- La noche que nos llamaron por el caso se suponía que tenía una cena familiar. Mi padre y mi hermano pequeño estaban de camino, pero yo me tenía que irme – con la mirada perdida en las pequeñas ondas que creaban sus piernas al moverse en el agua de la piscina, Jane sintió la presencia de la forense a su lado, sus pies sumergiéndose en el agua también. Se habían movido a la piscina a petición de la detective, así tenía algo con lo que distraerse. – Mi... - suspiró, le estaba costando más de lo que creía. Si algo caracterizaba a Jane era su independencia, su fortaleza. – Mi padre nunca apareció por casa, resulta que llevaba dos meses poniéndole los cuernos a mi madre con una rubia de treinta y cinco años, con la que se ha fugado a Las Vegas. – carraspeó para eliminar la rabia de su voz, respirando hondo. Podía oír la tranquila respiración de Maura a su lado, el ritmo de sus piernas chocando contra el de la propia Jane. De pronto, una suave mano se deslizó a lo largo de su brazo hasta quedarse sobre la de la detective, apoyada contra el suelo sujetando su peso. Esta no se apartó bruscamente de su toque, ¿para qué hacerlo?, jamás se había sentido tan cómoda con alguien tocándole las cicatrices. Fue suficiente para ayudar a la morena a continuar. – Por lo menos se dignó a dejarle una nota a mi madre para que no se volviera loca... El caso es... ¿El día que me metí con Stanley? Cuando vi que mi hermano estaba en la comisaria supe que no traía buenas noticias así que traté de distraerle, ¿sabes?, como con Frost esta noche. Me sale solo, es el instinto de protegerle aunque ya sea mayorcito y esté pensando en meterse a la academia de policía. Al final con tu bronca y todo se fue sin contarme lo que ocurría pero se pasó a verme por la noche y me dijo que mi padre había dejado de pagar las facturas y la hipoteca para ahorrar y fugarse, así que el banco le había quitado la casa a mi madre.
- Oh, Jane... - le dio un suave apretón con la mano – Creo que eso disculpa tu actuación.
- Hombre, gracias, y yo que pensé que jamás me perdonarías – bromeó la morena para relajar la tensión.
Maura la miró con la cabeza ladeada y una expresión peculiar que la detective no supo interpretar, así que apartó la mirada y la volvió a fijar en la piscina, disfrutando del silencio, del murmullo del agua y del cantar de los grillos y cigarras.
- ¿Has dicho que tu madre está sin casa? – preguntó al cabo de un rato la forense.
- Sí, bueno, no, está durmiendo en el piso de mi hermano Frankie. Le tiene desquiciado al pobre...
- Mmm...
- ¿Qué?
- No, nada, solo que... - la rubia se mordió el labio inferior, dubitativa, mirando fugazmente a Jane para comprobar que esta la estaba observando fijamente. – Nada – dijo al final con una sonrisa.
La detective se encogió de hombros, sin presionar, y se tumbó sobre la hierba. La luz de la piscina iluminaba vagamente el recinto, dándole un toque azulado a todo. Contempló las estrellas que brillaban con fuerza en el cielo despejado y dejó escapar un suspiro sin ser totalmente consciente de ello.
- ¿Te gusta la astronomía? – inquirió Maura con curiosidad al ver lo absorta que estaba Jane.
- Me gusta mirar las estrellas y escuchar historias sobre ellas pero no sé cuál es cuál y esas cosas. – Giró la cabeza para mirar a la Doctora, quien permanecía sentada en el borde - ¿Y a ti?
- Oh, puede decirse que cualquier palabra terminada en "-logía" suscita mi interés. – ante la expresión confundida de la detective, se apresuró a aclararlo. – Es una forma combinada procedente del latín utilizado en los nombres o ciencias o campos de conocimiento, significa, de manera abreviada, "el estudio sobre un tema determinado".
Con una sonrisa de diversión, Jane sacó su móvil y alzó un dedo indicándole a la rubia que esperara un segundo. Escribió con rapidez sobre la pantalla táctil, mordiéndose el labio inferior mientras esperaba a que la página se cargara. Sus ojos recorrieron las letras y una sonrisa más amplia aún se dibujó en sus labios.
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The Yin to my Yang
FanfictionJane Rizzoli se guía por corazonadas. Maura Isles solo confía en la ciencia. Ambas mujeres son como el agua y el aceite, el sol y la luna, el Yin y el Yang; totalmente contrarias. Pero todos sabemos que los polos opuestos se atraen irremediablemente...