CAPITULO 11 ¿PODRA AMARME TODAVIA?

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_ ¿Te encuentras bien? -preguntó observándola detenidamente, en verdad era muy hermosa, ahora entendía la paranoia de su hermano, siempre se sintió inseguro de esa relación, constantemente admitía que no la merecía y temía perderla. Aunque lo entendía él pensaba que no era para tanto, ella era hermosa pero él también era muy atractivo, las mujeres prácticamente se le lanzaban encima esperando su atención, aunque la mayoría de las veces las rechazaba...una que otra llamaba su atención hasta que conoció a Elizabeth y se casó.
_ ¡Sí!, perdón. -se disculpó volviendo de su ensimismamiento. -No debes de tener muy buena opinión de mí, lo miró con timidez.
_ ¿A qué te refieres? -la miró con curiosidad.
_Bueno...tu hermano y yo... estamos divorciados, él me alejó de su vida, no sé qué te haya contado de mí. -dijo ruborizándose.
_Bueno. -dijo aclarándose la garganta. _yo solo sé que él te amaba con locura y estoy seguro de que lo sigue haciendo, independiente mente de lo que haya pasado, él es un gran hombre pero a veces es un cabeza dura. -sonrió. _tú fuiste su debilidad y eso mismo lo llevó a perder la sensatez, pero créeme lo está pagando demasiado caro.

                    ***
El oír esas palabras del hermano de su ex, la dejaron en shock. Ella no creía que él la siguiera amando, no después de lo que pasó, él se lo había demostrado. Había dolido mucho...seguía doliendo mucho, incluso ahora cuando hacía apenas unos días que él le había pedido que lo perdonara y que volvieran a formar una familia, había sido muy claro al decirle que lo hicieran por el bienestar de su hijo..., nada más.
Ella no dudó en rechazar su oferta, no quería ser lastimada de nuevo, no lo soportaría, además después de los terribles momentos que pasó y de lo duro que fue para ella recuperarse, cuando pensó que no lo lograría, no se sentía capacitada de ninguna manera posible para volver a sostener una relación del tipo que fuera con nadie, ni siquiera con el...el amor de su vida.

                         ***
Santiago se sentía cansado, no había parte del cuerpo que no le doliera. Estaba desesperado, quería hablar y su voz no salía, quería moverse y su cuerpo no respondía, era como si su cerebro estuviera desconectado del resto de su anatomía, incluso el respirar implicaba un gran esfuerzo y un tremendo dolor. No sabía dónde estaba, ni recordaba porqué se encontraba en esa situación, sentía una sed intensa, quiso humedecer sus labios pero no pudo...si tan solo pudiera mover cualquier parte de su cuerpo, un dedo, sus labios, abrir sus ojos, pero le era imposible.
Escuchó voces, se acercaban, quizás pudieran prestarle ayuda.
Estaban junto a él, aunque las voces las escuchaba muy lejanas, no distinguía bien lo que decían pues un zumbido constante en sus oídos se lo impedía. Solo alcanzaba a entender ciertas palabras de la conversación como: dos... semanas... coma... no... Esperanzas... paciente..., cuando escuchó paciente un escalofrío recorrió su cuerpo, pudo sentirlo y se alarmó, no por lo que sintió, sino por la imagen que vino a su mente.
Se vió a si mismo parado en aquél local frente a un grupo de tres jóvenes y rodeado de sus hombres y de más gente que él no conocía, uno de los jóvenes le apuntó con una pistola él pudo haberle disparado primero y desarmarlo, era muy rápido, pero ni el intento hizo. El joven jaló del gatillo, él escuchó las detonaciones y cayó, luego todo se volvió oscuridad. No recordaba nada más.
Entonces, -pensó con angustia- si no estaba muerto estaba en un hospital y si su cuerpo no respondía era que algo muy grave le sucedía. _ ¡No! -gritó sin que ningún sonido saliera de su boca. _Yo no quería esto, solo quería morir -sollozó frustrado y confundido. Él siempre había sido valiente, no le temía a nada ni a nadie, por eso era tan admirado y respetado por su gente, pero esto estaba más allá de sus límites. Por primera vez se había portado como un cobarde, había preferido escapar a enfrentar la vida sin la mujer que amaba, sobre todo ahora que había descubierto por las atrocidades por las que ella había pasado y aparte creyendo que él era el que se las había infringido, eso lo destrozó. ¿Cuánto lo habrá odiado?, tanto tiempo y él no se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, y todo por su maldito orgullo. ¿Cuantas noches no paso llorando por ella, odiándola y luego perdonándola, encaminándose a buscarla y luego arrepintiéndose?. Si tan solo hubiera hecho caso a su instinto y la hubiera buscado desde la primera vez que se sintió con la capacidad de perdonarla y traerla de vuelta, ella no hubiera pasado por lo que pasó. Si tan solo hubiera escuchado las señales de la gente que lo quería y que trataron de advertirle. Pero ahora era demasiado tarde.

FUE MI ERROR. No. 1️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora