Esas fueron las dos semanas más aburridas de mi aburrida vida. Sentía que había echado a la basura todo lo que era, todo por lo que había trabajado... pero eso no importaba, no en ese momento, habían cosas por descubrir y era mi deber, como ciudadano, como humano.
Smelt me llamó y dijo que los resultados de la Xilocaína habían llegado.
Smelt me contó que la Xilocaína se había legalizado hacía poco tiempo, el uso médico de dicho medicamento era sólo autoriazado bajo licencia médica, era utilizado como un anestésico fuerte y su vía de administración era intravenosa.
La rabia llegó a consumirme durante unos minutos, era cierto, Adams había mentido en cuanto al uso del medicamento, pero no tenía nada con qué inculparle, nada que me ayudara a completar el rompecabezas, fue entonces cuando Smelt me dijo que había mucho más que sólo eso.
El uso de la Xilocaína debe hacerse bajo la supervisión constante del médico ya que si el paciente tiene alguna reacción alérgica a ésta podría incluso llegar a tener convulsiones, falta de aire, escalofríos o en el peor de los casos...un paro cardíaco si su uso llegase a ser en concentraciones séricas de >8mcg/mL o mayores.
Añadí una pieza más al rompecabezas, era obvio, algo pasó y la Xilocaína estaba de por medio... dos paros cardíacos seguidos en el mismo lugar y ambos bajo la observación del mismo médico...
No tenía pruebas, pero tenía la seguridad. No lo pensé dos veces, ella iba a decirme la verdad, no tenía opciones.
Cuando llegué a casa de Helen ella no se negó a abrirme la puerta... lo recuerdo, en medio de toda esa porquería esa fue mi mejor tarde.
Me acerqué y le miré a los ojos, podía ver peces nadando en aquel profundo verde y podía saborear el olor a flores que brotaba de sus labios... me besó, ese beso desencadenó mi pasión, para luego cambiarmela por lágrimas. Durante ese momento no hubieron reclamos, no hubieron palabras, era el látido acelerado de nuestros corazones al unisono, mientras nuestros cuerpos bailaban al ritmo de una melodía inexistente, mientras me deleitaba en su aroma y olvidaba por un momento mi existencia.
Jamás lo olvidaré, aveces, aún siento el rose de sus manos en mi piel y de vez en cuando puedo respirar el perfume de su pelo.
Nunca me contó las razones por las cuales decidió contarme la verdad...
He engañado a mi mente durante tanto tiempo diciéndome que lo hizo porque sentía este amor que aún sigue vivo en mí que ya no sé si es correcto seguirme mintiendo.Me contó la historia de un gran Experimento, unas cuantas tragedias y un amor.

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Experimento 908
Mistério / Suspense¿Salvar a unos o matar a otros? Esta es la question en Experimento #908. Todos los derechos del autor reservados. No al plagio.