Por qué necesito perdonarme a mí misma

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Veo la hora en mi teléfono, 2:30 AM y yo no había podido dormir nada. Tenía muchas cosas en la cabeza, demasiadas y no era fácil. Mi cara seguía apareciendo en revistas, programas de farándulas y hasta periódicos, y no de forma buena... mi representante se estaba volviendo loca.
La entendía, yo también lo estaba haciendo.
Por lo menos no había vuelto a pelear con mamá. No estábamos bien, hace mucho habíamos dejado de estarlo, pero podíamos hablar sin gritarnos.
Ahora, el tema del ángel caído que duerme en mi sofá... eso era más complicado.
Era algo demasiado delicado que, aunque no lo dijera, me preocupaba. El saber que si no le ayudaba moriría me angustiaba y me quitaba el sueño, no era fácil.
Mi vida en estos momentos no lo era.
Al rededor de las 3:30 pude pegar un ojo y no por mucho tiempo...
Un golpe seco en la puerta de mi habitación hizo que me asustara y cayera de la cama.
—¡Rain! —gritó Danel— ¡Rain, corre!
—¿Qué pasa? ¿Por qué gritas tanto, imbécil?
Le dije levantándome del suelo.
—¡Rain, se incendia el departamento!
Mierda, lo que me faltaba.
Enseguida tome mis zapatos, las llaves y corrí hacia la puerta.
En el camino me tropecé y golpee varias veces, pero poco me importó.
Al llegar al pasillo, Danel comenzó a reírse como loco... en serio, hasta se cayó.
—¡¿De que demonios te ríes?! —le susurro, no quería despertar a los vecinos— ¡debemos llamar a los bomberos!
—T-tú cara —sigue riendo.
—¿Mi cara qué? ¡Pudimos haber muerto!
—Rain, no existe ningún incendio.
—¿Como que no existe? ¡¿Entonces por qué gritaste que se estaba incendiando mi casa?!
—Porque quería despertarte.
Lo ignore y entre al departamento. Eran las 5:40 AM, tampoco faltaba mucho para que yo despertara... Ese grandísimo imbécil.
—Vamos, lluvia —cierra la puerta— no te molestes.
—¿De nuevo con ese ridículo apodo?
—No es ridículo, es lindo.
—No, no lo es.
—Que amargada eres, lluvia —bufa.
Lo vuelvo a ignorar y camino hacia  la cocina, necesitaba urgentemente un café.
Debía lucir como la mismísima mierda... no había dormido casi nada, estaba agotada y agitada por culpa de ese imbécil.
—Rain, lo siento —suspira y se coloca del otro lado del mesón.
—Ya, no importa —resoplo— al menos no existe tan incendio.
—No haré más bromas como esas, lo prometo.
—Eso espero, me tropecé varias veces corriendo hacia la salida.
—Ni siquiera te preocupaste por ver si yo venía o no detrás de ti —se hizo el ofendido y yo reí— me ibas a dejar aquí adentro.
—No lo iba a hacer.
—Si claro —se seca una lagrima imaginaria— me ibas a dejar aquí, ibas a dejar que me quemara.
—Ya, Danel —reí.
El ángel caído salió de la cocina como si en serio estuviera ofendido y dolido.
Era un dramático.
...
Mi día no había sido para nada interesante. En la mañana había ido al gimnasio junto con Danel... digamos que fue muy divertido ver a mi entrenador coquetear con él.
El pobre había quedado traumado.
Después de eso habíamos ido a almorzar y luego regresamos a casa. Yo me había dado una larga ducha y ahora estaba viendo una película en Netflix.
Aunque realmente... no le estaba prestando mucha atención. El protagonista era demasiado sexy como para saber de que iba la trama.
—¿Qué ves?
Danel se acostó a mi lado.
—Viendo una película.
—¿Cuál?
—No recuerdo el nombre.
—¿Y de qué trata?
—No lo sé —conteste indiferente.
—¿Ves una película sin saber de qué va?
—Solo... cállate.
—No quiero —suspiró— quiero saber de qué va la película.
—Bueno, haz silencio y vela.
—Es que no quiero... necesito hablar contigo.
Demonios, ahora lucía y sonaba como un niño malcriado.
—Después —señale el televisor— justo ahora estoy ocupada.
—Es importante.
Apague el televisor y resoplé.
Justo ahora que el protagonista se iba a quitar la camisa.
—¿Qué pasa?
Danel se queda callado y mantiene la vista fija en el piso.
—Mira, necesitamos empezar a trabajar... necesito que me ayudes y tú necesitas hacerlo.
—Accedí a hacerlo.
—No es nada fácil lo que tendrás que hacer.
Lo miro expectante, queriendo saber más.
Solo quería ayudarlo y que esto acabará pronto.
—Para poder volver al cielo necesito conseguir que superes cinco etapas —se relame los labios y continúa— familia, bondad, amistad, amor y... honestidad. Es complicado, necesitas mejorar en todas, Rain.
—¿Familia? Mi relación con mi familia es —suspiro— es una mierda.
—Ya lo sé, tú mamá prefiere a tu hermano antes que a ti, siempre peleas con ella... tú madre quiere que cambies —resopla— con tu hermano... la cosa está bastante complicada.
Era cierto, todo lo era.
—Nos llevamos terriblemente mal, él no me soporta, me odia y odia todo lo que esté relacionado conmigo. Lo que hago, mis amigos, mi entorno...
—¿Por qué se llevan tan mal?
¿Por que nos llevábamos tan mal?
Era una larga historia que siempre me dolía contar, por eso solo Dylan la sabía.
Ni siquiera mamá, bueno... mi madre si la sabía, pero la versión que le contó mi hermano.
En esa versión yo era la mala, me dolía... me dolía que mi hermano me viera como si fuera basura, que me aborreciera, que ni siquiera me viera como su familia.
Siempre callaba como me sentía, pero por dentro todo ardía y se destrozaba.
—Está bien si no quieres hablar de eso, Lluvia, yo entiendo que...
—Digamos que mi hermano le mintió a mi madre, me inculpó e hizo que nos distanciáramos —resoplé— antes no era así.
—¿Quieres volver a lo que eran antes?
Excelente pregunta... ¿quería volver a eso?
¿A las risas y tardes de hermano y hermana?
¿Quería volver a ver a mi madre sonreír, verla superar poco a poco el dolor que mi padre había causado? ¿Quería volver a lo de antes?
Pues si, realmente... lo anhelaba.
—Sí.
—Muy bien —sonríe.
Su sonrisa no era la más espectacular que había visto, pero era la más sincera y radiante que alguien me había dedicado.
—Rain, la etapa de familia se divide en dos... tu madre y tu hermano.
—Entiendo, ¿cuando podemos comenzar?
—Esa es la parte más complicada —suspira y vuelve a sonreír— solo tú lo puedes decidir, yo solo estoy aquí para aconsejarte.
—¿Cómo? —enarco una ceja.
—Rain, no puedes ir ahora mismo y tratar de arreglar las cosas con tu mamá y Gail. Tiene que ser de corazón.
—¡Lo haría de corazón!
—No, Rain, lo estarías haciendo por beneficio propio. Tienes que querer hacerlo, tienes que disculpar a tu madre y a tu hermano de corazón, tienes que disculparte a ti misma.
—¿A mi misma?
—No solo estás molesta y dolida con ellos, lo estás contigo misma —toma mi mano y la lleva a mi regazo—. No puedes perdonar estando molesta contigo misma.
—¡No estoy molesta o peleada conmigo misma! —mi ceño se frunce— estoy bien.
—No lo estás —su tono de voz era suave, ronco y pacífico—. No puedes perdonar porque estás concentrada en ti, te odias y por eso cambias, por eso quieres hacerte la dura, quieres actuar como una perra con los demás cuando no lo eres. La antigua Rain, esa que piensas que desapareció, sigue allí... luchando por volver a salir —señala mi pecho— la odias porque los demás lo hicieron, te odias porque te lastimaron... te odias porque ves a esa Rain débil.
Lagrimas empezaron a resbalar por mis mejillas. Sabía que todo era cierto.
—No sigas, por favor —susurro— no más.
—Rain, necesitas perdonar y perdonarte y ambas cosas no serán fáciles.
Lo sabía.
No podía ocultar a la antigua Rain para siempre. No podía fingir ser alguien más y pensar que eso sanaría mis heridas, no, eso solo las abriría.

Gracias por leer💕
Créditos:Sofia castillo
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