Capítulo 21, 2da parte.

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Pasaron semanas y Gonzalo y yo nos hicimos muy buenos amigos, cogimos confianza en muy poco tiempo, hoy el me había invitado a su casa a jugar a algunos videojuegos,  nunca había sido una amante de ellos pero gracias a el les estaba cogiendo el gusto.

—¿Que tal pequeñaja? —Dijo al abrir la puerta.

—Con muchas ganas de ganarte en todo.

Le di un abrazo y pasamos a su habitación.

—¿A que juego quieres jugar hoy?

—Al que quieras, no le tengo miedo a nada, sorprendeme.

—Lo que la señorita diga.

Me dio un mando y me sente en su cama, luego el después de preparar todo hizo lo mismo, pero se puso detrás mía.

—Si tu tecnica es ponerte así para asustarme en cualquier parte del juego que sepas que no voy a caer.

—No era exactamente para eso, pero gracias por darme la idea. —Dijo pícaramente.

—Tengo ojos en la nuca, yo te aviso, el que avisa no es traidor.

—Vamos a comprobarlo.

Pulso el boton play y estuvimos jugando, tuvimos algunos piques entre nosotros pero eran los mismos de siempre, de repente, pauso el juego.

—¿Ocurre algo?

—No nada, solo estoy cansando, me duelen los dedos.

—Parece que a nuestro hombrecito se le ha acabado la cuerda.

—¿Qué has dicho? —Dijo acercandose a mi.

—Nada nada.

Sin esperarlo, me agarró de la cintura y empezó a hacerme cosquillas, no podía parar de reir, el se puso encima mia y siguió haciendome aún más cosquillas.

—¡Para por favor que me da algo!

—¿De verdad quieres que pare?

—Sí, por favor.

—Esta bien, pero...

—¿Qué? —Pregunte desconcertada.

—No digas nada, Miranda.

Poco a poco fue acortando la distancia entre nosotros, no sabía que hacer, estaba en shock y mis sentimientos también estaban confundidos.

Dime que me amas. (Abraham Mateo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora