Así avanzamos en el protocolo, hasta que un buen día me entregaron el resultado del cito-químico:
- El niño salió positivo en el exámen, me dice la doctora Margarita-.
- Y Eso ¿qué significa Doctora?
- Significa Blanca, que el niño nos ha hecho una recaída que se ha infectado el líquido cefalorraquídeo y que por lo tanto es necesario iniciar procedimiento con radioterapia y hacer una nueva inducción para iniciar nuevo protocolo, mas fuerte, más agresivo que combata las células cancerígenas.
Aquí voy a hacer un alto en el relato. Soy homeópata Naturópata y tengo un Centro Médico en compañía de otros dos colegas más. Allí manejamos diferentes terapias alternativas, naturales, como la homeopatía, oxigenación hiperbárica, terapia neural, acupuntura, botánica, fitoterapia, cromoterapia, quiropraxis americana por medio del martillo neurológico, masajes, en fin son variadas las terapias que tenemos, todas ellas holísticas, bioenergéticas, que buscan estimular la energía vital cuando se encuentra bloqueada o alterada.
Con esta brevísima semblanza, sólo quiero dejar expresada la confusión por la que pasaba mi espíritu, cada vez que me informaban sobre la enfermedad de mi hijo, o como ahora, sobre la crisis que se avecinaba.
Siempre he sido una mujer sana física, mental y emocionalmente. Nunca he vivido excesos de ningún tipo y desde hace más de quince años vengo en un proceso de búsqueda de la verdad que me ha llevado a cambiar de hábitos de alimentación y costumbres, en mi esfera física. Más en la parte emocional que la considero totalmente ligada a la espiritual la cosa ya cambia.
Aunque soy tranquila y me considero de alguna manera serena, soy muy rebelde dentro del conocimiento que adquiero, llevándome a estar en constante investigación, razonando todo el tiempo para corroborar, todo lo que la física cuántica podía darme, y a lo que la homeopatía me enfrentaba todo el tiempo. Las diferentes terapias que empleo, igualmente han sido ampliamente experimentadas, para conocer como funcionan, además porque nuestra propuesta es brindarle al paciente resultados, contundentes y rápidos.
Por aquella época y desde hace algunos años, debido al paso por uno de los grupos de izquierda, en el que milité unos años, muchas de estas investigaciones giraron alrededor de los libros del materialismo dialéctico de Carlos Marx, Lenín y el pensamiento de Mao Tse-Tung, que me atraía sobremanera, por la contundencia de la reforma del pensamiento efectuada en su pueblo, a través de la revolución cultural china. En esta época por supuesto desconocía la profundidad de la visión espiritualista, aunque había sido educada en un ambiente familiar ampliamente religioso y menos podía pensar lo que la filosofía espiritista me entregaría producto de todo este testimonio.
Por lo tanto el estilo de vida que tenía era disciplinado, perseverante y consciente, en búsqueda constante de mi crecimiento intelectual-espiritual. Por eso he trasegado varios caminos que pudieran llenar todas las expectativas, o los grandes vacíos que la educación religiosa que adquirí en mi hogar me dejó, pero sin matricularme nuevamente en ninguna organización, porque siempre he temido, la castración del libre pensamiento, el condicionamiento a través del temor infundado, el fanatismo y el dogmatismo paralizantes, que no permiten la razón lógica.
Aunque de alguna manera me sentía con la capacidad para asumir todo lo que estaba viviendo con el niño, asimilarlo, me costaba un gran esfuerzo. Me negaba a rendirme; a que solo éste fuera el único camino por seguir en este proceso. Amén, que ya empezaba a perder toda concepción espiritualista lógica.
Aunque creía haber comprendido y estar lista para el proceso que se me avecinaba, volvía de nuevo la confusión. Mis conocimientos se perdían en la inconsciencia de la realidad que vivía; era una madre atribulada, angustiada e impotente, buscando curar a su hijo, que a veces flaqueaba o se dejaba llevar por el dolor como ahora sucedía
