Sus brazos tan delgados envueltos en una tela oscura, se cruzaban sobre el alfeizar de la ventana para poder acomodar su rostro sobre éstas, observando algo aburrido el exterior. Era de día, pero no se podía apreciar realmente los rayos del Sol, ni siquiera la calidéz, porque estaba nublado, y las nubes se empeñaban en dejar el ambiente casi literalmente gris. Al menos las corrientes de aire eran agradables y permitía mantenerse cómodo donde sea.
Sus cabellos revoloteaban con una extrema suavidad ante la brisa, casi adormeciéndolo ahí mismo. Escuchar algunas risas de fondo, así como sus pasos eran parte del ambiente, otro día casi igual de tranquilo. Pero el hambre se hizo presente, haciéndole soltar un gruñido. Bufó y se reincorporó, estirándose un poco y a ver si así quitaba un poco la flojera que tenía.
Sus pies descalzos paseaban casi arrastrándose, llegando finalmente hasta la cocina. Miró a sus alrededores y en vez de pedirle a alguna encargada algo para comer, fue directo al refrigerador a tomar una barra de chocolate. Siempre había porque ningún otro niño del orfanato se atrevía a tomar alguno, ya que consideraban que era propiedad de ese niño rubio, Mello. Tomó un par, uno lo puso en su bolsillo del pantalón y el otro lo abrió para comerlo en el camino, apresurándose a salir de ahí antes de que la cocinera le llamara la atención.
Al pasar cerca de la sala de estar de la planta baja, notó algo bastante peculiar, pero no le tomó importancia. Continuó caminando en el pasillo hasta que se detuvo en seco. No... no podría dejar pasar aquello. Regresó sobre sus pasos hasta detenerse frente a la entrada de la estancia principal, mirando al único ser ahí. Un niño mucho menor que él, sentado sobre la alfombra a mitad de la sala mientras jugaba con unos muñecos que traía en mano. Parecía bastante sumido en su juego.
Se quedó ahí durante unos minutos, mirándole jugar. Estaba seguro que a ese niño no lo había visto antes, es decir, ¿Quién demonios olvida a un niño que viste completamente de blanco? Encima de ser albino... Bastó unos minutos más para que el momento en que ese pequeño sintiera la mirada profunda de Mello ocurriese. El rubio podía notar cómo volteó con lentitud hasta que sus miradas se cruzaran, sorprendiendo al chico de cabellos blancos al encontrar a alguien observándole. Aquél niño poseía una mirada neutral, fría... vacía. Pero a Mello le pareció ver algo más que eso.
El albino cambió ligeramente su expresión y alzó su mano, saludándole con sutileza. Mello se paralizó por un momento, sintiendo sus mejillas ligeramente sonrosadas por la repentina pena que surgió en él. Devolvió el gesto unos segundos después, alzando también su mano para saludarlo, obteniendo de vuelta una pequeña sonrisa curiosa por parte de ese niño. Y entonces, simplemente volvió su atención a los juguetes.
El rubio no pudo evitar pensar que ese niño era algo raro. No es que hubiese hecho gran cosa, ni nada fuera de lo común, pero sentía algo extraño a pesar de no haber estado cerca. Decidió mejor alejarse, regresando a su camino por los pasillos. En uno de esos se encontro a Roger, el director de Wammy, quien parecía algo distraído con algunos papeles en mano. Tal como cualquier chiquillo de diez años con bastante energía comenzó a correr hasta llegar al anciano.
- ¡Roger! -Exclamó sin medir realmente el tono de su voz, por lo que sorprendió al anciano de sobremanera, haciéndole tirar accidentalmente los documentos que tenía.
- ¡Ah, Mello!... Me asustaste -Intentó agacharse un poco para poder recoger alguno de los papeles. - Anda, ayúdame a recoger -Pidió con un tono cansado, ya que le era algo difícil poder agacharse. - Te he dicho que no hagas eso
- No te enojes... -Murmuró mientras inflaba sus mejillas como reproche por el regaño. - Roger, quería saber si... -Cortó sus palabras cuando en uno de los papeles miró una foto de un niño, el mismo que había visto momentos atrás en la sala. Tomó el papel en sus manos. - Nate... -Leyó en la parte superior.
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Conceptos del amor: CAMELIA [Mello x Near] [L1]
FanfictionNuestra historia debe comenzar desde el momento en que se conocieron, ¿Cuál fue la impresión de cada uno? La intriga de saber cómo es realmente aquella persona que tanto está llamando tu atención desde el primer instante es algo que no se puede igno...