Capítulo 40.

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Carolina entró al departamento de Agustín tan silenciosa como pudo. Cerró la puerta lenta y suavemente, con el cuidado de hacer el menor ruido posible. Lo único que esperaba era que haya llegado temprano, por lo menos, mucho antes que Agustín.

- ¿Dónde estabas?

Carolina dio un respingo y al instante se giró para encontrarse con un Agustín muy, muy enojado. Tenía los brazos cruzados sobre su pecho, haciendo que sus músculos se tensaran. Sus ojos ardían de furia. Carolina se encogió ante su intensa mirada, sintiéndose cada vez más pequeña.

- ¿Qué traes ahí?- preguntó Agustín, refiriéndose a la mochila que Carolina traía colgando sobre el hombro.

Ella abrió y cerró la boca lentamente. Pero no lograba articular alguna palabra.

- Ropa.- dijo en voz baja.

- ¿Ropa?- dijo y frunció el ceño.- Carolina ¿Dónde estabas?

- Fui de vuelta hacia mi casa.

El rostro de Agustín palideció.

- ¿Querías volver a ver a tu esposo?- musitó, con los ojos muy abiertos por el miedo que de pronto lo abrumó en ese momento.

- ¿Qué? ¡No! sólo fui por un poco de ropa limpia. Además, Gabriel no estaba en casa.

Agustín suspiró, y de repente su mirada se suavizó. Luego sacudió la cabeza y lafulminó con la mirada. A Carolina le sorprendió lo rápido que podía cambiar suestado de ánimo    

- Pudiste haberme avisado por lo menos.- dijo Agustín con la mandíbula tensa.

- Lo sé, lo lamento. Es que creí que llegaría acá mucho antes que tú llegaras del trabajo.

- ¿Y por qué no me lo dijiste?

- Porque sabía que te colocarías de este humor.

Agustín apretó los labios. Vale, tal vez había exagerado un poco. Sólo un poco.

- Lo siento nena.- susurró él.- es que tengo miedo que me dejes por él.

- Eso jamás. Ya te dije que el único que quiero eres tú. Igual, tengo pensado pedirle el divorcio a Gabriel.

Agustín la miró perplejo. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios.

- ¿De verdad?

- Si.- se acercó hacia él y estiró una mano para acariciar su mejilla.- nunca pensé que diría esto pero, ya no estoy enamorada de Gabriel.

Sus palabras aliviaron a Agustín. Sus músculos se relajaron, y cuando la miró, no pudo evitar mirarla con un brillo especial en los ojos, que delataban la alegría que sentía en ese momento.

- Hablé con tu esposo.- dijo Agustín sin escrúpulos.

- ¿Qué? ¿Cuándo?

- Hoy. Te estaba llamando a tu celular, y como no estabas, contesté yo.- hizo una pausa.- dijo que quería que volvieras a casa con él.

- Pues que siga soñando. No le hagas caso.- bajó sus manos hasta el cuello de Agustín y tomó su corbata, desarmó el nudo y se la quitó.

- Traje el almuerzo.- murmuró sin dejar de mirarla a los ojos.

- Mmh.- desabrochó los tres primeros botones de su camisa, uno por uno, con una lentitud que lo hacia temblar.- ¿Y qué comeremos?

- Macarrones con queso.- dijo entremedio de un jadeo, cuando las pequeñas manos de Carolina empezaron a acariciarle el pecho.- pero el almuerzo puede esperar, ahora mismo lo que quiero comer es otra cosa. Y me refiero a ti.

El Stripper-[Aguslina]-[Hot]-[Adaptada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora