Capítulo 3: El comienzo (V.O.)

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Alfred sintió como su pecho se oprimía ante aquello y el rostro se volvió pálido como el de Arthur. Miró a las cuatro personas que tenía enfrente y observó que nadie parecía haber visto o oído lo que el fantasma había dicho.

-Oímos que la familia se mudó hace más o menos dos años... ¿Se mudaron a otra ciudad? -preguntó Matthew con una intención inocente.

-Su familia si, él no -dijo seco Francis elevando su rostro con los ojos cristalizados-. Él se escapó de casa meses antes de que se mudaran -todos se quedaron callados por eso.

-«Esta es mi casa» -recordó Alfred las palabras de Arthur sintiendo mucha más angustia que antes.

-Oh... ¿Y se sabe algo de él o si volvió con su familia? -volvió a preguntar Matthew curioso y a la vez apenado.

-Non -Antonio sacó su móvil y comenzó a deslizar el dedo por la pantalla mientras Francis contestaba-, jamás se supo nada de él.

-Este es -el español giró la pantalla de su móvil para que los dos gemelos vieran la imagen.

Alfred sintió su alma caer a los pies y miró horrorizado la foto. Era Arthur con ellos tres; sonriente, vistiendo unos vaqueros ajustados negros con roturas, una camisa roja desarreglada y una chaqueta negra de cuero con varios anillos en los dedos y varios pendientes en las orejas. Una imagen totalmente al Arthur que el había visto o conocido.

-Espero que algún día vuelva a aparecer -dijo Matthew arrepentido de haber preguntado tanto.

«Está muerto». Pensó Alfred con una mirada lastimera que le otorgó a sus nuevos amigos.

-Mmm... Si... -musitó no muy convencido el japonés, pero nadie dijo nada al respecto ni lo tomaron en cuenta... Menos Alfred.

Se quedó pensando en esa reacción un momento. Había percibido que Kiku no parecía muy alegre con la idea de que su amigo volviera y menos todavía esperanzado de que lo pudiera volver a ver. ¿Por qué? Si eran amigos, ¿por qué?
Una idea terrorífica se cruzó por su mente: Kiku podría ser el asesino.

Agitó la cabeza por eso, era imposible que él fuera un asesino, se le veía tan inofensivo. Además, ¿qué razones tendría para matar a su amigo?

-Alfred, vamos -la voz de Matthew le liberó de aquellos pensamientos tenebrosos y caminó hasta ellos esbozando una gran sonrisa, pero falsa.

Seguro que se había perdido algo de la conversación mientras pensaba, pero le daba igual. Pensar en Arthur le hacía sentir muy extraño... Aunque ahora no podía dejar de pensar en él, o más bien en si Kiku podría haberle matado, o sino fue él quién fue. Le carcomía por dentro lentamente.

Decidió, otra vez, dejar de pensar en eso; no tenía pruebas de que Kiku lo hubiera hecho y menos pruebas aún de que el Arthur que él vio realmente no fuera su imaginación. Llenó su mente de pensamientos felices que le hicieran sonreír como siempre hacía y disfrutó de la tarde con sus nuevos amigos.

Pero la hora en la que se tenían que irse llegó y allí estaban los cinco despidiéndose en la puerta de la antigua casa de Arthur. Todo fueron risas, risas verdaderas, por parte de todos; incluso del padre de los gemelos americanos que observaba orgulloso y feliz de que su lindo y preciado hijo hiciera amigos nuevos ya el primer día de clase.

-Alfred -le llamó el japonés y este se acercó hasta él-, si encuentras o ves algún día algo extraño avísame -le susurró antes de irse corriendo junto sus amigos.

-¿Qué te dijo? -preguntó Matthew que no había entendido bien las palabras.

-Nada -respondió áspero y cerró la puerta de casa de un golpe.

Ghost [UsUk/UsUk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora