CHOCOLATE PAN Y CANELA

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Esta no sería la primera vez, que tendría que hacer esto. Vendrían muchas otras horas de angustia, desesperación, soledad e impotencia y tenía que prepararme.

A esta altura de la situación, empecé a clarificar los últimos acontecimientos. Ahora sí entendía aquella ansiedad por querer hablar con Martica, porque dentro de mí sentía que ella era la única que podría no solo entenderme sino apoyarme en todo. Sabía que por sus dotes mediúmnicas ella podía acercarme a ese mundo espiritual desconocido, en un momento dado, para brindarme el apoyo de los seres que solo ella sabía estaban rodeando a JD y porque no, a mí. Aunque ninguna de estas elucubraciones mentales, resolvían las preguntas innúmeras que giraban en mi cabeza, por lo menos muy en mi interior, entendía que tenía en quién apoyarme de una forma racional, para mi escaza comprensión actual de este mundo espiritual que cada vez más estaba tocando.

Al día siguiente la situación era totalmente evidente., Nos enfrentamos a la enfermedad en todo su furor.

Las encías superior e inferior, amanecieron con sendos hematomas haciendo que los dientes fueran hipersensibles, a cualquier alimento, ya fuera sólido o líquido, frío o caliente. En la mucosa interna de la boca y el paladar aumentan los coágulos de sangre y por entre los molares empieza un sangrado constante. La arteria superficial temporal izquierda, se pronuncia demasiado, evidenciando su estado crítico.

Por efecto de la radioterapia, su cabello se había caído y recién empezaba a crecer, por ello eran más impresionantes las protuberancias que se observaban en cada hematoma que le había salido en la cabeza.

El calor permanente de su cuerpo no baja de 38.5C y hace que rechace el pijama y quiera permanecer desnudo totalmente, con el ventilador de frente y que le esté abanicando además constantemente. Su piel es ardorosa, hipersensible y no consiente que le toque o roce nada y mucho menos, acepta que me separe de su lado.

Pide constantemente que le bañe y como tiene su piscina, le doy diariamente ese gusto; le he llegado a contabilizar diez baños diarios. También noto que cuando juega mucho en el agua, que siempre lo hace porque aun no ha perdido su espíritu animoso y mueve mucho sus brazos o piernas, los hematomas se intensifican según sea la articulación en movimiento.

Cuando no está en la piscina, entonces vamos a Holguines a extasiarse con las fuentes, chorritos y cascadas. Pasamos varios minutos inclusive horas, recorriéndolos y cantándoles, la canción del "chorrito". Algunas veces voy hasta cuatro veces al día Los vigilantes y algunos comerciantes ya nos distinguen y reconocen; de alguna manera, hemos tenido que contar la historia, por lo que nos miran algunas veces con dolor y es por ello que a veces los eludo, para no observar sus miradas y gestos compasivos.

Desde el mismo instante en que recayó JD, no ha querido volver a ver cerca a mi madre ni a la tía abuela "Claringa", como él la denomina. Por supuesto el dolor de mi madre, al ver no solo el deterioro de su materia, sino la lejanía en la que la ha sumido, marcan más su dolor y es común ver a mi madre con frecuencia como escondiéndose para verlo de lejos a hurtadillas, y aun así JD la descubre y le grita: - Abuelita váyase, no la quiero ver!

Esto por supuesto desconcierta a mi madre porque no entiende como JD que casi siempre dormita, la puede ver o percibir cerca. En días anteriores conoció en el parque a un amiguito de 10 años llamado Fabián con el que ha hecho buena amistad, porque es muy carismático como él, juguetón y se ríe con facilidad de las pilatunas que hacen o ven hacer.

Le ha tomado mucho aprecio y quiere ir al parque de la unidad para jugar con él.

Este día particularmente lo llama para presentármelo y desde ese momento este niño no se desprendió más del lado de JD. No sé si por verle ya su estado demacrado, macilento y de alguna forma grotesco que presentaba JD en estos momentos, o porque realmente se identificó tanto con el niño que quiso ayudar a estimular para que tomara líquidos, como le insistía.

JUAN DIEGO, Luz y AmorWhere stories live. Discover now