El Stripper-[Aguslina]-[Hot]-[Adaptada].

Capítulo 14.

Carolina llegó a casa. Gabriel aún no ha llegado, por lo que decidió tomarse un tiempito para relajarse. Fue hacia su habitación y se despojó de sus ropas para enrollarse en una toalla y entrar al baño. Mientras esperaba a que la bañera se llenara de agua, Carolina se depiló y se exfolió. Luego recogió su pelo y se deslizó en la bañera, dejando que la tibia agua relajara su irritada piel por la depilación. Cerrando los ojos, Carolina suspiró y se tranquilizó. Aún podía escuchar a Agustín  susurrándole, con la voz profunda y masculina; "Te deseo". Y oh Dios, ella también lo deseaba. Muchísimo. Pero no le apetecía tener un amante y mucho menos serle infiel a su marido. Lo amaba con su vida, y lo último que haría sería herirle.

¿Entonces por qué la imagen de Agustínbailando no desaparecía de su mente? 

De algo estaba segura: Gabriel jamás ha tenido el efecto que causaba Agustínen ella. Algo tenía Agustínque cada vez que la miraba, la hacía temblar. Algo misterioso y excitante. Y eso, la confundía.

Pasado un tiempo, cuando el agua ya se había enfriado, Carolina salió de la bañera y sacó el tapón. Se enrolló en una toalla y salió hacia su habitación para secarse el cuerpo. Luego se colocó su pijama y se acostó en la cama. Miró la hora en el velador. Las once con treinta y seis de la noche, y Gabriel aún no ha llegado. Carolina decidió que si no llegaba antes de las doce, lo llamaría. No tuvo que esperar demasiado para cuando oyó el familiar sonido de su auto aparcar afuera, y el sonido de las llaves entrar en la cerradura de la puerta principal. Rápidamente, Carolina cogió un libro que ha estado leyendo los últimos días y apenas cuando empezó a leer la página en la que había quedado, Gabriel entró a la habitación. Tenía el pelo alborotado, la corbata corrida hacia un lado y los primeros botones de su camisa abiertos. Se le veía cansado. 

- Hola, Carolina .- dijo Gabriel, sonriendo débilmente.

- Hola cariño. ¿Cómo te sientes? Te ves cansado.

- Lo estoy.- suspiró.- lamento haber llegado tan tarde, pero tenía mucho que hacer en la empresa. 

- Uh, ¿Problemas?

- Muchos.- dijo, mientras se quitaba la corbata y se desabotonaba la camisa.

Carolina no pudo evitar fijarse en su muy bien trabajado torso. Todo en él era puro músculo. Sin duda, todo el ejercicio que hacía él en el gimnasio el fin de semana tenía su recompensa. Gabriel se colocó su pijama y se acostó. Carolina dejó el libro en el velador y se acurrucó a su lado. Gabriel besó su cabeza y deslizó un brazo por sus hombros, acercándola más a él.

- ¿Cómo estuvo tu exposición?- preguntó él.

- Estuvo buena.- sonrió.- a todos les gustó.

- Me alegra oír eso, amor.- murmuró y se inclinó para besar suavemente sus labios.- Carolina , hay algo que debo decirte...

- ¿Si?

- Es respecto a la empresa. Ocurrió un problema, que debo que resolver, y tengo que viajar a Nueva York. 

Carolina frunció el ceño.

- ¿Cuándo?

- Eh... mañana. 

- ¿Mañana?- dijo y se enderezó de golpe, mirándolo a los ojos.- ¿Por qué tan pronto?

- No lo sé, eso es lo que me dijeron, y no pude decir que no.- estiró su mano y acarició su mejilla.- ¿Estas enojada? 

- No, es solo que es muy... rápido. ¿Por cuánto tiempo te iras?

- Dos semanas. 

- Oh.- hizo una pausa.- eso es demasiado.

- Lo sé, y créeme que a mi tampoco me gusta la idea, pero yo y la empresa tenemos que ir a reuniones importantes.- suspiró. 

- Está bien. Creo que estaré bien unos cuantos días sin ti.- dijo, acomodándose nuevamente en su pecho. 

- Esa es mi chica.- sonrió.

- Solamente con una condición.- alzó la vista. Gabriel la miraba fijamente.- me llamaras todos los días. Sin excepción.

- Tenlo por seguro.- sonrió.- te amo.

- Y yo a ti.- suspiró, enamorada. 

Carolina estiró su brazo y apagó la lámpara, para luego entregarse a su esposo y demostrarle que era suya. Solamente suya. 

Maratón

3/20