La luz apenas recordaba la habitación, ya que desde hace un tiempo, las cortinas se mantenían obstruyendo su entrada en la ventana. No era tan tarde y parecía la mitad de la noche. Lo que aún permitía que se notaran las cosas era la pantalla iluminada de la consola, aquella que jugaba Tamara porque era su turno, mientras el castaño a su lado simulaba ver la partida.
Abrazaba sus propias piernas encogidas, con la excusa de que hacía algo de frío. Llegó el momento en el que quería apoyarse en ella, pero si era sincero, había algo que le impedía ese pequeño gesto. No podía fingir que el rencor se había ido, que podía abrazarla siempre que estuviesen juntos, las cosas dejaron de funcionar así, pero sentía que era descarado de su parte decírselo.
Hasta ese momento, aún conservaba el libro, ese que Mello y Near habían encontrado, y durante ese tiempo aún no lo había leído, habían muchas cosas que lo evitaban, según él.
— Mail... Mail, es tu turno —Llamó la chica, inclinando un poco su cabeza para ver su rostro, cosa que era algo difícil porque Matt estaba mirando a lado contrario. El chico aún percibía ese sentimiento tan extraño cada vez que escuchaba su nombre, sobre todo de parte de ella, porque en su lejanía, era la voz de lo que una vez fue su hogar...
— No quiero jugar —No podía decirle que no mencionara su nombre.— Puedes usarlo aún si quieres
Ambos se hundieron en silencio, entre la culpa y el cansancio de su indecisión. Tamara apagó la consola y suspiró, seguido de una mueca.
— Te incomoda que esté aquí... ¿Verdad? —Su hermano suspiró, volteando hacia ella por un instante, porque su mirada volvió a vagar en otro lado.
— Es muy difícil para mi —Murmuró.
Ella asintió, comprendiendo a qué podía referirse. Casi copiaba la misma expresión de su rostro, como solía ser antes, cuando corrían de la mano y al mirarse sonreían igual, o cuando se enojaban e inflaban los cachetes, eran un espejo.
— La verdad es que... Prefiero que sea así. No debería tener tu confianza sólo por arte de magia —Soltó una extraña risa cansada, como el suspiro de un pecho roto.— Sé que tampoco debería estar aquí contigo... Perdóname por estar haciendo las cosas tan mal —Apretaba sus párpados con fuerza, porque no se iba a permitir llorar frente a él. Ya se consideraba a sí misma muy idiota como para dejarse ser la víctima de todo eso, no era su papel, no debía serlo.— Espero un día arreglar las cosas contigo... Q-quiero... quiero escucharte, quiero verte bien... —El mayor volteó a ella de inmediato, mirándola con sorpresa tras el golpe de nostalgia por escucharla de esa forma.
— Estabas por perder el acento —Talló uno de sus ojos, evitando las lágrimas, sonriendo de forma espontánea.
— ¡Por supuesto que no! Mi japonés aún es perfecto —Se sintió más apenada que ofendida, pero sonrió de igual forma.
— Claro que sí —Soltó con algo de sarcasmo, bastante amigable, sin dar lugar a que uno de ellos se molestara. Sonreía, y guardaba a silencio, procesando más las palabras de la chica.— Gracias por... querer hacerlo bien esta vez, pero quiero creer que aún tengo derecho a estar enojado... Has ido muy lejos con tu egoísmo —Ella asentía en silencio, reconociendo su error, pero difícilmente podía pensar en cómo quitarse esa actitud, pues seguía enojada con los demás, aún quería golpear a ese chico rubio por varias razones.— Aún así... No quiero que te vayas —Murmuró.— Quiero a mi hermana conmigo
Ella apreció con tanto cariño esa pequeña sonrisa que su hermano le dedicaba, aún si ella no lo merecía. Tamara sólo lloró en silencio, luchando internamente con su propio carácter, con su egoísmo, con todo aquello que había hecho mal y con su falta de conocimiento sobre ser una buena persona. Las lágrimas sólo se interrumpieron cuando ella entre un abrazo, se durmió. Matt aún tenía sus mejillas húmedas y después de acostarla, se limpió con sus mangas.
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Conceptos del amor: CAMELIA [Mello x Near] [L1]
FanfictionNuestra historia debe comenzar desde el momento en que se conocieron, ¿Cuál fue la impresión de cada uno? La intriga de saber cómo es realmente aquella persona que tanto está llamando tu atención desde el primer instante es algo que no se puede igno...