Me desperté con el sonido de un gallo cantando.
¿En que estaba pensando ayer cuando me puse ese tono como alarma?En fin, que me levanté de la cama, fui al baño, volví a la habitación, me vestí y fui hacia las escaleras que conducían a la cocina.
Cuando estaba pisando el quinto escalón, me resbale y caí rodando hacia el piso inferior; esto es elegancia bajando unas escaleras y lo demás son tonterías.
Intente levantar la cabeza y al ver mi cara de sufrimiento por aquella acción, se acercaron los padres de Ken a ayudarme a que me levantara.
Cuando por fin estaba de pie, su madre me acercó su mano con una bolsa de guisantes conjelados, como cura al golpe que me había dado.
Pasado aquel incidente me senté en la mesa de la cocina donde había un plato con una crêpe.
Pensé que Ken ya había desayunado, aunque me extrañó que nuevamente hubiera desayunado sin mi.Mientras devoraba la comida del desayuno, su padre me dijo que en cinco minutos me iba a llevar al Instituto pero... ¿y Ken?
Me extrañó que no me dijera que Ken también venía, pero supuse que se había equivocado con el español, así que lo deje pasar.
Pasados los 5 minutos me digj que cogiera las cosas y subiera al coche y así hice. En el coche, en el que pensaba que me encontraría con Ken, el, no estaba.
Pensé que iba a subir al coche después, pero no fue así. No subió. Y nos fuimos.
De camino al Instituto le pregunté a su padre porque no había venido su hijo y me dijo que estaba en la cama enfermo, con fiebre y apenas podía moverse.
ESTÁS LEYENDO
Kector
RomanceUna verdadera historia de amor que sobrepasa las fronteras y el idioma. Y sobretodo la intensidad de amar entre hombres.