Capítulo 5.

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Regaló una miradilla discreta a su acompañante. Tenía una hermosa sonrisa en sus labios, mostrando el placer que sentía al estar acompañada de él. Bebía su té de forma educada y totalmente refinada, como si estuviera en su sangre comportarse tan pomposamente. Mientras Louis, solo intentaba lucir elegante en las fiestas, y con cierto tipo de personas. Jane no era ese tipo personas para demostrar sus modales, ya sentía una confianza sorprendente a la castaña, como si ella supiera sus más ocultos secretos, y entendiera con perfección la situación que lo atormentaba y hacía de su vida un martirió. La chica lo observo. El café se mezclo con el turquesa de los ojos de Louis, haciéndolo sonreír con inconsciencia, mientras abría sus labios para acabar con el silencio que existía entre ambos, nada incomodó debo agregar, pero sería más gratificante una plática amena, solo que Jane se le adelanto, siendo ella quien rompió el silencio.

— Los cuadros que me has presentando me han dejado embelesada por completo — Dejó la taza en la mesita de madera, colocando sus manos ahora en su regazo — Creo que deberías mostrarle esas pinturas a el joven Harold, estaría complacido de exponer esas pinturas. En cambio las otras pinturas solo son un trazo vació, sin ningún sentimiento reconfortante  que pueda transmitirnos.

— Me has resultado dichoso el escuchar tu breve crítica hacia mis cuadros, Jane. — Acomodó su saco y sonrió con placer ante los halagos de su acompañante — Pero he de admitir que prefiero mostrar mis otros cuadros a los que has llamado sin vida, a que alguien sepa lo que estoy sintiendo en este instante — comentó refiriéndose a su confusión sexual, que en todo sentido abarcaba a Harry— Estoy seguro que el analítico de Harry sabrá mis más profundos secretos en un abrir y cerrar de ojos, cosa que no quiero aun, menos para que lo usé como una ofensa en nuestra convivencia.

— Convivir con él no debe ser tan horrísono como me lo has contado.

— Es lo que te imaginas, multiplicado por dos decimas — Suspiró cansado.

— Oh, vamos Louis — colocó su mano sobre la de él. Sin ningún rocé eléctrico, ni sensación cálida; solo un peso sobre su mano que no le incomodaba, pero tampoco le gratificaba — Sigo sin creer que el Joven Harold te haga sentir tan miserable. Y si así fuera... no necesitas de él para sentirte un pintor pleno, me tienes a mí — Sus labios se curvearon formando una sonrisa frívola.

— Gracias, Jane — Constriñó su mano, y la acerco a él, apoderándose de su cintura — Gracias por estar conmigo en estos momentos.

La chica incómoda de la situación, estuvo a punto de protestar, o alejarse de Louis por completo, pero el atrapo sus labios con los suyos. Comenzando un beso sin sentimientos, sin predilección, o ternura alguna; solo era un beso y, ya. Completamente frío y, rígido aunque no pareciera. Jane correspondía con cierto miedo y, pesadez a los talentosos labios de Louis, que tornaban el beso más factible. Él solo intentaba demostrar afecto para la chica, pero no lo lograba, simplemente el besarla le resultaba inútil y asqueroso. No sentía nada, solo movía sus labios por moverlos. Su juego consistía en besarla hasta sentir algo, hasta convencerse de que no estaba desubicado por su orientación sexual, pero mientras más intentaba, más dudaba. Recordó miles de sensaciones alucinógenas y sensuales que llegaron a recorrer su cuerpo provocadas por un sueño, un sueño donde besaba a un hombre, llamado Harry Styles.

— ¿Interrumpo algo? — Una voz grave resonó por la habitación. Se separaron, con los labios hinchados por la búsqueda de ese "algo" que uno debería sentir al besar a alguien que le gusta — Este tipo de bienvenida no me la esperaba — Sonrió con arrogancia mientras fruncía el ceño como si en verdad le hubiera molestado la escena — ¿Qué palabra estoy buscando? — Pensó mientras dejaba sus maletas en el suelo — Una bienvenida inmunda.

— Lo siento, Joven Styles, yo no quería profanar su hogar de esta manera — agregó la chica mientras se separaba completamente de Louis, llena de vergüenza, sabiendo que su nombre estaría en la boca de media ciudad — Me retiraré lo más raudo posible.

La manzana dorada |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora