Capítulo seis.

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La verdad no quería tardar tanto en actualizar, pero tuve algunos contratiempos. Espero su comprensión.

Gracias a MRIYU por ayudarme con las correcciones, y Shiki1221 debes de seguir está historia hasta el final :O

¡Gracias a todos los que siguen por aquí!

[6]


Era un sábado por la mañana, Naruto no tenía mucho que se había levantado. Los síntomas del embarazo le habían hecho vomitar el ramen que cenó acompañado (y escondido de Sasuke) a las tres de la madrugada con Menma. Odiaba las agruras que le molestarían el resto del día, pero estaba muy feliz de que su hijo hubiera aceptado ponerse la ropa que especialmente había diseñado un amigo para ellos.

Caminó un poco hasta toparse con el espejo que había delante de sí. Era de cuerpo completo, tal vez dentro de sí pensó que era vanidoso, pero no pudo evitar levantarse la camisa para mirarse el estómago. No podía creer que de nuevo vida se estuviera formando dentro de sí, otro bebé suyo y de la persona que amaba. Sus mejillas se sonrojaron pensando en la reacción de su esposo, Sasuke había hecho una expresión de júbilo al saber de Menma... ¿Cómo lo tomaría esta vez?

Sin pensarlo mucho tomó su celular, quería hacer su propia secuencia de fotos. Al ser joven con su primer hijo había tenido muchos miedos y cierta parte del embarazo no lo pudo disfrutar como debió ser. Se había casado y aprendido a convivir con una persona totalmente opuesta a él, este bebé lo disfrutaría mucho más con su esposo y primogénito.

Se quitó la camisa, se posicionó en una toma para una foto con su celular cuando la puerta de la recamara fue abierta. Y por alguna extraña razón sintió como si estuviera haciendo algo malo.

—¿Qué diablos estás haciendo? — a Naruto ni siquiera le importaba que su esposo hubiera entrado sin tocar a la habitación, ni que tuviera la cara en neutralidad, sino el modo arisco con que había soltado la pregunta, como si lo hubiera pillado haciendo una travesura.

—Me tomo una... — «foto 'tteba...» terminó de decir en su mente. Sasuke había adquirido un aura tenebrosa a su alrededor, como si otra bomba nuclear fuera a caer en Japón. Sus orejas se habían puesto rojas, acción que solo pasaba cuando realmente se enojaba.

—¡¿Para qué mierda ocupas una foto sin camisa, N-a-r-u-t-o?! — cuestionó en tono rabioso y extrañamente lento, enfatizando en sus palabras la poca paciencia que tenía para no explotar de una vez. El rubio en otro momento lo hubiera felicitado por controlar un ataque de ira, pero su nombre dicho de forma tan lenta no podía significar nada bueno.

—Em, yo... — ¡Sentía escalofríos!, la respuesta tan era tan sencilla como decirle la verdad, pero se sentía tan intimidado que no hizo más que replicar como él normalmente lo haría —. ¡Qué te importa, bastardo!

—¡Soy tu esposo, imbécil!, ¡una mierda con lo demás! — exclamó sin poder contener la furia un segundo más. Oh, iba a enseñarle quien era su esposo y por qué lo era, si el rubio había creído que tener un amante era buena idea, iba a demostrarle porque él era el Rey y los demás simples capillitas.

—¡Lo sé, maldita sea!, ¡pero eso no te da derecho a invadir mi privacidad!

—¿Privacidad? ¡Ni siquiera tenía llave la puerta! — vociferó con un tic nervioso en el ojo izquierdo —. ¡Además, no es como si jamás te hubiera visto desnudo! — eso estaba rayando en lo inverosímil. Su paciencia se había ido al carajo y los malditos celos era lo único que respiraba —. ¡Dame tu teléfono!

—¡No! — ni siquiera le importaba el aparato moderno, sólo que su orgullo no le permitía doblegarse ante su esposo, es que ni siquiera comprendía su enojo, peor aún, ni siquiera sabía cómo lo había provocado.

Sasuke se le lanzo encima yendo los dos a parar a la cama, ¡Al diablo el amante!, ¡Al diablo el celular!, ¡Al diablo todo! Naruto era solamente suyo y si tenía que encerrarlo en la torre más alta de un castillo para tenerlo exclusivamente, no duraría en hacerlo. Le arrebató el smartphone de las manos para tirarlo fuera del alcance de ambos y sin más lo besó, lo besó como si fuera la única agua de su desierto.

No podía resistirse, o por lo menos a él. Después de tanto añorando un poco de aquello pensó que no estaría de más aprovechar un poco la situación, al final, era el moreno quien no había podido aguantar estar un poco más sin él, como si de verdad importara. Sin medirse derrochó sus manos por la espalda de su marido, entizando un agarre más fuerte en su trasero.

Era una batalla por hacer sentir bien al otro, siempre era así, o por lo menos Sasuke se estaba esforzando en sacarle un gemido al rubio. Pasó sus labios succionando levemente la piel desnuda del contrario, arriesgarse en perderse en su olor, su esencia y matarlo con uno de esos besos asfixiantes. Podía sentir la piel estremecerse, erizarse ante sus toques y viajar al mundo donde solo existían ellos.

—¡Papá se nos hará tarde 'ttebane! — gritó el niño de seis años frunciendo el ceño. Se había parado en el marco de puerta esperando que su pelea no arruinara el día familiar, se asustó un poco cuando el moreno se lanzó sobre el otro, pero se enojó consigo mismo por pensar en que su padre podiera hacerle daño a Naruto.

Jamás lo haría.

Además, no era la primera vez que los encontraba a ambos así. Eran demasiado precoces en ocasiones para llegar a la habitación.


...


Naruto estaba maravillado con todas las familias reunidas en el lugar. No conocía a muchos padres de ahí, tal vez a Shikamaru o a Sai, pero no se sentía cómodo ante las miradas que los demás le dirigían. ¡Nadie iba a opacar a la familia Uzumaki! Iban a ganar ese evento familiar. Menma le había explicado que era una competencia de eventos deportivos y él se encontraba en la mejor forma.

Sasuke y su hijo no sabían dónde esconderse con esos trajes tan llamativos. Absolutamente todas las miradas estaban en ellos, hasta el idiota de Shinki se había girado a mirarlo con superioridad. El pequeño frunció el ceño tomando la mano de su rubio padre y caminó con todo el orgullo que pudiera acumular en ese momento, mientras el moreno suspiraba resignado.

La vestimenta era estúpida, pero tampoco era un idiota. Naruto remarcaba su cuerpo con énfasis al llevar ese traje de licra puesto y los hombres podían darse cuenta. Él se daba cuenta de esos pensamientos turbios que los vacilaba, pues, siendo su esposo, lo sentía con más creces. Suspiró resignado, también podía notar las miradas hambrientas de unas cuantas féminas. Después se las cobraría con creces a su esposo, paciencia, era lo único que pedía.


...


Dejen comentarios, ya vamos a la mitad de la historia. Tengo que iniciar con nuevos proyectos, así que a darle, esperemos que para final de septiembre ya este finalizado :)

¡Gracias por su apoyo! ¡Tienen todo mi corazón!

LES AMO ;)

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