El porqué odio a Marcus

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Lo único que lograba ver era una luz blanca y bastante fuerte, tuve que parpadear varias veces para acostumbrarme a ella. Mi cabeza dolía, todo mi cuerpo dolía para ser franca, y tampoco estaba muy segura de donde me encontraba.
¿Estaba muerta?
Mierda, ¿que hacía? ¿Camina hacia la luz?
—No estás muerta, deja de mirar el techo, cielo.
Oh...
La dueña de aquella voz acomodo mi cabeza de tal forma que pudiera observar el lugar. Mis ojos recorrieron el lugar con lentitud y pararon en la mujer vestida de enfermera. ¿Estaba en el hospital?
—Sé que debes estar confundida —sonrió cálidamente e inyectó algún medicamento en la vía la cual, hasta ahora, no había notado que tenía— pero creo que le corresponde a tu novio explicarte lo que pasó.
—¿Mi novio?
—Si, tu novio —vuelve a sonreír— tienes suerte, sé ve que te ama mucho... lleva todo el rato preocupado por ti y queriendo entrar a verte.
—Eh...
—Le diré que has despertado.
—Oiga, pero...
El movimiento brusco que había intentado hacer produjo una mueca de dolor en mi rostro.
—Tranquila, no te esfuerces mucho. Aún estás algo débil, la golpiza que te dieron esos hijos de... de nada.
—¿G-golpiza?
—Tuviste bastante suerte de que tu chico te encontrara —volvió a sonreír, ¿no se le acalambraban las mejillas?—. Cuida  a ese muchacho.
—¿Mi chico? ¿Qué...? —arrugue la cara cuando sentí el frío de aquel suero pasar con más rapidez por mis venas— ¿qué me ocurrió?
La enfermera ni siquiera me respondió. Salió de la habitación apurada y sonriente, aparentemente a avisarle a mi supuesto novio que había despertado.
Recordaba muy poco de la noche anterior, pero al menos lo hacía. Trago tras trago, me había toqueteado con un chico, música, lluvia, oscuridad... eran muy fugaces y poco claros los recuerdos.
¿En qué demonios me había metido?
La puerta de la habitación se abre dejando ver a Danel.
¿Él me había salvado?
—Hola, lluvia.
Me quede en silencio. Ya no estaba molesta, pero no sabía que decir... estaba bastante confundida.
—¿Qué tal estás?
Enarco una ceja.
—Ya veo, sigues enojada —suspira.
—No, realmente no.
—¿Entonces por qué no hablas?
—Porque no sé qué decir, es obvio que me siento como si me hubiesen golpeado con un martillo gigante —comento.
—¿Recuerdas algo?
—Cosas poco claras... no sé qué fue lo que pasó después de que salí del club.
—Te intentaron violar, te golpearon también.
Solté un suspiro.
No tenía palabras para describir la sensación que me invadió. ¿Era pánico? ¿Miedo? ¿Tristeza? ¿Sorpresa? ¿Todas juntas?
Unas inmensas ganas de llorar me invadieron. Que desastre...
—¿Tú me salvaste? —le pregunté en un hilo de voz.
—Pues si.
—¿Pero cómo?
—Te seguí hasta ese lugar —abrí mi boca para decir algo, pero no me dejo— sí, sé que me vas a reclamar y que me vas a decir que no tuve que haber hecho eso... pero no quería que te pasará nada.
—De hecho, iba a decir gracias.
Mis palabras parecen sorprenderlo.
—¿Qué? —río— me salvaste de ser violada, te mereces el agradecimiento y mucho más.
—Me sorprende que sepas pronunciar esa palabra.
Enseguida se arrepiente de haber dicho aquello a forma de broma, pero le sonrío demostrándole que no me molestó aquel comentario.
—Danel... yo... siento haberte corrido, pero tienes que entender que jugaste con el estado de salud de mi madre y... fue un golpe bastante duro.
—Sí, lo sé —baja la mirada— no tienes porque disculparte, fue totalmente mi culpa... pude haber buscando otra forma de darte  un empujón.
—Debiste hacerlo.
—Lo sé, pero ya es tarde para cambiar mi acción.
Su mirada acaramelada se encontró con la mía. Él tenía unos ojos hermosos, de ese tipo de ojos en los que te puedes perder... y supongo que en ese momento, yo lo hice.
Danel fue quien rompió aquel contacto de ojos. Okay, había sido un momento bastante extraño.
—Rain, necesitamos hablar.
—¿Ahora? —suspire pesadamente— verás, no me siento muy bien y siempre que necesitas hablar conmigo termino alterada.
—Es que es urgente.
—Danel...
—Por favor.
Parecía desesperado. ¿Tan urgente era?
—Prometo que hablare rápido.
—Está bien, habla.
—Hay problemas en El Cielo.
—¿Problemas?
—Sí, bastante graves y temo que ocurra una catástrofe.
Realmente estaba desesperado y preocupado. Incluso, lucía algo asustado.
Yo estaba algo sorprendida, desde niños nos inculcan que El Cielo es un lugar de paz, amor y armonía. En teoría, un lugar de felicidad eterna donde descansan los dioses, ángeles y las almas que no son condenadas al infierno.
Oír que alguna catástrofe podría ocurrir era extraño.
—Creo que no entiendo, ¿no se supone que El Cielo es un lugar feliz y todo eso?
—Si, lo era —resopla— últimamente han ocurrido demasiados problemas, muchos ángeles ha...
Gritos provenientes de alguna enfermera y la aparición de otra persona en mi habitación, hacen que Danel pare de hablar.
—¡Eres una puta y una espantosa hija!
Gail...
—Señor, ¡usted no puede estar aquí y menos haciendo tal escándalo!
—¡Cállese!
La enfermera sale de la habitación corriendo y gritando "seguridad". Genial, vetarían a mi hermano de este lugar, era la segunda vez que venía drogado y hacia un escándalo.
Me daba pena, me dolía y molestaba su actitud.
—Gail, vete.
—¿Qué me vaya? ¿Para qué? —observa a Danel y sonríe— ya veo, para que puedas seguir besuqueándote con tu patético noviecito.
—Ya la oíste, vete —el tono de voz del ángel caído daba miedo, era firme y autoritario.
—Tú no te metas.
—Por favor, lárgate —resoplo.
—¿A caso está mal querer venir a visitar a mi hemanita? ¿Está mal querer decirle lo mala hija que es?
—¿Mala hija? —Danel enarca una ceja y continúa— Rain ha estado junto a tu madre durante todas estas semanas. Ni siquiera se ha movido de este hospital más que para comer y bañarse.
—Por favor —ríe— ella lo único que quiere hacer es quedar bien con esos paparazzis, solo le importa su imagen.
Gail lanza una revista hacia mi... una en la que salgo yo de portada, saliendo del club ebria. "La diva ha vuelto a sus andanzas".
—Eres una desconsiderada, una pésima hermana e hija, una pésima persona, una zorra... Rain, eres una mierda.
—La única mierda aquí eres tú, ¿no ves el estado en el que está tu hermana? ¿No ves que lo único que necesita ahora es apoyo?
No contuve las ganas de llorar. Lo necesitaba sacar todo...
Mi hermano tenía razón, yo era una mierda de persona.
Los de seguridad aparecieron junto con la enfermera y se llevaron a Gail. Mi hermano había salido con una sonrisa triunfante en su rostro, sabía que me había dolido su comentario y se alegraba de eso.
—Lluvia...
—No importa, estoy bien —seco las lagrimas.
—No, no lo estás.
—En serio, yo... él tiene razón, Danel.
—¿Quien? ¿El payaso de tu hermano?
—Sí —el niega y resopla— tiene razón, soy una pésima persona.
—Rain, no lo eres.
—¡Si lo soy! ¿No ves como trato a las personas? ¿A mis fans? ¿A ti?
—A veces las buenas personas toman malas decisiones o actúan de una mala manera, pero eso no significa que sean malas... significa que son humanos, Rain, eres humana y no eres perfecta.
—¿Y que si yo si lo soy?
—No lo eres.
—¿Cómo lo sabes?
Una sonrisa aparece en su rostro.
—Solo lo sé y ya.
—¡Esa no es una respuesta! —resoplo.
—Si lo es —ríe.
—No lo es.
—¡Que sí!
—¡Que no!
—¡Que lindos son!
Y ahí estaba la enfermera de hace rato, nuevamente sonriendo.
—Lo siento chicos, no quería interrumpir su pelea... pero tú —me señala— necesitas descansar, además tuviste un rato bastante ajetreado con ese idiota al que seguridad sacó, y tú —señala a Danel— tienes que irte, el horario de visitas terminó.
—Eh... si —el ángel caído me sonríe y guiña un ojo— adiós, lluvia.
—Adiós, Daniel.
—Y dale con el Daniel.
—Ustedes son tan cutes —la enfermera suspira y le señala la puerta a Danel— vamos cariño, mañana la podrás ver de nuevo. Descansa, cielo.
La enfermera apaga la luz y cierra la puerta. Vaya día...

...
Tenía frío, bastante. Me removí algo incomoda, no me podía mover mucho o dormir en una posición cómoda.
Mi cuerpo parecía doler más que antes y no sabía cuantas horas había dormido.
Abrí ligeramente mis ojos, la poca luz que antes se filtraba por la ventana era inexistente. Eso quería decir que ya era de noche.
—Despertaste.
Perfecto, lo que me faltaba.
—¿Qué haces aquí, Marcus?
—Solo quería pasar a verte —encendió la luz y se acercó a la cama— vaya... esos tipos si que son inútiles, no los volveré a contratar.
—¿De qué demonios hablas?
—De que debieron dejarte peor, ya sabes, más golpeada.
—¡¿Fuiste tú?!
—Ajá.
—¡Maldito hijo de puta!  —estaba loco, era un psicópata resentido— sabes perfectamente que puedo arruinar tu carrera si te denuncio. ¿Qué crees va a pasar cuando los medios se enteren?
—Ay, Rain —ríe— no tienes pruebas, ¿crees que creerán en tu palabra? Tu reputación es terrible, en cambio la mía es impecable... nadie te creerá.
Odiaba admitirlo, pero Marcus tenía razón.
Nadie me creería.
—Eres un idiota.
—Me han dicho cosas peores —sonríe— y esto es solo el comienzo, voy a hacer que te arrodilles, que te arrastres y me pides clemencia.
—Me das lastima —suelto.
—Puedo vivir con eso. ¿Sabes? Va a ser muy fácil hacer que todos te odien, ya de por sí lo hacen.
—No entiendo, ¿por qué haces eso? ¿Solo porque te rechace? ¡Por el amor a Dios, Marcus, puedes tener a cualquier otra mujer!
—Lo sé, y tengo planeado conseguir a otra luego de vengarme —suspira— ahora... ¿que te parece si la siguiente víctima es el payaso de tu novio? ¿O ya te hartaste y te abriste de piernas a otro?
Todo el cariño que antes sentía por Marcus se había convertido en odio, asco, lastima y pena. Era un psicópata.
—No metas a los demás en esto cuando tu problema es conmigo.
—Creo que no entiendes, quiero hacerte miserable y atacar en donde más te duele ayudará.
—Eres...
—¿Genial? Lo sé —sonríe.
—Suficiente.
Traté de tomar el control para llamar a la enfermera, pero Marcus fue rápido y tomo mi mano sujetándola bastante fuerte y haciéndome daño.
—Dices algo de esto y me las vas a pagar, perra.
—S-suéltame.
Marcus sonrió y soltó mi mano.
—Pagaras por todo lo que me has hecho.
Y sin más, sale por la puerta.
Mierda.
Estaba en graves problemas.

Créditos:Sofia Castillo

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