Las amplias instalaciones estaban llenas de voces, de movimiento en sus blancos pasillos; de personas consumidas por las pantallas iluminadas de muchos dispositivos en sus manos, alejándoles de las quienes estaban a su lado, de su entorno mismo; una escena de lo más normal en esos tiempos.
Una enfermera de cabellos rojos conversaba alegre, casi embelesada con una mujer de piel bronceada que vestía una bata blanca en la recepción.
Mila estaba aquella mañana encargada de atender a los visitantes, aprovechando un espacio para conversar un poco con Sara, la amable pediatra; al menos hasta que el sonido del timbrar de uno de los tres teléfonos junto a ella la hizo saltar de la sorpresa.
—Buenos días, habla...— Deja a medias su frase provocando que Sara la mirase extrañada, ya que la rusa es una mujer que siempre se mantiene segura: que alguien la deje sin que decir es inusual.
La pelirroja cuelga el teléfono seria—. Sara, te veo luego, es un asunto urgente.— Mila busca a alguien que tome su lugar y camina rápidamente hacia los elevadores, la italiana suspiro y pensó que podría llamarla después.
—¡Ah! ¡Yuri! — gritó la mujer, ganándose un gruñido de parte del irritable cirujano—. Perfecto, tu me sirves.
—Oye bruja...
—No tengo tiempo de que te pongas como gato arisco Yura. Estoy buscando a Beka, necesito darle un mensaje importante.
—Argh, bien...yo lo veré en unos minutos, ¿Qué quieres?
—Es un poco raro, pero necesitó que lo recuerdes bien— La rusa le platicó tal cual lo que la persona por teléfono le dijo, incluso dándole un pequeño papel garabateado que hizo en el elevador.
El rubio parecía tan confundido como Mila, así que no preguntó y se dirigió hacia un quirófano donde apoyaría a Otabek; aunque él todavía era lo que podría llamarse interno, especializándose en neurocirugía.
—¿Estás seguro que esto no es una broma? — dijo el kazajo, una vez el otro le explico lo que Mila le conto, dándole el papel con los garabatos de ella.
—Al parecer no, la persona dio demasiados datos de identificación de Jean, como de los detalles de su intervención. Se identificó incluso con el número de expediente de Jean. — Yuri dejó su malhumor, él también quería poder entender las extrañas ordenes.
Otabek vio el papelito en sus dedos, sabiendo que eso podría encargárselo hasta a una enfermera, pero no sólo se sentía de intrigado, también se preocupaba por el bienestar del canadiense.
—Yo me ocupare. —El medico se concentró en la operación que tenía en manos, dejando a Yuri con la intención de pedir explicaciones de su actuar.
Las indicaciones eran muy sencillas, a decir verdad, pero la falta de explicaciones le inquietaba.
Otabek entró al cuarto del joven, ignorando su afectuoso saludó, y confirmando lo que la misteriosa persona les dijo; abrió el cajón del viejo mueble, sosteniendo su aliento al encontrar un libro y un grueso folder sellado dirigido a su paciente.
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Until Tomorrow [YOI] [JJBek]
FanficJean despierta despúes de un coma, de poco más de 60 años, donde al fin la tecnología pudo reconstruir aquella parte de su cerebro dañada, siendo capaz de conservar su cuerpo tan joven como si hubiese dormido unas horas. Años en los que muchas cosas...