Amor Sin Límites || Diego Laínez y Edson Álvarez (Adaptada) ✓

Capítulo 11 || Amor sin Límites

Mi handy (dispositivo de radio) comenzó a sonar

— Galilea ¿me escuchas? -era Edson. Intenté contestarle pero Diego me lo quitó.

— Y tú eres... -dijo Diego con voz de ironía.

— Si le pones un dedo encima te mataré infeliz -le dijo Edson furioso.

Diego soltó una risa muy burlona.

— No me hagas reír ¿tú y cuantos más me atraparan? -dijo apagándolo.

— Oye ¿por qué no te entregas ya Laínez? -dije intentando sacarme la venda pero me detuvo.

— Hey, quédate ahí -dijo agarrándome las manos. De pronto oímos la sirena de la policía, la manzana estaba rodeada por la policía federal, el FBI, todos para atraparlo.

Escuché que Diego hablaba por teléfono.

— Hazlo ahora -le dijo a alguien en el teléfono.

No sé que fue lo que dijo que hicieran pero lo que sé es que ya todo el equipo de policías estaba entrando al departamento.

— Tú y yo nos vamos, muñeca -dijo cargádome en su hombro.

— ¿Qué? no ¡suéltame! -me moví desesperada pero solo me dio un golpe en el trasero- Que idiota eres -le dije furiosa.

Lo que Diego hizo, fue decirle a sus hombre que cortaran toda las luces del edificio para distraer a los policías que estaban entrando a paso rápido.

— ¿A dónde me llevas infeliz? -me quejé, estaba furiosa y encima el equipo no aparecía.

— ¿Qué? ¿pensaste que me iba a creer que vendrías sola preciosa? soy mas listo que tú, lo fui durante mas de un año ¿te acuerdas? -dijo irónicamente.

Diego llevo a Galilea al depósito donde se guardaban las cosas de limpieza y de más, la ató a una silla y no le quito la venda en ningún momento.

— ¿Dónde estamos Laínez? déjame ir, igual te atraparan, idiota -le grite furiosa. Se acerco a mi, yo no podía ver nada, pero podía sentir su respiración cerca de mi boca.

— Shh, deja de gritar mi amor, aquí nadie puede oírte -dijo besando mi mentón rodeando mi boca sin tocarla. No me moví, no podía, sentía un calor dentro de mí que no lo podía explicar.

— ¿Por qué no me dejas verte? -dije tratando de sonar convincente, a lo mejor si escapaba recordaría su rostro.

Dio una carcajada y me beso el cuello.

— No ahora muñeca, pronto me verás y te enamorarás de mi -dijo pasando su lengua por mi cara.

Que idiota es si piensa que me voy a enamorar de él, lo odio como a nada en el mundo y cree que me engancharía con él, yo sólo acepté este caso porque quiero verlo tras las rejas y reírme en su cara.

— Saca tu asquerosa boca de mi rostro imbécil -dije apartando mi cara. Me agarró del cuello bruscamente.

— Hey, no me hagas enojar preciosa, mira que si me enojo puedo ser muy peligroso -dijo bajando la mano de mi cuello hacia mis pechos y bajando hacia mis piernas. Me moví exaltada.

— ¡Ayuda! -grité, quería salirme de ahí. Y...

Corregido ✅