tal con el odioso de Gdragon? – dijo haciendo una cara de desaprobación.
Kitita: ¡todo bien! Jijiji pero con mi hermana no, se enojó conmigo – dije nerviosa, sin embargo un comentario me sorprendió aún más.
Taeyang: debes entenderla, ella te quiere y no soportaría si se vuelve a repetir lo que sucedió con Romeo. – dijo muy triste.
Kitita: ¿Cómo saben ustedes eso? – dije nerviosa
Seohyun: Graciela nos contó y de paso nos pidió que te protegiéramos, ya que ella está en otra facultad. Además, somos tus amigos, no pensamos dejarte nunca jijiji – se rio divertida y antes de entrar a clase nos dimos un fuerte abrazo.
Eran tan lindos ellos, que por un momento pensé que se verían mucho mejor como pareja jijijij.
Kitita: jijiji gracias. Saben, yo creo que todo el mundo ve en GD, el peor de los monstruos sin embargo ayer me di cuenta que es una persona muy sensible. ¿No creen que lo estamos juzgando mal? – volví a preguntarles, solo para que no le tuvieran miedo.

Ellos me miraron sorprendidos y aunque quisieron discutir conmigo, la campana de entrada a clases nos interrumpió haciendo que estalláramos en una risa divertida.
Todo estaba normal, entramos al salón y como siempre la pesada de CL coqueteando con GD, pero al verme, no podían creer como estaba vestida.

CL: aunque te pongas o te quites, serás la misma gris de siempre – me dijo en un susurro de paso hacia su lugar.
Kitita: prefiero serlo y no ser una pesada como tu jajaja – le contesté de la misma forma
Ella me miró furiosa y quiso hacerme algo, pero gracias al cielo, el profesor entró al salón y se sorprendió al ver todo ordenado y las paredes muy limpias.

Profe: ¡Wow! ¡Señorita Lee, Señor Kwon!  Esto ha quedado realmente muy limpio. Les felicito y espero que no se vuelva a repetir. Por esta vez no les bajaré puntos – dijo el profesor serio
Sonreí ante sus palabras, sin embargo me sentí algo extraña, como si una mirada estaba posada en mí. Muy disimuladamente giré a ver cuándo me encontré con una mirada intensa y esa sonrisa que de alguna u otra forma me atraía mucho.

enredos de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora