Habían pasado tres largas y pesadas semanas, semanas en las que sólo me movía del hospital para cambiarme y comer. Estaba agotada, tanto física como mentalmente... ni siquiera había ido al set.
Gina me había dicho que no me preocupara, el director y el equipo entendían mi situación. Pero, aún así no podía retrasar las grabaciones, pronto tendría que reintegrarme y no estaba a gusto con la idea de dejar sola a mamá.
Con respecto a Gail, si, había venido al hospital. Dos veces había estado aquí y una de esas drogado, no saben lo vergonzoso y doloroso que fue ver a mi hermano ser expulsado del hospital.
En estos momentos no necesitaba preocupaciones, necesitaba apoyo y Gail, hace mucho que había dejado de serlo.
La segunda vez que se presentó ni se inmutó en saludarme, solo me miró de pies a cabeza y se dirigió a ver a mamá. No habían pasado ni cinco minutos cuando salió del hospital, había tenido unas ganas de correr y gritarle lo mal hermano e hijo que era, gritarle todo lo que he callado durante años... pero sabía que eso solo traería escándalos y no necesitaba más de esos en mi vida.
Varios paparazzis descansaban afuera del lugar esperando a que saliera a declarar algo o que se yo, me tenían harta.
Con respecto a Danel, no había sabido de él en estas tres semanas. Se había tomado muy en serio lo de que se fuera, ¿pensaron que estaría a mi lado y que sería La Luz que destruiría mi oscuridad? Lo siento, eso solo le pasa a las chicas a las cuales actuó en la gran pantalla.
—Señorita Mendes.
La voz del doctor hace que suba la mirada y las esperanzas crezcan en mi, deseaba más que nada en este mundo que dijera que mamá había despertado, que iba a estar bien e iba a poder volver a casa.Pero, lamentablemente eso no ocurrió.
—¿Algún indicio de mejora, doctor?
—Lo siento —suspira— su madre sigue igual.
—Por favor, doctor, le suplico que hagan algo.
—Ya le hemos dicho que hicimos todo lo que estaba en nuestras manos, la decisión de quedarse y despertar ya es de su madre.
—Pero no parece querer hacerlo —seco una veloz lágrima que resbala de mi mejilla.
—Sabe que desearía poder ayudar, pero ya hice todo lo que pude —me dedica una leve sonrisa y me extiende una carpeta— es el expediente médico que hemos creado para su mamá, necesito que lo firme.
—¿Tiene bolígrafo?
—Sí, aquí tiene.
Al terminar de firmar el expediente de mamá, le pase la carpeta al doctor y me dirigí hacia la salida.
Necesitaba despejar mi mente....
Abrí la puerta de mi departamento con lentitud, la última vez la puerta había hecho ruido y la vecina de al lado había corrido a preguntarme por mamá... y por Danel.
Esa señora desarrolló una especie de obsesión por ese imbécil.
Mi departamento lucía bastante limpio y ordenado, vaya que se notaba que no había estado aquí mucho tiempo.
Tome una ducha y saque las botellas que tenía en el mini bar.
Necesitaba olvidarme de todo por un rato.
De Danel, de mamá, de Gail, de mi reputación, de que moriría...
Lo había pensando tanto y había llegado a la conclusión de que no me importaba. Mi vida era un desastre, le importaba realmente a muy pocos... sinceramente, morir sería lo mejor.
Serví un trago en un vaso y lo bebí enseguida. El alcohol ardía en garganta pero sabía que me ayudaría por un rato.
No estaba diciendo que me lanzaría del balcón de mi departamento, me pegaría un tiro o que me cortaría las venas.
Tampoco seré como Hannah Baker... aunque si lo fuera, once cintas fuesen para Danel. Maldito ángel caído.
Volví a servir otro trago y este lo bebí con lentitud, necesitaba sacar todo.
Gritar todo lo que he callado.
Necesitaba olvidar.
—Lluvia.
Rode los ojos e ignore a Danel.
Había llegado a un punto en él que no me importaba, estaba harta... no quería y no podía.
—No me digas Lluvia, por favor.
Traté de hablarle lo más calmada posible.
—En serio, necesitamos hablar.
—Danel, déjame tranquila —suspira— en estos momentos mi vida es una mierda y no quiero más nada que la vuelva peor.
—Rain, solo necesito que me escuches, entiende que es importante.
—No, estoy cansada de entender y que no me entiendan —sabía que mi voz sonaba fría y apagada— estoy cansada de gritar en silencio y no se escuchada.
—Lo podemos cambiar —toma mi mano— si me escucharas...
—Basta.
—Sé que estás pasando por un mal momento, sé que tu vida no ha sido la mejor desde que llegue... pero, por favor, necesito que creas en mí.
—Danel —me solté de su agarre— entiende que no te quiero escuchar.
No lo deje responder, me di la vuelta y me arregle. Saldría, me emborracharía, me divertiría y ya estaba.
No lo hacía desde hace tiempo, realmente, jamás me había gustado mucho. Pero en estos momentos era lo que más me apetecía hacer.
—¿Vas a salir? —enarcó una ceja en mi dirección.
—Sí.
—¿A dónde irás?
—¿Te importa? —resoplé y tome mis llaves.
—Rain, ¡claro me importa!
—Pues que mal, no te tengo porque dar cuentas de nada.
—No puedo creer que seas tan egoísta.
Okay, había tratado de controlarme pero ya había pasado la raya.
—¿Egoísta? ¿Por qué? ¿Por cansarme? ¿Por ser humana? Dime Danel, ¿por qué Jodida razón soy egoísta?
—Te estás haciendo daño, a ti y a los que te rodean —resopló.
—¡Ya lo sé, me duele y no sé cómo cambiarlo!
—Sonara cliché, pero la mejor forma es siguiendo a tu corazón, al de la verdadera Rain.
—Para ti es fácil decir que siga a mi corazón, ¿pero que hago cuando mi corazón está en pedazos? ¿A cuál sigo?
—Rain...
No lo dejo terminar, salgo del departamento y corro hacia mi vehículo....
La fila para entrar al club era inmensa, era uno de los mejores de la ciudad y por lo tanto no entrabas si no estabas en la lista.
Muchas personas trataban de sobornar a los guardias y terminaban mal.
Ignore la fila y me dirigí hacia el guardia.
Ser famosa tenía sus privilegios.
—Señorita, tiene que hacer la fila.
—¿No me reconoce?
—Sea quien sea, tiene que hacer la fila.
—Soy Rain Mendes —suspiro— ¿me va a dejar pasar o no?
Él parece pensárselo antes de revisar la lista y ver que, efectivamente, estoy ahí como VIP.
—Pase.
El olor a alcohol y la música a todo volumen me recibió. Chicos sudados y personas toqueteándose por doquier... si, definitivamente este no era mi ambiente.
Subí hasta el ares VIP y me senté en la barra.
Mi objetivo era emborracharme hasta olvidarme de mi nombre:
—¿Que te sirvo, linda? —el bartender me guiña un ojo— ¿agua?
—Mm... Vodka.
—¿Vodka? No pareces chica de bebidas.
—Créeme —rio— lo soy.
—Enseguida te traigo el Vodka.
¿Quién diría que después de eso mi noche sería un total descontrol?...
Mis pies dolían de tanto bailar, el sudor corría por mi frente y el olor de aquel chico con el que bailaba, impregnaba mis fosas nasales.
—¡Más cerca! —le dije— hueles fantástico.
—Oh, créeme que tú también —pega su nariz a mi cuello— no sabes lo mucho que me estoy resistiendo.
Estaba demasiado ebria para prestarle atención a sus dobles intenciones, yo solo quería bailar y seguir bebiendo.
La mano del chico bajo hasta mi espalda baja. Sus labios rozaron mi oreja y el ritmo de la música nos guiaba.
No pensaba con claridad, no sabía lo que estaba haciendo y poco me importaba.
La canción termino y enseguida una con un ritmo mucho más lento empezó... no fue hasta la mitad de esa que me di cuenta de lo mal que estaba.
No había olvidado nada, los problemas seguían allí. Rondando y atormentándome.
Pare de moverme y eso no le pareció gustar al chico con el que bailaba.
—Yo... lo siento.
Me tambaleé hasta la salida del lugar que ahora estaba desierta.
Varios ebrios vagaban por el lugar y yo me sentía perdida. Me sentía fracasada y vulnerable.
La lluvia empezó a caer empapándome de pies a cabeza, camine hasta mi auto en silencio y con la cabeza gacha.
¿Que demonios me pasaba?
La lluvia empapaba mi visión frustrando mi intento de llegar a mi auto.
Y no fue hasta que caí en cuenta de que alguien me seguía que la oscuridad y la lluvia me empezaron a asustar.
Pero ya era muy tarde para correr.
—Hola, Rain —el chico que ahora me tenía atrapada contra una pared era escalofriante, estaba vestido de negro y claramente, drogado.
—S-suéltame o gritare.
—¿Gritaras? —ríe— nadie te puede escuchar, nena.
—¡Suéltame, hijo de puta! —trate de moverme pero era imposible, él era más fuerte que yo.
—Tranquila, seré rápido.
Pronto otras dos manos tomaron mis brazos y me lanzaron al piso. Trataba de pelear pero era imposible.
Lo iban a hacer.
Las manos del chico empiezan a toquetear todo mi cuerpo, a tratar de arrancarme la ropa y yo lo único que podía hacer era gritar y llorar.
Pedía ayuda, clemencia...
¿Pensaron que Danel vendría a salvarme y a ser mi príncipe azul?
Si, yo también lo creía.
De pronto, deje de ver, deje de sentir... todo era negro.
Estaba vacía.Créditos:Sofia Castillo
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Dead Wings
FantasyElla era fuego, pecado y avaricia. El odio, resentimiento y dolor. Dos mundos distintos, una misma solución.