Con 30, soltera y virgen

Prólogo
Así es querido lector, como tus ojos lo están viendo, efectivamente a los 30 años seguía siendo virgen, nunca había tenido novio y aún vivía con mi madre. Es triste, lo sé, pero hoy mi vida es diferente, claro que tuvieron que pasar infinidades de cosas para llegar hasta aquí, así que comencemos por el principio. Mi nombre es Maya Murphy, nací en Lessford, WisellCup es el lugar más precioso que verán jamás, deben conocerlo algún día; hija de padres granjeros, la primer profesionista de la familia y la única al parecer. Mi vida escolar siempre fue excepcional y me gradué con honores para ser la próxima educadora del condado, mis padres siempre lo apreciaron mucho, aunque a la mayoría de las jovencitas de mi edad siempre les inculcaron a quedarse en casa, ayudar en el hogar y aprender a ser una buena esposa y después una buena madre.
Papá me dijo un día...
-oh bebé, tú serás grande. Algún día le demostrarás a todo el pueblo qué equivocado estaba al burlarse de ti.
Y así fue, me sentí tan reconfortada al ver las miradas de orgullo que se abalanzaban sobre mi, hasta me permití charlatanear un poco debo decir, pero todo eso cambio cuando papá murió. Él había sido el sustento de la familia, mamá no sabía hacer nada de labrado o del mantenimiento de la granja y con solamente una hija que nunca se molestó en conseguir un marido o interesarse en la labor, todo se vino abajo, decidimos vender la granja y con lo que juntamos nos mudamos a Dumbstlin. A mis 23 años, sin mi padre y con mi recién adquirido título, fui en busca de un empleo para convertirme en el nuevo soporte de la familia, fue difícil al principio pero logramos hacernos de un techo, comida y sustento.
Pero eso no es lo que quieren escuchar cierto, la triste historia de una chica pelirroja de cabellos rizados, complexión robusta, pequeña, con pecas en toda la cara y ojos verdes que no está tan mal proporcionada como lo creen...
Ésta es mi historia, ésta fue mi vida y ésa fui yo.