Tiempo había pasado desde esa primera vez. La primera vez que ellos cruzaron palabra, la primera vez que él notó su existencia, la primera vez que se acercó a ella por conveniencia, la primera de muchas.
Aún no entiende como es que es tan tonta de dejarse engañar por él una y otra vez. Él cree que con su cara bonita, sus preciosos ojos, su sonrisa matadora y su actitud de macho dominante podrá lograr que ella haga lo que él quiere.
Okay, si puede. ¡Pero no debería!
Sacude su cabeza con la esperanza de alejar esos pensamientos de su mente y revisa su horario. Le tocaba música, esa era una de sus asignaturas favoritas. Además de deportes, que también le gustaba mucho.
Emprendió camino hacia su salón, pero en el camino es tomada por un brazo y arrastrada a uno de los armarios del conserje. No necesitaba ni preguntar el porqué de esa acción, ya sabia de quién se trataba y para qué era esa "reunión".
-Necesito...- Empezó, pero ella alzó una mano para callarlo, ya sabía de que iba todo esto.
-¿De qué asignatura?- Pregunta resignada.
-Historia, me va del asco, creo que esa vieja me odia.
Ella suspira y saca de su mochila lo que él le había pedido para luego entregárselo.
-Ya sabes que hacer cuando termines.
-Sí, gracias Amber.
-Alexis.- Corrige rodando los ojos.
-Sí, como sea.- Él se dispone a salir, pero hace una mueca como si recordará algo y se vuelve de nuevo hacia ella.- El otro día no pude evitar notar que me seguías, ¿por qué?
-¿Disculpa?- Pregunta ella desconcertada.
-Así es, me seguiste todo el camino a mi casa.- Explica con brevedad y la mira directo a los ojos.- ¿Por qué?
-¿Jamás te diste cuenta?
-¿De qué?
-Soy tu vecina Ethan.
-¿Estás segura? ¿No es una excusa para el hecho de que estás obsesionada conmigo.
Ella siente sus mejillas arder, sabe que se ha ruborizado pero no le importa, frunce el ceño y sacude su cabeza.
-Claro que no miento, y tampoco estoy obsesionada contigo, no eres la gran cosa.- Rueda sus ojos.
Claro que lo es, te encanta.
-¿Entonces...?
-¿Sabes qué? Déjalo, no necesito probarte nada, yo sé que no miento y si no me crees es tu problema.- Toma su mochila y se acerca a la puerta.- Regrésamelos cuando hayas terminado.
Y sin más sale del armario para por fin dirigirse a su clase, necesitaba dejar de pensar y distraerse un poco y para ello, la música le ayudaría.
Una vez en su salón, tomó asiento y espero a que llegarán sus compañeros y el profesor, los cuales no tardaron mucho entrar.
El profesor comenzó a explicar los nuevos contenidos que verían a partir de ahora pero se vio interrumpido por unos golpes en la puerta y posteriormente por está siendo abierta.
Lo único que ella pudo pensar en ese momento fue muy simple, una pregunta, cuatro palabras.
¿Por qué a mí?