Amor Sin Límites || Diego Laínez y Edson Álvarez (Adaptada) ✓

Capitulo 28 || Amor sin Límites

— ¡Agh! estos pendejos que toman la calle para correr carreras... -dijo molesto Edson, dí una leve risa, él me miró sonriente pero de pronto me asuste mucho cuando un auto negro se nos puso adelante haciendo que Edson frenara de golpe, tres hombres armados bajaron y se acercaron a nosotros, ni Edson ni yo traíamos el arma, creímos que no seria necesario pero nos equivocamos.

— Tranquilos, llévense todo pero no nos hagan daño -dijo Edson levantando las manos; uno de ellos vino por mi lado y me agarro del brazo y Edson enfureció- oye, no la toques infeliz -dijo para después recibir un golpe de unos de ellos que hizo que se desmayara.

— ¡Edson! -le grité y ellos me bajaron del auto y me subieron al suyo donde había otro tipo.

— Súbete ahí -me empujo.

— Hey despacio que el jefe se enojara si la tratas mal -dijo riendo el que estaba a mi lado -hola bonita ¿cómo te llamas? -se acercó a mí.

— ¡Qué mierda te importa! -le dije malditamente.

— Wow, si que tiene carácter eh, con razón se movió a Diego, cierto que a él le gustan las rebeldes... -dijo burlonamente.

— ¿Diego? -dije enseguida- ¿dónde esta él?

— Tranquila que ya verás -dijo acariciando mi rostro, me aparte enseguida y voltee mi vista hacia la ventana.

Cuando llegamos a un hotel en realidad no lo conocía, me bajaron de muy mala manera y me subieron a una habitación, pero ese tipo que estaba a mi lado en el auto estaba poniéndose pesado.

— Métete -me empujo y cerro la puerta. Lo miré fulminante y se acerco a mí y me agarró de la cintura- Vaya, si que sabe elegir Diego eh, digo, eres una policía muy sexy -dijo viendo mis pechos deslizando su mano hacia ellos pero.

— Aléjate de ella ahora -dijo Diego entrando a la habitación.

— Ok, sólo estaba revisando la mercadería hermano -dijo riéndose.

— Sal de aquí ya, vigila que no los hayan seguido -le ordenó.

Una vez que el estúpido se fue, Diego me sonrió y yo me lance a sus brazos y comencé a besarlo con pasión.

— ¿No te hizo nada ese baboso? -dijo viéndome.

— No, pero es un pesado -dije haciendo una mueca.

Él dio una carcajada y volvió a besarme presionándome hacia él de la cintura

— Te extrañé muñeca, no sabes cuando te necesitaba -dijo mordiendo mis labios.

— También yo, no sabía nada de tí hace mucho y me preocupe -dije contra sus labios.

Se apartó y me miro pícaro.

— Bueno pues tuve que secuestrarte para tenerte conmigo.

Ambos reímos y ya no había tiempo que perder ni que hablar, me colgué de su cuello y comencé a besarlo, los botones de su camisa me parecían interminables cuando se los desabrochaba, él por su lado acariciaba todo mi cuerpo con sus gigantes manos; cuando me deshice de su camisa él se deshizo de mi vestido dejando ver mi ropa interior de encaje de color rojo... se aparto de mí y me miró detenidamente y se mordió los labios me giro me tomó de la cintura y besaba mi hombro yendo hacia mi cuello y mordiéndome tiernamente, pude sentir su erección contra mí, estaba demasiado excitado como yo, así que no quise hacerlo desear mas y me puse de frente y desabroche su pantalón dejándolo caer, cuando ambos estábamos casi desnudos, él me alzo en su cintura y me llevo hasta la cama, cubierta por sabanas blancas...

Caí en un sueño profundo al igual que él, no tenia fuerzas como para pensar en nada solo en estar con Diego, ese delincuente que robó mi corazón.

Narra Edson: