Velvet lips and the eyes to pull me in
We both know you’d already win-Sarah Smiles, Panic! At the Disco
Luego de una muy insatisfactoria sesión de sexo, el chico rubio cayó dormido a su lado.
Ashley se tomó unos momentos mirando el techo hasta que recuperó el aliento y se levantó de la cama haciendo el menor ruido posible, recuperó todas sus cosas y salió del departamento.
Se terminó de vestir en el ascensor y se acomodó la ropa mientras se dirigía a la salida; miró su reloj, que marcaban las seis de la mañana, y esperó que Tyler ya haya llegado a casa, o su preocupación por él no iba a permitirle dormir tranquila.
Entró en el auto que le “prestó” Brendon y condujo en dirección al centro, suspirando mientras se concentraba en la calle por la que iba, y se encontró a si misma pensando en Tyler. Más bien, en su corazón roto.
Sintió un poco de envidia; había pasado tanto, tanto tiempo desde que ella se enamoró de alguien, que ya ni siquiera recordaba cómo se sentía. Extrañaba el tener a alguien en quién pensar día y noche y ansiar el momento en el que lo vería, sentir explosiones en el pecho al tener a ese alguien especial, al besarlo, incluso con solo tenerlo cerca.
Ni siquiera recordaba a la última persona con la que se sintió así.
Tal vez fue con una de esas cientos de personas que conoció en las cientos de ciudades que visitó hasta establecerse en un lugar fijo con Tyler, pero no se le venía una sola persona a la mente.
Tal vez ella no estaba destinada al amor; tal vez ese era el precio que se pagaba cuando no se pertenecía a ninguna ciudad: no pertenecer a nadie.
Estacionó a unas cuadras de la cafetería y caminó las restantes, consumiendo un cigarrillo rápidamente.
Tiró la colilla al piso y entró a la cafetería, que se notaba había abierto recién.
–¿Pete?
–¡Ashley! –Pete tenía una profunda voz de dormido y se frotaba los ojos mientras bostezaba repetidamente.
Ashley cayó en la cuenta y se dio un leve manotazo en la frente. –Olvidé que Tyler cambió turnos. ¿Sabes si volvió a casa?
–Sí, hace como dos horas le dijo a Frank que se iba con su hermano a tu casa.
–Frank no tiene hermanos…
–Lo sé. El chico era Dean, pero dudo que Tyler hubiera reconocido a alguien en ese estado.
Ashley suspiró aliviada de que Tyler este en buenas manos y puso un billete sobre el mostrador. –Cappuccino y dona con chocolate.
Josh llegó a las siete, y se encontró de nuevo no siendo recibido con el “hola, compañero” que le alegraba cada mañana.
–¿Ash? Te veo cansada –saludó mientras comenzaba a atender.
–No dormí –dijo con la boca llena de la tercera dona con chocolate que llevaba pidiendo–, estas cosas son asombrosas.
–¿Hubo fiesta? –Josh sabía que la había porque rechazó la invitación, pero no era eso por lo que preguntaba.
Ashley asintió. –Fui con Tyler y luego vine aquí mientras él se iba con Dean –lo miró para ver como reaccionaba.
Josh sintió la molestia pincharle atrás de la cabeza, mas no dijo nada.
–Lo dejaste bastante mal, sabes –dijo ella y dio un sorbo a su taza.
Josh asintió.
–¿En serio no sientes nada?