Drop a heart, break a name
We’re always sleeping in and sleeping for the wrong team
-Sugar, we’re going down, Fall Out Boy
Luego de un minuto de silencio total por parte del grupo, Brendon decidió romper el hielo.
–Sarah se va de la ciudad... permanentemente.
Todos lo miraron, y Ashley hizo una pregunta cuya respuesta ya esperaba.
–¿Y tú…?
Brendon miró su botella y dio un largo suspiro antes de contestar. –Me voy con ella.
–¿¡Qué!? –Tyler se veía como si acabaran de abofetearlo–, ¡No puedes irte! ¿A dónde irás? ¿C-cómo-?
–Tyler –lo interrumpió–, no es tan lejos, no son más de dos horas de viaje en avión, vendré a visitarte los fines de semana, o una vez al mes, tampoco es que tenga tanto dinero o ganas de viajar en avión…
–Bren, no puedes irte.
–Tyler, no voy a quedarme lejos de Sarah, y puedes apostar tu dulce trasero a que no voy a dejarla.
–Va a ser un frío día en el infierno cuando eso pase –afirmó Jenna.
–Pero… –Tyler se veía un tanto triste–, ¿En qué casa voy a quedarme cuando Ashley me eche?
–Vaya, me pregunto quién de todos tus amigos presentes en esta habitación podrían hospedarte –fingió pensar.
–¿A quién voy a molestar para tocar sus instrumentos? ¿A quién…?
–Por Dios, Joseph –Brendon se veía exasperado–, solo serán unos meses, seis como mucho, si le cuento a mi madre va a protestar menos que tú.
–Me dejas por tu amante –Se cruzó de brazos, pero no pudo disimular mucho tiempo y se rió–. No puedo creer que todavía no le pidas matrimonio a esa chica.
–Yo tampoco –dijo Brendon sinceramente.
–¿Cuándo te vas? –Preguntó Josh.
–Enero, después de las fiestas. Planeo hacer una fiesta de despedida o algo por el estilo.
–Cuenta conmigo para participar –Dijo Ashley.
Brendon sacó su teléfono del bolsillo y revisó un mensaje que le llegó. –Bien, tengo que ir a ver a Spencer, cualquier cosa me llaman –dejó su botella vacía sobre la mesa y dio un saludo general antes de salir por la puerta principal.
–Voy a extrañarlo –dijo Tyler.
–Ty, no se va a la guerra –dijo Ashley.
Tyler puso una mirada melancólica y suspiró exageradamente: –¿Cuándo volverá mi marido de la guerra?
Ashley rió y se puso de pie para dirigirse a preparar café.
Ya era mitad de diciembre, y el verano estaba en pleno apogeo, el calor era abrasador a la luz del sol, aunque para suerte de todos en la sombra corría una suave brisa que hacía todo más soportable.
Josh y Tyler salían más que nunca, ya que tenían sus dos semanas de vacaciones en el trabajo, le costó muchísimo a Josh convencer a su jefe de dárselas al mismo tiempo que a Tyler, pero finalmente lo logró con un sacrificio, mover la fecha de las vacaciones de Dallon.
–Con la cantidad de favores que me debes –le dijo Dallon después de aceptar el trato–, no actúes sorprendido si aparezco en la puerta de tu casa pidiéndote que me ayudes a ocultar un cadáver.
