Capítulo 7.

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Tres días habían pasado, y Harry le había dado 2 para pensarlo. Pero lo único que hacía Louis, era esconderse, y evitar estar a solas con él. Su miedo al infierno, y, a lo que dirían más de él, era más poderoso que, su único deseo, el entregarse de forma ciega, y sobre todo, estúpida a Style, quien ya no insistió en el tema. El profundo, ruin, y asesino silencio de Louis hacia su persona, era más que suficiente para entender que había rechazado su propuesta de la peor forma. Tomando como ejemplo: Obsequiar un dulce a un niño, y este tirará la misma al piso, por el color del caramelo.

Las risillas chillonas resonaban por las paredes, haciendo un eco que Louis no lograba soportar. Mantenía los brazos cruzados observando la escena más repugnante que lograría ver en su vida, hasta hoy. La hermana de Harry había traído a una amiga para que se conocieran, una tal Kendall que sólo molestaba en cualquier aspecto a Louis. Cabellos oscuros lacios y largos, rostro ovalado y ojos totalmente seductores color café. Era demasiado delgada, y bastante alta, lo que la hacía ver un esqueleto andando, pero con ropa de marca, una postura exagerada y apestado en colonia dulce, tal vez demasiado. Sus manos eran largas y tocaban con descaró la pierna de Harry, se insinuaba tan cínicamente que el otro estaba a punto de sacarla a patadas del hogar de Harry. Era notoria la intención de sus caricias mustias, su mirada llena de lujuria hablaba por sí sola, y lo único que lo reconfortaba era que Harry se mostraba tan indiferente, e invulnerable ante cualquier cosa que hiciera. Gemma se levantó dirigiéndose a la cocina, dejándole sólo por primera vez.

— Disculpa — Agregó la femenina y detestable voz de la chica — Tú, chico del suéter ¿Puedes avisarle a Gemma que debo irme ya? — Aleluya — Ya es tarde.

— Si, enseguida voy...

Louis se levantó con entusiasmo, por fin se desharía de la castaña, quien desde que llegaron a casa, pareciera que quisiera desnudarse frente a él menor. Entro a la cocina en busca de Gemma, quien solo preparaba un poco de té; giró su rostro para observar a Louis, y sonreír ante la presencia del castaño. Gemma para Louis era una persona de total agrado, más que nada, porque la chica tenía puntos de vista maravillosos, no sólo del arte, si no, también de la política, negocios, y simplemente familiar. Una mujer con una inteligencia que era de admirar, y sobre todo, un carisma, y una bondad encantadora, que creaban a Gemma una mujer perfecta, en la sociedad tan putrefacta que se empezaba a desarrollar de forma alarmante. Louis se preguntaba, como Gemma, una señorita de educación excelente, y personalidad atrayente, podría haber traído para su hermano, una chica descerebrada, furcia, y muy vulgar.

— Señorito, Louis. Que grata sorpresa que venga a acompañarme a tomar un poco de té — Mantuvo una sonrisa esplendorosa en sus delgados labios — ¿Lo han asustado, nuestros protagonistas que se encuentran en la sala?

— Es un placer entablar una plática con usted, y más, si está acompañada de un té para degustar — Se acercó, y se sentó a su lado con una sonrisa alegre — Verá, me ha hartado tanto" romanticismo" desde que comenzó, pero la Señorita Jenner, me ha mandado a decirle que es tarde, y necesitan retirarse lo más raudo posible.

— Que pena, quería beber el té con el joven Tomlinson — Alzó la taza, como si fuera una copa de vino — ¡Brindo por el precioso rato que me ha otorgado fuera de los amoríos ajenos!

— ¡Brindemos! — Imitó las acciones de la femenina y choco con levedad la taza de té — Fue un placer estar con usted esta noche, Señorita Styles — Hizo una reverencia ante ella, y salió de su habitación.

Camino por el largo pasillo que llevaba a la sala de estar, tenía que avisarle a la insoportable Kendall Jenner que fuera paciente, que en un par de segundos, se retirarían. Al llegar a la entrada de la elegante sala, quedo espantado por lo recién visto. La sangre de le heló, y su rostro quedo pálido, como si hubiera visto algún tipo de asesinato, o, un cadáver en descomposición, pero no; solo observo como la vulgar Jenner, poseía los labios de su adorada musa, con perversidad, con tanto morbo, que la escena era en su totalidad, desagradable. La chica se sentaba voluntariamente en sus piernas, y sujetaba su saco con aferró, pareciendo, que sus caras uñas perforarían la hermosa tela trabajada en Francia. El cuerpo tensó de Harry, y su frialdad al ser besado, daba a entender, que toda esta escena fue causada por la ebriedad de Jenner, y Harry, sólo era víctima. El enojo de Louis era inmenso, y necesitaba atraer la atención de la "ramera" que ahora estaba tocando cada centímetro de su torso. Observo el jarrón, relucía precioso con aquellos girasoles que resplandecían, cosa que no importo a Louis, y dando un empujón al jarrón, hizo un estruendoso sonido, atrayendo la atención de Jenner, con su labial rojo hasta las mejillas.

— ¡¿Qué demonios te pasa, imbécil?! — Dijo levantándose "femeninamente" de las piernas del menor, acercándose amenazante a Louis, quien sólo observo con desprecio — ¡Eres un cerdo al interrumpir así! ¿Cuánto tiempo llevas viéndonos? — Louis sólo la observo con indiferencia — Pervertido... — Soltó una bofetada fuerte a su rostro.

— ¡Paren con esto! — Actuó por fin el menor, con enojo por lo recién ocurrido a Louis — Dejar de reñirse, y crear teatros en mi casa.

— ¿Te has percatado de lo que ha hecho este... cer-?

— No digas nada, por favor. Le has dejado rojo todo el rostro, es demasiado vulgar para una señorita con buenas raíces. — Su mirada era fría como un casquete polar — Debo decir que estoy totalmente ofendido por su comportamiento en mi hogar, y sobre todo, que haya tratado de forma agresiva a mi inquilino. — Negó con la cabeza, esbozando una sonrisa de desagrado — Agradecería que no regresará a mi hogar.

— Debe ser una maldita broma...

— Ya podemos irnos, Kendall  — Menciono Gemma sonriente, hasta darse cuenta de la mejilla roja de Louis, el maquillaje corrido de Kendall, junto con su ropa desacomodada, y el rostro lleno de labial rojo de Harry — ¿Qué... acaba de pasar?

— Vámonos ya — Kendall sujetó a Gemma del brazo, y salió cerrando la puerta con suma fuerza.

— Espérame, por favor.

Dicho esto, salió por la puerta para hablar seriamente con Gemma. Paso al menos una hora, y ellos seguían discutiendo en las oscuras y penumbrosas calles de Londres. Louis se cansó de esperar, y sólo regreso a su habitación. Prendió la luz de baño, observando con atención la marca de la mano de Jenner, haciéndolo fruncir el ceño por completo. Tomo una tela, y hecho un poco de alcohol que tenía guardado en un estante, y lo paso por su mejilla. El grito que pegó se escuchó hasta fuera de la casa. Tomó con fuerza inhumana los costados del lavabo de mármol, sintiendo como la sangre se deslizaba por su mejilla. Jenner había sido un dolor de cabeza, y hasta ahora,  gracias a sus extravagantes anillos de oro, lo seguiría siendo por un par de días más.

— ¡¿Estas bien?! — Se escuchó la ronca voz de Harry detrás dela puerta de la habitación — Louis ¿Se puede pasar?

— Estoy bien... no ha pasado nada — Tomó un poco de papel para limpiarse la sangre que ahora, manchaba su camiseta.

— ¿Si puedo pasar? — Cuestiono aun detrás de la puerta — Tengo que decirte algo importante...

— ¿De qué quieres hablar?

— Aun me debes una respuesta de la propuesta que te he hecho.

Louis paró en seco. Observo como sus mejillas se enrojecían,  no solo por la sangre que corrió por ellas. Su pulso se aceleró, estaba nervioso. No tenía la respuesta que Harry quería ahora. No lo había pensado en los días que le dio, y ahora estaba metido en un grave problema.

La manzana dorada |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora