Capitulo 5 Cena

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Caminé a casa todavía no muy convencida de ir o no, pero la decisión en realidad ya estaba tomada, quería hablar con Steve, todavía tenía esa espina clavada dentro de mi orgullo, no quería que siguiera con esa expectativa de mi, tenía que explicarle las cosas y hacerlo entrar en razón y que supiera que en realidad no soy ese tipo de chica. Odiaba eso de mi, la opinión de la gente sobre mi imagen, mi cuerpo, mis gustos, mis pensamiento... siempre afectaba en mis decisiones, autoestima y hasta amor propio, siempre me he considerado una persona con muy poco amor propio, está mal, lo sé, pero tengo tantos complejos con mi aspecto y los comentarios de los demás no son de mucha ayuda.

-Ya llegué madre, siento la tardanza pero he estado charlando con Jenna sobre muchas cosas y... ¿mamá?-al parecer estaba hablando sola porque nadie me contestaba-¡Hola!-grité pero seguía sin respuesta alguna-¿dónde están?- seguía hablando sola mientras recorría la casa, al parecer estaba sola, subí a la segunda planta esperando verlos en los cuartos pero la casa estaba vacía-al parecer hicieron planes y no me incluyeron en ellos...-dije nuevamente a la casa vacía mientras me dirigía al refrigerador, en la puerta de éste había una nota que decía:

Maya:

Querida olvidamos por completo que habíamos hecho una recervasión para un fin de semana romántico en unas cabañas a las afueras de la ciudad por nuestro aniversario, regresamos el lunes por la mañana para comenzar con nuestras costumbres y tradiciones típicas de las fiestas, ya eres toda una persona adulta y responsable así que cuida la casa, confiamos en ti. Te amamos y lo sentimos mucho.

Mamá y Papá.

PD: No hay comida ya que sabemos que la cocina no es tu fuerte y preferimos evitar un incendio en la casa, así que dejamos dinero para que comas fuera, solamente será este fin de semana, así que sal con tus amigos y diviértete.

-Vaya que son malagradecidos, es decir, viajo tanto tiempo para poder verlos y ellos me dejan aquí sola y me lo dicen ahora y por un recado... Y encima se burlan de mis habilidades culinarias, no soy tan mala como piensan-bufé para la nada que me rodeaba dentro de la casa.

Corrí a la puerta y vi mi recado aún pegado, probablemente ellos se fueron antes de que yo saliera, la casa se veía tal y como la había dejado esta mañana así que debieron salir muy temprano, pareciera cosa del destino, como si todo se estuviese acomodando para que yo viera a Steve esta noche.

-Es cierto, por la mañana no desayuné en casa ya que iba a casa de Jenna, estaba tan metida en mis pensamientos y no me di cuenta de que no había nadie en casa...-dije pensativa- bien creo que debo empezar a arreglarme si deseo que él me vea presentable.

Subí las escaleras y comencé a reproducir un playlist de mis canciones favoritas desde que tengo memoria, revisé todos los atuendos que podía usar, saqué casi todo de mis cajones y no encontraba nada que me gustara, me acosté en la cama rendida y deprimida por no encontrar nada decente que ponerme, estaba a punto de darme por vencida -voy a terminar comprando una caja de helado y no acudiré a la cena- dije ya algo cansada, habían pasado dos horas desde que había llegado a casa, aún no le confirmaba a Jenna, así que todavía podía arrepentirme sobre ir a esa cena o no. Estaba empezando a hacer un debate mental sobre el sabor del helado que compraría cuando recordé lo que Jenna dijo: "...deberías usar ese bonito vestido de flores que te regalé y que no te has puesto".

-¡El vestido de flores, es cierto!

Comencé a buscar como loca compulsiva en todo mi closet, percheros, cajones, cajas y en todos los lugares en los que pude haber colocado el vestido que Jenna me regaló en las fiestas del año pasado. En realidad era muy bonito, era de un negro precioso, de terciopelo, con mangas largas para el frío y un escote algo pronunciado en el área del pecho para alguien con copa "D" como yo, no era muy largo, me llegaba a la mitad de la pantorrilla, era ajustado como para lucir la silueta, tenía una decoración en todo el vestido de pequeñas flores con tonalidades violeta, vino, rojo y guindo, que hacían que mi color de piel resaltara de una forma muy bonita, era de un tienda muy cara, así que lo había guardado muy bien para que no se ensuciara o estropeara. En realidad no me lo había puesto no porque no quisiera, sino porque no había tenido la oportunidad, es decir lo quería utilizar en una ocasión especial, algo que ameritaba que usara tan hermoso vestido, eso no había pasado por supuesto, aún no llegaba esa ocasión para poder usarlo.

Con 30, soltera y virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora