Han pasado los meses después del regalo del cuadro, internándome cada vez más en la lectura y el estudio de toda la literatura de la Doctrina Espírita. Además de las obras de la codificación Kardeciana, me atrae sobre todo leer las historias y dramas de Francisco Cándido Xavier y el espíritu André Luiz, las de Divaldo Pereira Franco por el espíritu Joanna de Angelis por el contenido sobre Psicología transpersonal, tocando todo lo concerniente a la problemática emocional que vive el ser humano y los dramas de Obsesión de Manuel Filomeno de Miranda.
Se acerca el VI Congreso Espírita Colombiano a realizarse en la ciudad de Cali y asisto, en esta oportunidad con un ansia enorme por comprender toda esta doctrina. Durante el desarrollo del mismo, percibo una gran cantidad de médicos de diferentes especialidades que asisten venidos de otras ciudades. Especialmente un grupo nos comparte sus experiencias vividas en Brasil presentándonos los vídeos obtenidos en algunas manifestaciones mediúmnicas de curación. Todos estos aportes, además de las conferencias, lograron definitivamente encausar mi atención, hacia el estudio serio, para dar cabal definición a todos los interrogantes, que hasta el presente se hubieran podido presentar.
El Centro Médico que me proporcionaba económicamente mi subsistencia, tiene sus reveces y debo clausurarlo. Ha quebrado. Por mala administración. El desengaño, la frustración, la decepción de la amistad traicionada, me dañan mucho y hacen que me aísle tratando de entender qué pasó y porqué. Cómo entender que alguien con quien compartí tantos momentos importantes construyendo esta Empresa, pueda hacer tanto daño, después de tantas experiencias vividas en conjunto, tanto trabajo arduo compartido, tanto amor puesto en las jornadas diarias.
Para tal fecha ya tengo algunos amigos espíritas que me ayudan a calmar esta aflicción moral. Y es cuando más me hundo apasionadamente en la lectura y el estudio espíritas, encontrando no solo calma para mi espíritu, sino las luces del raciocinio, para entender, por qué algo que construí con tanto desvelo, trabajo y amor, finalizaba estruendosamente con tanto engaño y perfidia, de parte de uno de los socios, compañeros y "amigos" que acompañaron este proceso. Logro entender qué significa la Ley de Causa y Efecto.
Decido iniciar un estudio sistematizado de esta maravillosa doctrina, y es así que me doy a la tarea de adquirir los primeros libros. Uno de los que me han recomendado, sobre manera, por la paz que brinda al espíritu y que podría ayudarme en el desenlace por el que acabo de pasar con mis antiguos socios, es El Evangelio Según el Espiritismo. Me han recomendado que lo abra al azar, después de haber pedido a mi Guía Protector, o Ángel de la Guarda, que me oriente y así lo hago.
Cuál es mi sorpresa, cuando al hacerlo, leo un mensaje sobre "La Cólera" y quien lo firma es Hahnemann espíritu, en 1865 en París (1). Me acerqué con esta lectura más, a entender por qué las emociones primitivas o inferiores, hacen que el ser se comporte de manera irracional y casi aberrante en algunos casos desperdiciando tiempo, oportunidades y a través de grandes conflictos. - "Coincidencia?" lo dudo.
Esta es la forma maravillosa, contundente y sutil como nos van guiando los espíritus buenos, cercanos a nosotros, si así lo permitimos. Fue además una clara señal y si alguna duda me quedaba con este mensaje y su autor, se había esfumado, para emprender mi nuevo aprendizaje. Además, cuando leo la biografía de Allan Kardec, me encuentro que también este querido médico alemán Christian Friedrich Samuel Hahnemann, padre de la Homeopatía, formó parte del grupo de espíritus que confirmó la tarea a Hipólito Leon Denizard Rivail (Allan Kardec).
Bien. Continuando con este relato de experiencias.
Nueve años después de la desencarnación de JD, unos amigos y hermanos en la doctrina espírita me invitan para que dicte una conferencia sobre "El Aborto" y viajo a varias ciudades del Huila, Neiva, Pitalito y Palestina a cumplir con lo prometido.
