Capítulo ocho.

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Ya habían pasado cuatro horas.

¡Cuatro malditas horas haciendo compras!

Alex sentía que iba a morir, sus pies la estaban matando y necesitaba descansar un poco, pero Ethan parecía no querer parar, se veía muy entusiasmado llendo de tienda en tienda. Ya cargaban con más de veinte bolsa. Habían comprado zapatos, botas, zapatillas, faldas, vestidos, blusas, jeans y más. Alex se cuestionaba en silencio, donde metería tanta ropa.

-Ahora iremos por maquillaje.- Informa Ethan con una sonrisa.

-¡No!- Grita ella. Toma la mano de Ethan, ignorando las marinos así que sentía en su estómago, y tira de él.- Tomemos un descanso, por favor.- Súplica poniendo ojitos de cachorrito.- Vamos a comer y luego seguimos, ¿si?- Pregunta haciendo un pequeño puchero.

Dulzura.

Ethan sacude su cabeza ante ese pensamiento. No, ella no era una dulzura, ella era una nerd, nada más que eso.

-Bien, vamos.- Suspira y, sin soltar la mano de Alex, comienza a caminar hacia la zona de comidas.- ¿Qué gustas comer?- Pregunta volteando a mirarla, quedando ambos realmente cerca, tanto que ambos podían sentir la respiración del otro golpear en su rostro.

-N-no lo sé.- Susurra nerviosa y sus ojos se desvían levemente hacia los labios de él.- L-lo que tú quieras.

-¿Pizza está bien?- Pregunta suavemente mirando sin disimulo alguno los labios de ella. Se veían suaves, dulces, y muy llamativos.

Sacude su cabeza para alejar aquellos pensamientos de su cabeza. No, jamás la vería de esa forma, nunca.

-S-sí, perfecto.- Tartamudea abrumada por la cercanía de él.

-Genial, vamos.- Suspira y suelta su mano para comenzar a caminar hacia una pizzeria, siendo seguido por Alex.

Al llegar  al lugar, Alex va a sentarse mientras que Ethan pide la comida. Cuando esté finalmente llega a la mesa, con una gran sonrisa y el número de la cajera en su mano, Alex estaba mirando hacia otro lado, primero, para que él no viera el dolor en sus ojos y segundo, porque lejos de ellos había una pareja, él se veía como un chico normal, sólo que traía algunos tatuajes y ella, ella era completamente diferente, su cabello estaba teñido, tenía algunos tatuajes y algunas perforaciones también.

-Quiero perforarme la nariz.- Suelta de la nada sin apartar su vista de aquella pareja.

-¿Qué?- Pregunta él mirándola con una expresión de total sorpresa.

-Lo que oíste, quiero hacerlo.- Sonríe y voltea a mirarlo.- ¿Me acompañas?- Pregunta mirándolo a los ojos.

-De acuerdo.

Alex estaba por decir algo más, pero en ese momento llegó el pedido y comenzaron a comer. Estuvieron allí unos veinte o treinta minutos, comiendo entre comentarios tontos y risas. Realmente fue un momento confortante y raro entre ellos, pero no cabe duda que a ambos les gustó.

Luego de terminar de comer, se levantan, pagan por la comida y salen del local, caminando hacia un lugar donde hacían tatuajes y perforaciones.

-¿Estás segura de hacer esto?- Pregunta él antes de entrar al local.

-Muy segura, al fin y al cabo, para eso vinimos aquí, ¿no?- Pregunta.

Ethan simplemente sonríe y ambos ingresan al local. Luego de ser atendidos y que Alex le explicará al muchacho lo que quería, la hicieron pasar a un pequeño cuarto y allí el chico le mostró que todo lo que usaría estaba perfectamente esterilizado, finalmente comenzando a trabajar.

Alex mentiría si dijera que no le dolió,  pero fue un dolor soportable, era lo que ella quería, así que valía la pena. Una vez terminado el trabajo, ella se miró en un espejo y complacida por el trabajo, le pagó al muchacho y salió al encuentro de Ethan.

-¿Qué dices?- Pregunta suavemente con una pequeña sonrisa.

-Me gusta.

Ambos se sonríen y salen del local para seguir haciendo sus compras.

-¿A dónde vamos ahora?- Pregunta ella suavemente.

-Por el maquillaje.- Sonríe y se dirigen a alguna tienda que venda maquillajes.

Luego de otras dos horas más,  Ethan finalmente estaba complacido con todo lo que habían comprado, por lo que decidió que era momento de volver a casa.

-Es hora de irnos.- Susurra suavemente con una pequeña sonrisa.

-¡Al fin!- Exclama ella exhausta.

Ambos sueltan una pequeña risita y salen del centro comercial, dirigiéndose al auto de Ethan para guardar todas las compras, subir en este y por fin irse a casa.

-¿Te soy sincero?- Pregunta él mirándola por un segundo para luego volver la vista a la carretera.

-Dime.

-Hoy la pasé muy bien.

-También yo, de verdad.- Sonríe dulcemente.- No eres tan idiota como pareces.

-Obvio que no, soy perfecto en todo sentido.

-Retiro lo dicho, si eres un idiota.- Ambos ríen por ese comentario.

-Me agradas Alex.

-Y tú a mí, Ethan.

Luego de eso, ya no hablan más hasta llegar a casa de Alex, ambos bajan y toman las bolsas, dispuestos a entrar con estas a la casa y guardarlas, pero hay un problema, algo que ellos no esperaban encontrar.

El padre de Alex esta en la puerta.

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