IX

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Días después del incidente con Helen, decidí regresar al orfanato, tal como ocurrió cada vez que entré allí, me dirigí a la oficina de Orga.

Cuando entré no estaba allí, fue como una ayuda mandada por el mismisímo Dios para que pudiera detener todo eso, entré cigilosó, como un ratón saliendo de su guarida, sólo que yo en lugar de salir entraba y temía que luego el gato entrara trás de mí.

Me acerqué al escritorio y allí estaba, me llamaba y yo le escuchaba atento, el libro de registros del orfanato, lo abrí y me dirigí a la letra "S" .

Nombre: Sebastián.
Estado: Espera de adopción.
Fecha de nacimiento: 27 de julio de 1941.
(#907)

Ya no necesitaba más pruebas era evidente, algo había, algo extraño, en el registro no sólo sebastián y Oscar tenían númeraciones, todos los huérfanos estaban emnumerados, todos los de aproximadamente diez once y doce años.

-¿No le han dicho que es de mala educación revisar cosas privadas señor Jones?

Me estremecí al escuchar su voz trás mí, rapidamente cerré el registro y me senté en el sillón en que había estado sentado ya tantas veces.

-Disculpe Orga, cuando llegué usted no se encontraba. Me pareció que era bueno saber cuantos pequeños hay aquí, no pensé que se trataba de algo malo o indebido, mis disculpas.

-¿Por qué ha venido hoy?

-Quiero hablar con Carlos.

-¿Por qué? ¿Acaso no sabe que es malo encariñar los niños y dejarlos esperanzados de algo que no va a ocurrir?

-Sólo quiero verle; sé que le afectó lo que ocurrió con Sebastián.

-Esta será la última vez que visita uno de los internos señor Jones, la última.

-Como diga usted.

Me puse de pie y fui hasta el segundo piso, recorrí el pasillo hasta llegar a la puerta de la habitación de Carlos. Los dormitorios no tenían puertas, así que simplemente entré.

-Hola Carlos.

-Hola papá de Sebastián.

-Yo no era su... oye ¿puedo preguntarte algo- terminé.

-Siempre hay que contestarle a los policias.
Le pregunté todo lo que necesitaba saber, horas, personas, entradas salidas, necesitaba saber que era lo que había en aquel laboratorio y era obvio que no lo descubriría simplemente entrando.
Carlos me dijo que normalmente los enviavan a dormir a las diez, pero que luego pasadas dos horas, a las doce, la señora Orga iba a revisarles, a diferencia de que en los últimos 2 meses lo había empezado a hacer la nueva enfermera, Helen.
El laboratorio era custodiado por dos guardias de seguridad del orfanato que normalmente estaban más en Narnia que en el orfanato y que normalmente nunca veía salir a Helen de aquí y que tras pasar unas cuatro horas Sebastián decía haber visto llegar al doctor Adams a hurtadillas.

Una vez concluí la conversación tenía claro lo que iba a hacer, era necesario y no todo se podía hacer bajo la ley. Entraría a ese laboratorio y descubriría algo, algo que pasaba y que no se trataba de los espiritus de los que el pueblo murmuraba, un secreto que era necesario descubrir.

Experimento 908Donde viven las historias. Descúbrelo ahora