capítulo 4

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Pov. Candy

A lo lejos escucho el sonido de las  campanas, aquellas que una vez pregonaron alegría pareciera  que hoy sufrían su ausencia.

Me encontraba caminando entre los rosales pensativa, el cielo aun se encontraba oscuro.
No había pasado ni un día desde que Anthony se había ido yo sentía un enorme vacío. Pensar que jamás volveré  a ver aquellos ojos iluminarse al mirar las rosas.

De pronto una voz familiar me sacó de mis pensamientos.

-Candy,- la voz de Stear sonaba agitada, era obvio que Había estado corriendo.- por fin te encuentro, la abuela Elroy y Archie nos esperan.

-Lo entiendo- dije sin la mayor expresividad en mi tono de voz.

- A él no le gustaría que estuvieras así de triste ni en este momento.

-Cómo quieres que me sienta Stear yo... -las lágrimas aparecieron de nueva cuenta y hundí mi rostro en el pecho de Stear-. Yo lo amaba tanto, no creo poder vivir así, él me daba fuerza para seguir.

-Escuchame Candy,- me tomó de los hombros y me separó de su cuerpo para después mirarme a los ojos.- sé que es duro aceptarlo, pero ahora el se encuentra en un lugar mejor y lo único que nosotros podemos hacer es esperar el  momento para reunirnos de nuevo.- aquellas palabras me tranquilizaron un poco, era cierto en algún momento volveríamos a encontrarnos y hasta que eso ocurriera aun faltaba mucho tiempo.- Ahora Candy,  seca esas lágrimas y vamos a despedirnos de Anthony. ¿De acuerdo?

- De acuerdo.-respondí al tiempo que secaba mis lágrimas y le dedicaba una sonrisa a Stear.- Gracias Stear, eres un gran amigo.

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En la entrada principal de la mansión se encontraban reunidos los parientes de los Andrew. Hubo  un hombre que llamó mi atención ya que no lo había visto jamás, ni siquiera en la cacería del zorro.

Aquel hombre conversaba con la tia abuela, tenia curiosidad por saber quien pues me recordaba un poco a Anthony.

De pronto escuche la voz de una de las personas más egoístas del mundo tras de mí.

- Ahí está la huérfana culpable de todo.-chilló Eliza.- Si no hubieras sido adoptada por el Abuelo William Anthony seguiría vivo.

-Silencio Eliza,-intervino Archie.-  Candy no tuvo nada que ver en esto,todo fue un accidente.

Me sentí aliviada ya que estaba segura de que Eliza no volvería a gritar mientras estuviera cerca de Stear y Archie.Tomé un poco de aire para tranquilizarme, esta vez no vaeroa en la trampa de Eliza.

Estaba a punto de ir junto a Stear cuado de pronto sentí una mano en mi hombro.

- Así que tu eres Candy.- Aquel hombre que unos momentos atrás conversaba con la tía Elroy ahora se dirigía a mi. Hizo una reverencia para después presentarse.- Mi nombre es Vincent, Vincent Brower, me hubiera gustado conocerla en otras circunstancias señorita.

- Usted es...

-Así es Anthony era mi hijo.-en aquellas palabras pude sentir el dolor del padre de Anthony. Para él fue muy difícil aceptar la muerte de su esposa así que dejó a Anthony al cuidado de la tía abuela y regresó a Francia para ocuparse de sus negocios. Sin duda era golpe muy duro perder a su hijo único también .

-Un placer conocerlo señor Brower.

-Anthony te tenia un cariño especial, en las cartas que me escribía siempre  hablaba de ti y en su última carta me pidió esto,-De uno de su bolsillos sacó un pañuelo, ése a su vez contenía un pequeño broche de oro en forma de una Rosa.- Este broche pertenecía a su madre, me pidió que se lo hiciera llegar puesto que se lo regalaría a una pequeña rubia; creó que se refería a ti.-No podía creer que Anthony pensaba obsequiarme algo tan hermoso como aquello, para el las cosas materiales no tenían valor. No sabia que decir o como reaccionar.- Tómelo por favor señorita Candice, si Anthony quería dárselo era por que la apreciaba demasiado.

Dudosa lo acepte y lo coloque en una de las bolsas de mi abrigo.

- Señor Brower, gracias por darme este broche; Estoy segura que ahora Anthony y su madre están juntos.

Sin mas palabras el señor Brower hizo una reverencia y camino hacia donde se encontraba la carroza fúnebre

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Pov. Anthony

Los rayos del sol comenzaban a aparecer en el cielo.
Una carroza tirada por dos caballos subía con dirección al cementerio de los Andrew.

Lo que pasaba era algo sumamente extraño para mi pues, ¿Quien se puede imaginar caminando hacia su tumba?

La verdad yo no comprendía nada. Sólo espero que cuando mis restos sean puestos junto a los de mi madre pueda dejar este mundo.

Caminaba entre la multitud buscando a mi pecosa y a mis primos.

Después de buscar entre todo el mar de gente los encontré y decidí caminar junto a ellos como en los viejos tiempos.
Sus rostros delataban todo el dolor que sentían, sin embargo ninguno de los 3 lloraba cosa que me hacía sentir mejor.

Después de algunos minutos llegamos a donde mi cuerpo sería enterrado.

Las personas decían  sus oraciones al rededor de la tumba mientras el  ataúd era bajado lentamente. Sollozo se escuchan entre toda la multitud, miraba al rededor y puede distinguir la silueta de mi padre; nunca creí que lo vería en estas circunstancias. Empecé a recordar los momentos que pasamos mi madre,  mi padre y yo juntos,  eran pocos lo aún recordaba claramente ya que la ultima vez que estuvimos los 3 reunidos yo era muy pequeño.
Perdí la noción de tiempo y me di cuenta de que todos se habían ido ya

-¿Por qué sigo aquí?
¿por que no puedo ir con mamá?

Resignado de seguir atado a este mundo me di la vuelta para regresar a la mansión pero escuché unos pasos tras de mi

-Quien podrá ser, todos se han ido ya.- en ese momento me di la vuelta y lo a un hombre mirando mi lápida.-  Pero si es...

Entre Rosas y LibretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora