Capítulo 10.

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Tranquilidad. No existe mejor palabra para describir la casa de Harold por las mañanas. La luz de una cálida mañana se introducía por los ventanales del pasillo color blanco, pintándolo de un destacable color dorado. El cielo reflejaba alegría. El azul era tan vivo que te hacia alegrarte de poder estar vivo ese día sólo para admirarlo. Las nubes paseaban tranquilamente por el cielo, viéndose más blancas que de costumbre; grandes y esponjosas como algodón de azúcar. La compañía del fino sonido del piano haciendo eco en cada rincón de la casa era el detalle más dulce que creaba el ambiente perfecto.

El par de esmeraldas que tenía por ojos se fijaron en Louis. Sus largos y delgados dedos se deslizaban con gracia por las teclas del perfecto piano negro. Melodías totalmente dulces salían de ellas, comenzando con algo tan clásico como Vivaldi, terminando con el popular jazz de la época. Louis mantenía una amplia sonrisa, dejando en exhibición las perlas blanquecinas que llevaba por dientes. Movía su cabeza al ritmo de la música, cerrando los ojos para apreciar perfectamente la música que creaba Harry al improvisar con el piano. Los ritmos pegajosos siendo acompañados por las letras tontas y sarcásticas que colocaba Harry con su gruesa y melodiosa voz sólo hacían soltar pequeñas risas de los labios del mayor, dejando de concentrarse en el sonido del piano, sino también de la música en general, abriendo sus ojos para deslumbrar a Harry con aquel inigualable cielo que guardaba en sus ojos, cruzando sus miradas, dejando escapar las risas que causaba el momento, todo era sumamente perfecto.

La interpretación terminó. Harry se levantó de su asiento siendo elogiado por los fuertes aplausos que Louis obsequiaba, haciendo que esbozará una gran sonrisa que marcaría perfectamente su par de hoyuelos. Hizo una reverencia para continuar el juego, repitiendo “gracias” cada vez que se agachaba. Los aplausos se detuvieron dejando sólo el eco de ellos correr por toda la casa. Louis se mantuvo sentado, y Harry se irguió completamente  para caminar hacia él, ofreciéndole la mano para que se levantara. La sujeto con vergüenza, soltando un quejido al levantarse, logrando que Harry dejara escapar una carcajada un poco fuerte, siendo su hombro golpeado por el mayor tan pronto la risa retumbo en la pared.

— Cierra la maldita boca ya —frunció el ceño mientras le observaba con recelo.

— ¿Te duele mucho tus posaderas? —dejó de reír para observarle con una sonrisa burlona dibujada en sus labios.

—Por tú culpa. —Soltó su mano totalmente indignado, caminando hacia la puerta con cierta dificultad— estás muy tranquilo porque no tienes este insoportable dolor.

— Dolió, pero… ¿Qué tal hace unas noches?

La risa de Styles nuevamente retumbo por el lugar. La sangre de Louis hirvió y el momento de armonía que existió entre ellos desvaneció. La broma terminó molestando al mayor, estrangulando su orgullo, ahogando su ego y enterrando su autoestima. Su rostro que deslumbrara con aquella felicidad extrema fue remplazado por un cielo tormentoso, y facciones tristes. Era fácil detectar que el acto sexual que interpretaron noches atrás no le parecía un tema para bromear. Harry se acercó para tomar su mano, dejando caricias suaves en el dorso de ella intentando consolarlo.

— Sé que estas demasiado familiarizado con la sexualidad, Harold. Sé que para ti fue sólo una noche más, un cuerpo que te satisfago, una boca que sólo te sirvió para besar, una piel que te brindó deseo, un momento de los billones que vivirás en tu vida —hizo una pausa para verle con seriedad, petrificando por primera vez el alma de Harry— lo sé perfectamente, pero si vas a bromear de esto no lo hagas frente mío. Tengo suficiente sabiendo que me iré directo al infierno cuando fallezca. ¿Sabes por qué? No siento arrepentimiento alguno. Podría empezar a andar por el buen camino, pero jamás negaría haber disfrutado aquella noche. —Se encogió de hombros mientras soltaba su mano— le vendí mi alma al diablo para poder pintar bien. Estúpido ¿No lo crees? —Esperó una respuesta del menor la cual no llego— Lo supuse… ten un excelente día.

La manzana dorada |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora