Capítulo 18.

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Horas más tarde volvi a mi casa y estuve arreglandome para el festival, escogí una ropa casual pero cómoda, lo que tenía claro es que iba a disfrutar como nunca.

Muy puntual, Aurora llegó justo cuando me prometió que lo haría, a las ocho y media.

—Vaya vaya, pero que guapa estas —Dijo abrazandome.

—Tu si que lo estás, ¿lista para divertirte?

—Por supuesto que sí, vamos que Abraham y los demás nos están esperando allí.

Fuimos andando bastante ligeras y llegamos en unos 10 minutos, antes de entrar a la playa vi como Abraham me estaba mirando y me saludo desde lejos, entonces empecé a correr hacia a él para darle un abrazo.

—¡Abrahaaaaam! —Dije al caer en sus brazos.

Obviamente, los dos acabamos tirados en la arena muertos de risa.

—Miranda, ¿qué te pasa? Te noto bastante animada eh.

—No lo sabes tú bien.

Nos miramos con una sonrisa y le abracé de nuevo, después salude a los demás.

—Bueno, ¿y esto cuando empieza? —Pregunté.

—El concierto empieza a partir de las nueve, así que mientras podríamos hacer otra cosa. —Dijo Lucía.

Los chicos de repente se miraron con complicidad y después llevaron su mirada al agua, aquello no me gustaba nada.

Sin previo aviso, Jesús cogió a Aurora, Álvaro cogió a Lucía y Abraham a mí y empezaron a correr hacia el mar.

—¡Abraham sueltame ya, ni se te ocurra meterme ahora con lo fría que esta el agua!

—Tranquila Miranda, que yo te abrazo para que se te pase. —Dijo enseñando la lengua.

En segundos ya estábamos todos mojados, realmente el agua no estaba tan fría y hasta era divertido, pero haberme mojado la ropa no es algo que me haga mucha gracia.

Empezaron todos a jugar con ella y a salpicarse unos a otros mientras yo me dirigía a la orilla, hasta que alguien me agarró de la cintura y me atrajo hacia él.

—Hey, ¿dónde vas?

—Pues a secarme fuera Abraham, donde voy a ir.

—¿Estas enfadada?

En ese momento pego su frente con la mía, las gotas de agua de su pelo acababan en mi cara.

—Solo un poquito. —Dije intentando no reir.

—Anda por favor, no te enfades. —Dijo poniendo cara triste.

—No me hagas ese puchero, sabes que no puedo resistirme a eso.

Pero el no me hizo caso y siguió haciendolo.

—Bueeeno vale, no me enfado.

—Así me gusta, ahora ven a disfrutar con nosotros, anda. —Respondio, para después depositar un beso en mi frente.

Cogí su mano y nos fuimos juntos con los demás, realmente aquella noche empezó bastante bien, espero que termine así.

Dime que me amas. (Abraham Mateo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora