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En pocas ocasiones se sentía tan agobiado como en ese momento. Naruto no le dirigía la palabra si no estaba Menma entre ellos, era como si pasara de su presencia, había intentado explicar las cosas, pero sus malditos celos lo habían cegado cuando miró al ex novio de su esposo.
Había pasada la noche en la comandancia, hasta que por la mañana se presentó su hermano a pagar la fianza. Gracias a sus contactos no quedaría referencia de su estado ahí, pero las burlas se quedarían hasta la próxima navidad ¡Maldito Shikamaru y su loca esposa!, juraba que iba a hacerle pagar por la infamia.
Para empeorar la situación, la empresa donde trabaja estaba entrando en una crisis financiera que les estaba afectando a todos, su padre había tenido que empezar con el recorte de personal hasta que pudiera solucionar un tema legal con una importación mal ejecutada. Por ello la carga sobre su puesto se había hecho más grande, mientras que los problemas con su esposo lo estaban abrumando demasiado.
Quería solucionarlo de una vez por todas, pero a parte de que le había aplicado la básica ley de hielo, tenía sus dudas sobre Naruto, sabía que había metido el pie hasta lo más hondo, que había caído bajo, pero ya iban a cumplir otro mes más en ese estado y juraba que se volvería loco. Ni siquiera darse amor propio en el baño había disminuido el libido que sentía cada vez que lo miraba.
Pero sabía que mañana seria otro día donde tendría la oportunidad de tomarlo con la guardia baja.
...
—¿Papá?
—Has dicho a las diez, ¿no?
—Sí, pero...
—¿Qué, mocoso?
—Tal vez podría decirle a papá que vaya este año.
—¿Piensas que el tiene un trabajo más fabuloso que él mío?
Silencio, eso fue lo que casi lo hacía saltar el cólera. Estaba bien que su trabajo fuera en una oficina sin mucho ajetreo mas que mover hilos y tomar decisiones importantes, pero el trabajo de Naruto también ¿por qué su hijo prefería que el rubio se presentara en la escuela el día de las profesiones?
—¡Dobe! — gritó llamándolo, salió de la cocina mientras secaba sus manos con una toalla. Había estado lavando los platos de la mesa cuando escuchó y miró el semblante molesto de Sasuke ¿qué diablos le pasaba a ese bastardo? Cada día sentía que lo comprendía menos.
Escúchalo, déjalo hablar, recuerda que sus temas son más importantes que los tuyos.
—No grites, teme.
—¿Irás a la escuela de Menma?
—Sí 'ttebayo, desde ayer lo acordamos.
Y después de mucho tiempo Sasuke sintió los celos de padre, el que su esposo estuviera para su hijo le reconfortaba, pero también le picaba un poco el orgullo. Su primogénito siempre había necesitado de él, para todo, y ahora estaba ahí el rubio, tomando el papel que le correspondía como papá. Sonrió de medio lado mirándolos convivir, amaba a Naruto y no dejaría que ni nada ni nadie se lo quitara, él pertenecía a su familia y no nada más.
—¡Impresionaremos a todos!, ¡No me importa que Sai sea policía, esta vez lo aplastaremos 'ttebane! — vociferó con euforia, sentía que iba a aplastar a sus compañeros y no le importaba nada más —. ¡No como el aburrido trabajo de papá!
—¿Qué has dicho, mocoso? — Sasuke sabía que se refería a él, ¿qué iban a saber esos mocosos de seis años lo que era tener una gerencia en una empresa? La vena en su frente se remarcó con énfasis, estaba por perseguir al niño por la casa cuando la estridente risa de su pareja lo detuvo.
—¡Oh, teme! Debiste haber matado a esos niños de aburrimiento... — soltó entre risas, se había agarrado el estomago por el ligero temblar que le provocaban sus carcajadas.
—Quisiera ver que lo hagas mejor, usuratonkachi.
—Dalo por hecho, bastardo.
...
Cuando Sasuke llegó con su traje de vestir al colegio jamás se imaginó lo que iba a encontrar. Sobre la entrada estaba estacionada una motocicleta Harley con un logo que se le hacía sumamente familiar, una estrella blanca resplandecía entre el depósito de gasolina en franco izquierdo.
Entró al recinto buscando el salón de su hijo, no tardó mucho en dar con él y cerciorarse de que Naruto estaba ahí, al igual que otros padres; Sai, Kiba, Gaara... Sin embargo, nada lo preparó para verlo así, en medio de la clase estaba el rubio. Había llegado justo en el momento en que les tocaba a ellos participar.
—Y recuerden chicos ¡El castigo por lo general siempre se da después del crimen, no antes! — gritó el rubio seguido de un grito eufórico de los alumnos y suspiros de las niñas, totalmente enamoradas del hombre vestido de azul que tenía delante de la clase.
Naruto había dicho que su trabajo era ser un vengador, ¡el muy infantil se había vestido de capitán américa! Y si no fuera eso poco, el idiota traía un traje que resaltaba cada una de sus cualidades, no a todos les quedaba a la medida ese vestuario. Se maldijo internamente por no haber visto venir esa jugada, ¡qué le importaba ganar! Todos esos padres divorciados, y unos no tanto, miraban a su esposo como carne fresca.
Sin embargo, antes de estallar en furia se dio cuenta de un pequeño detalle, uno muy nimio, uno que nadie lograba ver, porque nadie conocía como él al rubio. A pesar de las franjas de colores rojos y blancas, podía notar una pequeña curva sobre el estomago de su esposo, muy pequeña... pero que tal vez le explicaría muchísimas cosas.
—Yo te doy el castigo que quieras... — susurró uno de los progenitores hacia otros compañeros sin notar que él estaba ahí.
¡Iba a matar a ese sujeto! ¡Iba a destrozarlo! Porque por muy tonto que sonora él había entendido esa referencia.
...
..
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¿Amante?
FanfictionNaruto lo único que quería era ser el mejor padre del mundo, mientras que los celos mortales de su esposo le hacen ver que sus acciones sólo son reflejo de un amante (comedia-romance). Dedicado a Shiki con todo mi corazón de fujoshi [SasuNaru].